El Ayuntamiento de Bilbao, gobernado por el PNV, ha cancelado el concierto de C. Tangana que estaba programado para las fiestas de la Semana Grande. La cancelación se ha producido tras una campaña de presión de Podemos en la capital vizcaína.
El argumento para retirar del cartel este concierto ha sido que las canciones del cantante madrileño incluyen letras despectivas contra las mujeres. O sea, se le señala por machista. Pero eso equivale a suponer que lo que expresa en sus temas es necesariamente lo que él piensa, y no una recreación artística.
Más casos
El debate sobre la corrección política y la censura en la cultura se arrastra desde hace tiempo. El año pasado, cuando algunos colectivos feministas hicieron listas de escritores que, a su entender, no deberían estudiarse en los colegios, Vargas Llosa denunció la existencia de una "ofensiva antiliteraria y anticultural".
El caso de C. Tangana reaviva una polémica que ha tenido otros precedentes este mismo verano, como la cancelación de un concierto de Pedro Pastor en las fiestas de Madrid o la prohibición de bailes de reguetón en las playas de Calpe. Este tipo de episodios han sido utilizados por los partidos para cruzarse acusaciones.
El ministro
Ahora, el ministro de Cultura se ha mostrado condescendiente con el veto a C. Tangana: "Aunque creo en la libertad de expresión, al estar relacionado con temas de género, entiendo que haya reticencias". En contra de José Guirao y de la posición de Podemos en Bilbao se ha pronunciado Pablo Iglesias, que ha asegurado que le parece "vergonzoso" que se prohíba actuar al músico.
El problema, más allá de la caza de brujas a que puede dar pie la obsesión por este tipo de escrutinios, es que el primer empresario cultural en España sigue siendo la Administración. Y como son las instituciones las que, en función del partido gobernante, tratan de establecer su canon de lo correcto, imponen una criba que debería estar más en manos del sentido común -y, llegado el caso, de los jueces- que de los políticos.