Ciudadanos asumirá el liderazgo de una lista de coalición con el PP en Cataluña a cambio de que los liberales adquieran un papel secundario en el País Vasco y en Galicia. Como hoy cuenta EL ESPAÑOL, se trata de una medida en la que el centroderecha, al fin, cerraría filas para tratar de romper el bloqueo del separatismo al frente del Govern.
Conviene resaltar que quien ganó las últimas elecciones en Cataluña, Inés Arrimadas (36 escaños), no sería cabeza de cartel de esta coalición preelectoral, y que todo apunta a que, con este pacto, se vaya consolidando el liderazgo autonómico de Lorena Roldán.
Ostracismo
La realidad es la que es, y por eso es más que inteligente que el PP catalán (4 diputados en las autonómicas de 2017) se subsuma dentro de una lista en la que Ciudadanos tendrá la última palabra, y no sólo por ser la formación más votada, sino porque elecciones tras elecciones, los populares catalanes han quedado orillados en el ostracismo.
Aunque aplaudamos esta entente del centroderecha, resulta evidente que llega tarde. Por esos errores pasados, las costuras del Estado han sido puestas en almoneda por el separatismo, por ejemplo cuando las diferencias en la anterior legislatura propiciaron que la formación naranja fuera irrelevante en la Cámara Alta.
PSC y Vox
No obstante, esta operación entraña riesgos evidentes, y es que deja espacio al PSC -que prácticamente augura el tripartito con ERC y los comunes- y algo a Vox, que tiene vía libre para usar el Parlament como caja de resonancia de sus posturas maximalistas.
La ausencia -hasta ahora- de un centro decisivo ha llevado a la política española a un tensionamiento excesivo, que ha dejado vía libre a los desmanes del Gobierno de coalición y a la coacción separatista. Con esta medida, y como ha dejado patente el precedente de Navarra Suma, los populares pueden ir rearmándose en Cataluña y Cs puede ir creciendo en el País Vasco o en Galicia, donde apenas tiene presencia. Se mire por donde se mire, nos puede beneficiar a todos.