Aunque Joe Biden parte como favorito en las elecciones que EEUU celebra este martes, Trump no sólo ha remontado en los últimos días, sino que ha añadido más incertidumbre a la jornada al anunciar que no está dispuesto a aceptar depende de qué resultados, escudándose en la complejidad del recuento.
Aunque las diferencias entre ambos candidatos en aspectos como la política internacional o la economía no son sustanciales, sí lo son en el plano de las relaciones diplomáticas. La victoria de Biden conllevaría una relativa tranquilidad en ese ámbito. Contribuiría a recuperar la relación con sus socios europeos y a rebajar la tensión geopolítica en el resto de escenarios.
La OTAN
Las continuas amenazas de Trump de abandonar la OTAN, por considerarla un gasto innecesario, redundan en la propia vulnerabilidad de Occidente. Biden no es ni mucho menos un atlantista -en puridad tampoco lo fue Barack Obama-, pero la salida del Reino Unido de la UE, principal interlocutor con Washington, podría verse amortiguada por alguien con un talante más conciliador en la Casa Blanca. Especialmente en un momento en que Europa sufre tanto los embates del yihadismo internacional como las amenazas de la Rusia de Putin.
Donald Trump ha hecho de la autarquía y de la guerra comercial una de sus bazas. Con sus aranceles -que han afectado a productos como el vino o el aceite de oliva español- ha utilizado las relaciones comerciales para sacar ventaja política con la UE, un supuesto socio, y con China, un rival real.
Modelo populista
Por otra parte, con Biden en Washington, los partidos populistas europeos perderían a su gran referente, un hombre desacomplejado que gobierna a golpe de tuits. En una Europa puesta en cuestión por el nacionalismo autoritario en países como Polonia o Hungría, Trump es una inspiración. En España, el líder estadounidense tiene su réplica en Vox.
Si atendemos al trazo grueso con el que Trump ha llevado las riendas de su país, su mandato queda definido por el desprecio a las más mínimas reglas diplomáticas y por una concepción simplista de la realidad que lo ha llevado a cabalgar contradicciones -como en la gestión del virus, hasta que cayó enfermo- y escándalos -su equipo de asesores ha sido el más inestable e indiscreto que se recuerda en la Casa Blanca-. Así, más allá del escepticismo y de las dudas que también genera, Bruselas y Madrid deben contemplar a Biden como la mejor opción.