Sin haberse calmado los ecos de las manifestaciones con las que viene despachándose el vicepresidente Pablo Iglesias, un envalentonado Pablo Echenique ha interpretado este jueves la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado como el inicio fáctico de un cambio de régimen. "Rabiosos: esto es solo el aperitivo", fue la máxima con la que celebró el trámite de las Cuentas en el propio Congreso de los Diputados.
Es verdad que tan sólo hay que asistir a las andanadas en redes sociales del portavoz de Podemos para colegir su estilo bronco: pero de ahí a amenazar en el Parlamento con que las medidas que aprobará el bloque de izquierdas sólo son el preámbulo de lo que han de "digerir" la oposición y la mitad de los españoles en los próximos años, media un abismo. Algo que da idea del plan del socio del PSOE.
Descalificaciones
A lo largo de nuestra Democracia ha habido broncas políticas de órdago, pero el descaro con el que Echenique ha desplegado sus descalificaciones al Partido Popular, Ciudadanos y Vox demuestra su convencimiento de que ahora comienza una "nueva era" -en palabras de Rufián-, en la que asoman claramente los peores tics del revanchismo.
Echenique ha cruzado este jueves todas las líneas rojas, incluso se ha jactado de que el Ejecutivo va a legislar contra la mitad de España mientras demonizaba a la oposición y la motejaba de antidemocrática y golpista. Y eso mientras se abraza a los proetarras de Bildu y a ERC, que insiste en volver a dar un golpe en Cataluña. Ni en los debates más agrios que se recuerdan se ha visto algo similar, y eso que hay actas donde elegir.
Pirómano
Lo menos edificante de todo no es ya que Pablo Echenique no rectifique ni que su partido le llame al orden, sino el silencio del PSOE ante un lenguaje y unas actitudes extremistas que le arrastran irremediablemente hacia la esquina del tablero. Se diría que todos ellos han asumido que sostener al Gobierno pasa por alimentar la tensión, la polarización y el enfrentamiento.
Es doloroso que cuando España precisa de más consenso y de una clase política más serena para abordar los retos que nos aguardan, haya quien se dedique a actuar como pirómano para enrarecer y hacer irrespirable el ambiente. Por otra parte, si tras ganar holgadamente una votación crucial alguien se comporta con ese rencor y absoluta falta de generosidad, da vértigo pensar cómo actuará cuando pierda.