Después de descartarlo en reiteradas ocasiones, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, disolvió ayer las Cortes, adelantó las elecciones al 13 de febrero y revistió de remodelación de gobierno el cese de los cuatro consejeros de Ciudadanos. No se ha salvado ni la responsable de Sanidad, Verónica Casado, pese a estar la región inmersa en la sexta ola del coronavirus y con la incidencia acumulada más alta desde febrero.
El adelanto electoral no es una sorpresa. Hace justo una semana, EL ESPAÑOL aventuraba esa posibilidad. A la creciente tensión en la vida parlamentaria y entre socios de Gobierno se une la irrupción de la plataforma España Vaciada, que podría coger impulso con el paso del tiempo. El PP pretende afianzarse antes de que arraigue y de que agrupaciones como Por Ávila sirvan, a su juicio, de palanca para el PSOE.
Pero hay otra clave en esta convocatoria: la necesidad del PP nacional de sumar victorias para Pablo Casado en el camino que ha trazado hacia la Moncloa. Teodoro García Egea tiene la experiencia muy presente del espaldarazo que supuso el triunfo de Díaz Ayuso en las madrileñas. La siguiente baza podría ser un adelanto también en Andalucía.
En cualquier caso, la jugada de Mañueco es arriesgada. Será la primera vez que los castellanoleoneses tengan que votar por separado en las municipales y en las autonómicas. No es un hecho menor para el PP y genera nerviosismo en sus filas. Temen que el amplio apoyo que reciben tradicionalmente en las zonas rurales se diluya y que el voto municipal no tire del autonómico.
Cara o cruz
Resulta difícil pronosticar qué cara ofrecerá la moneda lanzada al aire por Mañueco. Pero es fácil de comprender la reacción del vicepresidente Francisco Igea, del que el PP recelaba, que conoció su cese y la convocatoria de elecciones en medio de una entrevista radiofónica.
Está claro que las formas elegidas por Mañueco distan de ser las mejores. Y, es más, el propio Estatuto castellanoleonés dice que el presidente " podrá acordar la disolución anticipada de las Cortes", pero "previa deliberación de la Junta". Algo que, a tenor de las declaraciones de Igea, no se ha producido.
Con sus luces y sus sombras, el PP y Mañueco han marcado una ruta clara para Castilla y León. Casado se juega mucho en su primera gran batalla por la Moncloa. Y su suerte se disputará, veremos en qué medida, en si sale cruz o sale cara en Castilla y León.