Hoy viernes empieza una de las campañas electorales más decisivas de los últimos años. Andalucía nunca ha sido una comunidad menor. Pero las circunstancias han hecho que los comicios autonómicos del próximo 19 de junio cobren aún más importancia y que estén siendo analizados como el inicio de un ciclo político que continuará con las elecciones valencianas y, en mayo de 2023, con las municipales y el resto de las autonómicas, salvo Cataluña, Galicia y el País Vasco.
Todos los sondeos, incluido el frecuentemente díscolo CIS, apuntan a una victoria clara de Juan Manuel Moreno Bonilla. En la entrevista que publica hoy EL ESPAÑOL, el presidente andaluz manifiesta su voluntad de conseguir una mayoría suficiente que le permita gobernar sin el apoyo de Vox, al que considera una criatura del PSOE que le permite a los socialistas movilizar voto alentando el miedo a la extrema derecha.
El órdago de Juanma Moreno, que ha logrado desplazar al PSOE andaluz del centro para ocuparlo él con unas políticas económicas y sociales que poco o muy poco rechazo pueden provocar en el votante socialista medio, decidirá sin duda alguna la suerte de España durante los próximos años.
Porque una victoria holgada del PP que le permitiera gobernar en solitario, o con el apoyo de Ciudadanos, pero sin necesidad de Vox, sería demoledora para las esperanzas de un Pedro Sánchez que ha fiado buena parte de su estrategia política a la posibilidad de que los de Macarena Olona entren en el gobierno andaluz.
Sin esa amenaza en el horizonte, y con un PP en ascenso en los sondeos, a Sánchez se le pondría muy cuesta arriba revalidar su mandato. Especialmente a la vista de que, sin Andalucía, Sánchez se quedaría sin apoyos internos en comunidades importantes. Porque ni Guillermo Fernández Vara en Extremadura, ni Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, ni Javier Lambán en Aragón pueden considerarse en sentido estricto "hombres" de Sánchez.
Sevilla, ahora feudo popular
Un detalle no ha pasado desapercibido durante estas primeras horas de campaña. Mientras Moreno Bonilla y Juan Marín, candidato de Ciudadanos, han iniciado su campaña electoral en Sevilla, feudo socialista y de Juan Espadas, este lo ha hecho en Jaén, el último refugio de un PSOE que aparece ya en varios sondeos por detrás del PP en las ocho provincias andaluzas (e incluso por detrás de Vox en alguna de ellas).
El detalle, menos anecdótico de lo que puede parecer a primera vista, es simbólico del profundo cambio social y político vivido en apenas tres años y medio por una sociedad andaluza a la que parecía imposible desligar del PSOE, el partido que gobernó en la comunidad durante casi cuarenta años con resultados muy mejorables.
La única alternativa a un gobierno de Juanma Moreno en solitario o en compañía de Vox sería uno de Espadas con ese conglomerado de pequeños partidos de extrema izquierda agrupados en la coalición Por Andalucía (compuesta por Podemos, Más País, IU, Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz) y con Adelante Andalucía, encabezado por la expodemita díscola Teresa Rodríguez.
Un 'efecto Olona' desbravado
Ciudadanos está, por su parte, condenado a una lucha titánica contra el achicamiento de ese espacio de centro provocado por la polarización del escenario político español. Su labor en Andalucía ha sido excelente, y ahí están los buenos resultados económicos y laborales de su coalición con el PP. Pero esos resultados servirán de poco frente al declive de la marca Ciudadanos, provocado tanto por errores propios como ajenos.
Con un socialismo desmotivado y cuyo candidato carece de tirón electoral, una extrema izquierda fragmentada y un Ciudadanos en lucha contra su propio destino, el único riesgo para Moreno Bonilla lo representa Vox. Un Vox que esperaba un 'efecto Olona' bastante más espumoso que el que están arrojando los sondeos.
Y de ahí que una victoria clara de Moreno Bonilla en Andalucía pueda ser el punto de partida para un ciclo virtuoso del PP por partida doble: en su batalla contra el PSOE y en su lucha contra el populismo de un Vox cuya entrada en el gobierno andaluz sería tan dañina para los andaluces como lo ha sido para todos los españoles la entrada de Podemos y sus socios en el Gobierno nacional.