El único cara a cara de la campaña electoral, que se celebrará hoy a las 22:00 horas en Atresmedia, tiene todos los visos de convertirse en uno de los debates más decisivos de la historia de nuestra democracia.
Y eso porque tendrá lugar en un contexto inédito de reforzamiento del bipartidismo, propiciado por el planteamiento plebiscitario del 23-J, el empuje de los dos grandes partidos en pos del voto útil y el efecto del sistema electoral en el reparto de escaños. Especialmente en las circunscripciones más pequeñas, donde el distanciamiento con la tercera fuerza será determinante para la magnitud de la ventaja que pueda sacar el ganador.
Como analiza hoy EL ESPAÑOL a partir de los datos de SocioMétrica, PP y PSOE sumarían en las próximas elecciones generales un total de 246 escaños. Es decir, que el bipartidismo obtendría 37 escaños más que en los comicios de 2019, una cifra que no se superaba desde 2011, cuando sumaron 296.
El cara a cara de hoy puede decidir las elecciones también por su encaje dentro de la evolución de la campaña. De momento, la de Pedro Sánchez (prodigarse en los platós y salir relativamente airoso de los escrutinios de la "derecha mediática") se está demostrando acertada desde el punto de vista estratégico. Así se desprende del último sondeo de SocioMétrica, según el cual el PSOE sigue recortando distancias y crece seis escaños.
No obstante, Alberto Núñez Feijóo sigue aventajando a Sánchez en 30 diputados. Aunque el PP ha caído dos escaños en una semana, se encuentra en su máximo histórico desde 2016.
De ahí que el PSOE esté pretendiendo neutralizar el entusiasmo del PP ante un factible tsunami azul con su propio optimismo. Ferraz está urdiendo con su argumentario una épica de la remontada que engarza con el "manual de resistencia" idiosincrásico de Sánchez, con la concurrencia de un CIS puesto al servicio de la materialización de este relato.
No en vano, del hecho de que Sánchez haya despejado su agenda durante los últimos cuatro días, para centrarse en preparar el mano a mano, se desprende que el presidente entiende este debate como la última de las apariciones en el marco de su ubicua presencia en los medios durante la campaña y la precampaña.
Feijóo, que no ha hecho lo propio, ha reconocido que a Sánchez "se le den mejor los platós". Lo cual avala que es consciente de que su rival es hábil en la arena mediática, y que un tropiezo puede hacer que su ventaja sobre el PSOE siga reduciéndose.
Al mismo tiempo, tal y como admitieron a este periódico fuentes del partido, al PSOE no se le oculta el riesgo que puede suponer un exceso de confianza y una actitud demasiado avasalladora por parte de un Sánchez que pueda mostrarse desesperado. Ante la eventualidad de que la batalla dialéctica degenere en una guerra sucia con golpes bajos, Feijóo optará por un tono más comedido, con el objetivo de ganar el cara a cara "en las formas".
En cualquier caso, con esta estrategia de la guerrilla mediática (y sumándole el efecto galvanizador sobre su electorado de los comprometedores pactos municipales y autonómicos entre el PP y Vox), los socialistas esperan seguir impulsando la aparente movilización de los votantes indecisos.
Pero saben que por muy ambicioso que sea el margen de mejora, la ausencia de una suma alternativa a la de PP y Vox sólo les permite aspirar a forzar una situación de bloqueo, que ha hecho volver a planear el fantasma de la repetición electoral.
Por eso el PP está insistiendo en la verosimilitud de un gobierno en solitario, e incluso alentando que "la mayoría absoluta no es imposible". El objetivo es lograr más diputados que toda la suma de la izquierda, un escenario que no parece descabellado a la vista del sostenido declive de Vox y del trasvase de sus votos (un 13,7%) hacia el PP.
Previsiblemente, Feijóo intentará también hoy invertir el discurso del PSOE, vendiendo la credencial de un gobierno monocolor que dé estabilidad, frente a los constantes enfrentamientos y parálisis del Gobierno de coalición. Y que permita a los españoles ahorrarse las polémicas concesiones a la ultraderecha que hemos visto tras el 28-M.
El reto de Feijóo en este debate, para lograr la gran ventaja sobre el PSOE a la que aspira, será aunar en un mismo discurso (tomando como referencia a Juanma Moreno) la seducción de los socialistas descontentos con Sánchez y la persuasión a los potenciales electorales de Vox para votar en clave de utilidad.
Aunque Sánchez y Feijóo ya se han medido más veces, será la primera vez que debatan en igualdad de condiciones, porque ahora también el presidente tendrá el tiempo tasado.
Para el que va en cabeza en los sondeos, no perder sería tanto como ganar, teniendo en cuenta que tras el cara a cara todavía quedarán once días de campaña. Si el debate brinda a Sánchez una gran oportunidad para cerrar la brecha con el aspirante, a Feijóo le ofrece la de distanciarse definitivamente.