Al día siguiente de las elecciones catalanas, el Rugido de EL ESPAÑOL se tituló Salvador Illa triunfa en una Cataluña más parecida al resto de España. Este aserto sigue siendo cierto, pero si ahora la demografía electoral catalana es más equiparable a la del resto del país es en comparación a lo diferentes que han sido hasta ahora las percepciones en Cataluña y fuera de ella. Y que esa divergencia se haya reducido no significa que haya desparecido por completo
Así se pone de relieve en la encuesta de SocioMétrica que publica hoy EL ESPAÑOL, y que arroja una lectura ambivalente de las últimas elecciones catalanas. Un 47% de españoles valora satisfactoriamente los resultados del 12-M, mientras que sólo el 27% de catalanes ve "bien" o "muy bien" el reparto de escaños salido de las urnas el pasado domingo.
Es comprensible que una misma realidad se mire desde dos ópticas diferentes dependiendo de la procedencia de los encuestados. Lo que es objetivo es que se trata de la primera vez que el soberanismo no ha reunido la mayoría absoluta en el Parlament, tanto en su forma nacionalista como en su versión independentista. Por eso, es razonable que en el resto de España la rotunda victoria de Salvador Illa se haya recibido con gran alivio.
Es mérito de Illa haberse labrado una imagen conciliadora y cultivado un estilo político templado y dialogante, que ha sido bien recibido de forma transversal por lo inusual que resulta en la encanallada vida pública española. Prueba elocuente de que muchos españoles han entendido como un mal menor el triunfo de un constitucionalista es el 24% de votantes del PP y el 12% de Vox que se muestran satisfechos con su victoria.
Resulta igualmente razonable, no obstante, que la pregunta formulada por SocioMétrica no obtenga la misma respuesta en Cataluña (es decir, entre quienes han participado en la votación o se han visto afectados por ella directamente) que fuera de la región.
Esto explica que en Cataluña únicamente les parezca "bien" o "muy bien" la victoria de Illa a quienes han ganado igualmente con su victoria. Es decir, a los que votaron por él y a una parte de los abstencionistas y a una pequeña parte de los votantes de otros partidos, mientras que la mayoría de los que se han decantado por otras opciones o se han abstenido no pueden mostrarse tan contentos.
No se puede pasar por alto, además, que el PSC, pese a su gran progresión, apenas logró recabar el 28% del voto. Y ello en unas elecciones con una participación del 58%, lo que supone que Illa sólo ha obtenido el voto del 15,89% del censo. Es innegable que el líder del PSC ha sido el artífice de una gran victoria, pero también que su base social es relativamente pequeña.
Que Illa no pueda aún esgrimir una mayoría social sólida de gobierno indica que no le va a ser nada fácil armar una mayoría parlamentaria para intentar su investidura. Entre otras cosas, porque está por ver que las bases de ERC asientan a que sus diputados sumen sus votos a los del PSC.
De ahí la otra divergencia notable que certifica el sondeo de SocioMétrica: la mayoría de españoles cree que Illa será investido president, mientras que son mayoría los catalanes que pronostican un bloqueo y una repetición electoral.
En lo que sí coinciden prácticamente las mayorías española y catalana es en la certeza de que el PSOE no va a imponer la investidura de Carles Puigdemont como president: un 58% en Cataluña y un 56% en el conjunto de España.
Esta percepción compartida coloca a Feijóo en una postura un tanto desairada. Porque el líder del PP se ha mostrado convencido de que Sánchez va a darle el Govern de la Generalitat a Puigdemont a cambio de que no le retire su apoyo en el Congreso de los Diputados. Es muy sintomático en este sentido que un 32% de votantes del PP no se crean el escenario dibujado por Feijóo. Como también lo es la abrumadora mayoría de españoles (casi un 79%) y de catalanes (un 78%) que está persuadida de que el prófugo no cumplirá su promesa de abandonar la política.
Que el desequilibrio entre bloques en el Parlament se haya resuelto a favor del constitucionalismo supone una inequívoca buena noticia. Pero el hecho de que el 71% de españoles y más del 85% de catalanes rechacen el triunfalismo del PSOE, que entiende que el procés ha sido enterrado definitivamente, debería servir para moderar el optimismo de quienes han podido hacer una lectura demasiado complaciente de los resultados del 12-M. Del programa de gobierno que salga de la eventual investidura del candidato a president dependerá que la satisfacción con lo ocurrido en las elecciones catalanas se vea o no refrendada en la práctica.