1. Que la infanta sólo pisará la cárcel cuando visite a su marido.
2. Que eso no deja de ser un saludable cambio de paradigma. Porque hace apenas unos años, la monarquía pensaba que las cárceles eran creaciones literarias o cinematográficas, como el Halcón Milenario o los xenomorfos de Alien. Cosas de esas con las que nunca te toparías en la vida real.
3. Que es posible ser condenado a seis años y tres meses de cárcel por haberte aprovechado de tus vínculos con una de las principales instituciones del Estado sin que la persona que te vincula con esa institución salga manchada en lo más mínimo.
4. Que la justicia es ciega y también un poco monárquica.
5. Que media España sabía desde hace meses que la infanta iba a ser declarada inocente. Se ve que esto del derecho es mucho más fácil de lo que nos vende la literatura… al menos cuando la imputada es miembro de la Casa Real.
6. Que se puede ser infanta, egresada del colegio Santa María del Camino de Madrid, licenciada en políticas por la Complutense, máster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Nueva York y trabajar en uno de los mayores bancos de España y que eso de las finanzas domésticas te lo siga llevando tu marido porque a ti los números no se te dan bien.
7. Que ojalá nos saliera a todos tan rentable como a la infanta Cristina lo de vivir en las nubes. Y a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Y que cuando un tonto se equivoca siempre a su favor, igual no es tonto sino listo.
8. Que es imposible oír el latiguillo “el sindicato…” sin que te venga a la cabeza de inmediato la coda “…ultraderechista Manos Limpias”. ¡Ni que fuera una conga!
9. Que gracias a José Castro, el instructor del caso Palma Arena, las expresiones “estar cantado” o “no cortarse (un pelo)” han pasado a formar parte del vocabulario jurídico especializado. No hubo tanta suerte con los términos “fliparlo mogollón” y “esto es un carajal de la hostia”, que quizá corran mejor suerte en futuros casos del magistrado Castro.
10. Que a Urdangarin lo insultaban en las panaderías de Pedralbes. Que te insulten en Barcelona no tiene nada de sorprendente: el estado natural por defecto del catalán es la amargura vital y el resentimiento respecto al universo entero. Pero que el marido de la infanta fuera a comprar personalmente las chapatas para el desayuno… eso ya no cuela ni hartos de grifa.
11. Que nadie ha hecho más por la profesionalización y la modernización de la monarquía que la infanta Cristina y su marido. En el mismo sentido en el que nadie ha hecho más por el descubrimiento de la vacuna contra el ébola que la mera existencia del ébola.
12. Que la sentencia ya estaba dictada hace años. Concretamente, desde junio de 2015, cuando Felipe VI revocó el título de duquesa de Palma a su hermana.
13. Que el caso Nóos no ha sido más que la punta del iceberg de la guerra civil desatada en la Casa Real y que enfrenta a la vieja casta, capitaneada por el rey Juan Carlos y sus asesores y que habría dado supuestamente el visto bueno a las actividades de la infanta y su marido, y la nueva generación, encabezada por Felipe VI y la reina Letizia.
14. Que el champán nunca le va a saber a Letizia mejor que hoy. Aunque mejor le habría sabido si la sentencia hubiera sido más contundente.
15. Que las sentencias judiciales son el negativo perfecto de unas elecciones. Mientras en las segundas todo el mundo gana, con las primeras nadie queda nunca contento.
16. Que Dios nos libre de la justicia del pueblo. Y de la de Twitter.
17. Que maldito el país en el que la pena de telediario es la única con la que se puede castigar a según qué personajes.
18. Que la pena de telediario existe. Pero que sin televisión, la monarquía no duraba ni dos horas en este país.
19. Que Marhuenda odia al juez Castro.
20. Que las revoluciones que cambian la faz de la Tierra en 24 horas sólo ocurren en las películas de ciencia ficción. Pero durante los últimos doce meses una infanta se ha sentado en el banquillo de los acusados y eso indica que ya queda menos para que la justicia sea verdaderamente ciega en este país.
21. Que una abrumadora mayoría de los condenados por delitos de corrupción en España siguen siendo hombres, lo cual sólo deja dos opciones. O las mujeres son genéticamente inmunes a la corrupción o la frase “yo en tema de números lo que diga mi marido” empieza a cantar como una almeja.
22. Que las redes sociales no aciertan ni cuando se equivocan. Muchos especulaban con que hoy se intentaría tapar la sentencia del caso Nóos con noticias de Venezuela y a la hora de la verdad todas las televisiones y los medios de prensa españoles han estado pendientes de los mil folios de la sentencia de la Audiencia de Palma.
23. Que la infanta ya puede volverse tranquilamente a Suiza y no volver a pisar jamás este país… salvo para visitar a su marido en el cárcel. Si la pisa. Habrá recurso al Tribunal Supremo en menos de cinco días.
24. Que las sentencias ejemplarizantes sólo parecen aplicarse cuando el condenado es un patán por algún chiste idiota sobre ETA en Twitter.
25. Que por muy decepcionante que sea la sentencia para que aquellos que fantaseaban con la posibilidad de ver a la infanta entrar en la cárcel como inquilina y no como visitante, este juicio acerca un poco más la posibilidad de que algún día un miembro de la Casa Real acabe entrando en la cárcel como inquilino y no como visitante. Y eso es ver el vaso medio lleno.
*** Cristian Campos es periodista.