SÍ. El lío catalán se ha convertido en una historia de osos y en un diálogo de besugos. En la enumeración, también podríamos hablar del oso del madroño, que es Madrid, donde unos omnívoros vienen para comer y otros simplemente para declarar. También cabría referirse a Masha y el Oso, la serie de dibujos animados conocida por padres y abuelos de niños pequeños. En versión catalana, se llamaría Mas y el Oso. Mas, por Artur, el expresidente que, como la niña protagonista que da nombre a la serie, ha puesto todo patas arriba.
De entre todos los plantígrados que habitan la fauna ibérica de España, el oso Junqueras se perfila como el gran triunfador de esta gran pelea que asuela España. No sé si Tous venderá muchos osos esta Navidad, preocupados como están los dueños por antiguas veleidades con separatistas, pero no me cabe la menor duda de que pasadas las fiestas navideñas el líder de ERC se sentará en el Palau de la Generalitat. Así será salvo que los barrotes de una celda se lo impidan o se suspendan las elecciones.
Oriol Junqueras, con diferencia, es el más inteligente de todos. Su aspecto de oso bonachón, su entonación pausada, sus lentos movimientos paquidérmicos, con ese toque de debilidad, más que aspereza, debido a su problema en los ojos, despiertan confianza en la corta distancia.
Así ha sucedido en su fugaz paso por la Audiencia Nacional, el jueves pasado. Una visita que podría considerarse triunfal de no ser porque, tras responder sólo a su abogado, desfiló en un furgón de la Guardia Civil, Génova abajo, camino de la cárcel de Estremera, dejando a mano izquierda la sede nacional del Partido Popular. ¿Es verdad que líderes y empleados del PP se apostaron tras las grandes cristaleras tintadas del edificio popular para ver desde las alturas la salida de los presos preventivos?
Según ha sabido este preguntón, Oriol Junqueras apeló en la Audiencia a su condición de hombre de paz para rechazar cualquier incitación a la violencia en los sucesos en Cataluña. Aludió a sus profundas creencias religiosas como católico, “yo soy muy creyente”, dijo, para defender su inocencia y mostrar su desprecio por la incitación al odio.
Junqueras fue el más “humano”, incluso “enternecedor”. Santi Vila, el conseller que dimitió la noche anterior a la declaración de la República Independiente Catalana, fue el más “cínico”. Romeva y Mundó, los más “bordes” y “desagradables”… Así los enjuiciaba uno de los presentes en la sala.
¿Junqueras tierno? Seguramente es la ternura que despierta el oso si no conoces sus hechos, capaz de liquidar a los oseznos que encuentra en el camino si duda de su paternidad y filiación (en este caso, independentista). Esquerra Republicana de Cataluña, con Junqueras al frente, está decidida a convertirse en el partido hegemónico catalán. El anuncio este sábado de que no concurrirá a las elecciones del 21 de diciembre si no son puestos en libertad los llamados “presos políticos” hay que entenderlo en cuatro claves: 1) Aparcar más aún al huido Puigdemont; 2) Sacar a su líder Junqueras de la cárcel y ponerse la medalla –si lo consiguieran- de la liberación de los Jordis; 3) Presionar para que Carmen Forcadell no se enviada el próximo jueves a prisión, en la cita que tiene en el Tribunal Supremo en Madrid; y 4) Impedir que Ada Colau se quede con la bandera de “presos a la calle".
Si Junqueras es el gran oso político catalán, la alcaldesa de Barcelona es la osa más hábil y peligrosa, capaz de lo uno y de lo otro, de defender esto y lo contrario. Dicen que las osas copulan con todos los osos que encuentran para proteger así a sus futuros oseznos: llegado el caso, hacen creer a cualquiera que puede ser el padre de las criaturas. Pues Colau hace lo mismo, pero con ella: se protege a sí misma con su reversibilidad política.
De los sucesos del jueves en la Audiencia Nacional hay una parte positiva, por embarazosa que resulte políticamente: la independencia del Ministerio Fiscal. ¡Menos más que los fiscales están al servicio del Gobierno, porque si no…! Enviar a ocho miembros del Govern a la cárcel con unas elecciones convocadas a un mes, el 21-D, es un tiro ahí, donde más duele, a la estrategia de Rajoy, quien presentó los comicios como lubricante contra el dolor del artículo 155. Sólo al peor enemigo del presidente del Gobierno se le habría ocurrido presionar al fiscal general del Estado, José Manuel Maza, para que mandara a prisión a los ocho secesionistas en tales circunstancias.
Aquí la Justicia ha actuado con la venda puesta. Si el Ministerio Fiscal no hubiera pedido prisión incondicional para Junqueras y compañía, la juez no habría tenido facultad para encarcelarlos. Desde luego si Rajoy controla a Maza y éste actúa así, de manera tan letal para el 21-D, es que Rajoy es también un oso, pero de los tontos, como el oso Yogui.
La cita con la Justicia no ha acabado aún. El 9 de noviembre la expresidenta del Parlament, Forcadell, tendrá que presentarse en el Tribunal Supremo de Justicia como parada previa para la cárcel de las chicas en Alcalá de Henares. Si los Jordis están en el trullo así como el devoto Junqueras y los otros siete consejeros, Forcadell no puede quedar libre al haber sido ella quien desde la Presidencia del Parlament lo impulsó todo.
Puigdemont, el exiliado, ya es un cero a la izquierda. Está muerto y quizás no se ha dado cuenta. El propio Santi Vila, según ha sabido este preguntón, declaró en la Audiencia Nacional que el president estaba decidido a convocar elecciones anticipadas el 20 de diciembre, pero no se atrevió y el mismo día declaró la República Independiente. Según Felipe González, la huida a Bélgica es “pura cobardía” y ha dejado así a los pies de los caballos a sus consejeros. ¡Quién fue hablar! El presidente X que no se enteró de que el Ministerio del Interior creó el GAL, por lo cual su ministro del Interior, Barrionuevo, terminó en la cárcel.
Puigdemont, si sigue así, acabará en el cuadro de honor del president más tonto: proclamas la república y la independencia y acto seguido abandonas tu país y pides refugios en una monarquía. Pero el colmo de la estolidez puede ser el resultado de las próximas elecciones catalanas: si han huido de Cataluña, además de su president, 2.500 empresas que representan más del 30% del PIB catalán; si en octubre el paro en Cataluña subió el doble que en España; si la previsión para 2018, de seguir la deriva, es que la región más próspera de España tendrá crecimiento nulo…
Pues si estas son las consecuencias de la fiebre independentista y los catalanes votan mayoritariamente por el separatismo, no es que sean tontos, es que quieren suicidarse. Habrá que leer mientras tanto la tesis doctoral de Manuel Azaña, publicada en 1900, titulada La responsabilidad de las multitudes.