SÍ. Las Preguntas de esta semana también podrían titularse “De Black Friday nada, Black 2018”. O “Estos catalanes están locos y nos van a volver locos a todos”, por lo que veremos más adelante. O “Sólo sé que no se nada”, que es lo que se inventó Sócrates cuando un discípulo mal hablado contestó a una pregunta del maestro con un castizo “No tengo ni puta idea”. “No, eso no se dice así. Mejor, di solo sé que no se nada”, recomendó socráticamente el filósofo. Porque es verdad que nadie, absolutamente nadie, sabe qué va a pasar en Cataluña el próximo mes de diciembre, con el 21-D en puertas y Junqueras y sus conmilitones aún en Estremera y Alcalá Meco, mientras Puigdemont continúa con su micción sobre España desde Bruselas.
Quien sí lo tenía claro es José Manuel Maza, el Fiscal General del Estado fallecido en Argentina hace justo una semana. Tal vez por eso se murió, al no poder depurar convenientemente miserias circundantes. Según ha sabido este preguntón, Maza tenía sólo un riñón. Su fallecimiento súbito, tras unos días de enfermedad, no estuvo causado tanto porque fuera diabético (técnicamente, era prediabético), sino porque la compleja maquinaria de depuración de su organismo sólo le funcionaba al 50%. Estaba, pues, peor preparado para enfrentarse a una infección grave como la que sufrió, cuyos primeros síntomas se le manifestaron en Madrid antes de partir rumbo a América.
En estos tiempos volanderos en los que vivimos, donde el más tonto hace sartenes y el más sinvergüenza da lecciones de ética desde cualquier púlpito inmerecido, conviene reparar en el carácter de este hombre. Recto pero sencillo; grave pero con sentido del humor –se despedía de sus colaboradores con emoticonos-; elemental pero sabio -preparaba los interrogatorios de su puño y letra, y así sucedió con el que sirvió para preguntar a Junqueras y los ex consejeros del Govern en la Audiencia Nacional-; más duro con el poderoso que con el débil; obsesionado por saber más –se sacó el doctorado a los 60-; amante de los puros y enemigo de los médicos…
¿Qué sentido tiene hacer una necrológica a estas alturas de Maza si ya no pinta nada desde el más allá? Pues tiene sentido, al menos para mí: como referente en una sociedad desvalida y desmoralizada en los valores principales. Maza era, sencillamente, un hombre honrado e inteligente. Quizás por eso le salió rana al Gobierno cuando sus fiscales pidieron prisión incondicional contra los rebeldes y sediciosos miembros del gobierno catalán.
Una semana después del fallecimiento de Maza, sin que haya causa efecto, toda la causa por la rebelión catalana está ya en el Tribunal Supremo, instancia judicial que decidió prisión eludible con fianza para Forcadell y el resto de miembros de la mesa del Parlamento catalán. No parece descabellado pensar que antes de que comience la campaña electoral del 21-D, en menos de dos semanas, el devoto católico Junqueras y demás miembros del ex govern estarán en la calle, listos para pegar carteles y pescozones al Estado central.
El nuevo fiscal general del Estado, Julián Sánchez Melgar, presentado como íntimo amigo y seguidor del fallecido Maza, no parece que vaya a dar la batalla para que los políticos presos se coman el turrón en Estremera y Alcalá. Hay un dato en el que no se ha reparado suficientemente: Sánchez Melgar era uno de los dos magistrados del Supremo encargados de estudiar y autorizar al CNI en actuaciones como pinchar teléfonos. Si el CNI depende de la vicepresidenta, si Melgar tenía contactos a primer nivel con el CNI y el Gobierno ha nombrado a Melgar fiscal general del Estado… Ergo: Soraya siempre gana.
Con Puigdemont de president en el exilio, a favor de la vía unilateral para la independencia, y Junqueras, probablemente de president en Barcelona (aunque sea a través de una persona interpuesta como su ayudante Marta Rovira), a favor de la bilateralidad para conseguir también la independencia, ¡vaya 2018 que nos espera! Tan “black” como este final de año. No olvidemos que Herri Batasuna, brazo político de ETA, siempre pidió la bilateralidad para la independencia de Euskadi.
Si la jugada le sale bien a los independentistas –y esto sólo depende el 21 de diciembre de los votantes catalanes- en Cataluña habrá dos president para una república en proceso, un presidente en Madrid y un solo rey verdadero, el de una monarquía con una república dentro. Asterix concluía que estos romanos están locos. Los que acabaremos así seremos todos los españoles.
Se acerca la Navidad y con ella el discurso real/irreal de todos los 24 de diciembre. ¿Qué dirá Felipe VI este año? O, mejor, ¿de qué servirá lo que diga este año? Su intervención navideña en 2014, en su año de estreno, sigue de plena vigencia. Aquel año habló de los castigados por la crisis –que siguen ahí-, de los corruptos –que en cierto modo están en el mismo sitio- y del problema de Cataluña; ahora problemón.
Corrupción: “Debemos cortar de raíz sin contemplación la corrupción. La honestidad de los servidores públicos es un pilar básico de nuestra convivencia. Es necesario evitar que esas conductas echen raíces en nuestra sociedad. Necesitamos referencias morales a las que admirar. Una regeneración de nuestra vida colectiva”.
Cataluña: “Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Por eso me duele y me preocupa que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos. Respetemos la Constitución que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y el libertad”.
Tres años después de aquel discurso navideño, Rajoy, presidente del Partido Popular manchado por decenas de casos de corrupción, ahí está. Se siente incluso más fuerte y confiado que nunca, como esta semana ha declarado en varias ocasiones. Para colmo, buena parte de la sociedad española, tras su actuación en Cataluña, lo siente como último muro de contención contra la desintegración de España.
Tres años después, el problema de Cataluña, con su guerra fratricida sentimental anticipada en 2014 por el Rey, verdadera Casandra del Palacio de la Zarzuela, es aún mayor que lo era. Hasta el punto de que la marca Barcelona está a falta de recibir la extremaunción si el 21-D no lo remedia. Eso dicen los expertos.
Este viernes se cumplieron 26 años del fallecimiento de Freddie Mercury. El cantante del grupo Queen fue el compositor de la canción de moda en España a principios de los 90; del himno de los Juegos Olímpicos. Se titulaba 'Barcelona' y estaba cantada a dúo por el genial vocalista sudafricano y Monserrat Caballé. Aquella canción que describía a Barcelona como una joya en el sol, como la gaviota del mar Mediterráneo, y ponía en manos de Dios ser amigos hasta al final (If God is willing, Friends until the end). Barceloooona.
Por lo que fue y por lo que es, Cataluña y España, este país empeñado en destruirse a sí mismo, necesitan urgentemente una regeneración.