El esfuerzo que, desde hace años, se viene realizando en modernización por la Administración de Justicia ha sido, y es, muy importante y los progresos logrados, notables. Los que llevamos ya casi dos décadas en este oficio, lo hemos podido comprobar personalmente (a principios de este siglo aún se usaban máquinas de escribir para ciertas tareas en algunos juzgados) y sería injusto no reconocer los avances organizativos, y en otras materias. Cosa distinta es que hayamos sabido transmitirlo adecuadamente.
Cuando me comentaron la posibilidad de redactar unas líneas sobre el pretendido expediente judicial electrónico que, desde hace ya más de un año, venimos utilizando muchos jueces españoles, me vinieron a la cabeza algunas ideas aparentemente contradictorias. Y es que había que reflejar la experiencia diaria de un juez de a pie, intentando ser crítico y objetivo, con la realidad del supuesto expediente judicial electrónico, pero sin trasmitir la idea, irreal e injusta, de una oposición férrea y absurda a las nuevas tecnologías por parte de los magistrados, sencillamente, porque no es así.
Es de sobra conocido que en los juzgados de las diferentes regiones de España se utilizan programas informáticos no siempre compatibles entre sí, y que en un mismo tribunal pueden ejercer competencias hasta tres administraciones diferentes. Lo que puede sorprender al lector es saber que, en los juzgados, el papel cero no viene siendo sino un eslogan más o menos afortunado y que, en realidad, no disponemos de un expediente judicial electrónico (EJE en la nomenclatura oficial) digno de tal nombre, como así lo ha denunciado la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria. Esta afirmación puede resultar chocante, pero la verdad es que se carece de una herramienta efectiva y práctica, que pueda calificarse como expediente electrónico, pues, lo que vemos desde el visor documental del ordenador, difícilmente cabe denominarlo así.
Aun cuando el concepto de expediente electrónico admite sus matices, cualquier observador objetivo requeriría que, al menos: 1) permitiera un acceso, ágil y rápido, a los distintos documentos debidamente ordenados; 2) posibilitase búsquedas fiables en el mismo; 3) se diseñara de forma que agilizara el trabajo sin complicarlo innecesariamente; y 4) eliminase, en la práctica totalidad de los casos, el uso del papel.
Con el actual expediente judicial electrónico se ha ralentizado y complicado la labor de juzgar
Pues bien, nada de lo expuesto se cumple en la actualidad. Y es que nos encontramos ante una concatenación de archivos PDF que en muchos casos son duplicidades de otros o meras reproducciones fotográficas, que han de ser abiertos uno a uno y que no suelen estar identificados en el índice por su fecha, sino por un número correlativo. Y sí, han leído bien, no podemos ver el procedimiento como la novela en formato EPUB o parecido, de la que disfrutamos tranquilamente en nuestro domicilio. Si se me permite el símil, sería como pretender leer un libro electrónico, teniendo que abrir cada página, una a una, y sin poder buscar por palabras o conceptos en el conjunto de la obra.
Ello conlleva que, en la práctica, haya que abrir varios documentos hasta llegar al que te interesa, pues estamos ante una sucesión no suficientemente ordenada y clasificada de archivos o acontecimientos, que complica sobremanera el estudio de las causas (piénsese en el nada infrecuente procedimiento con miles de folios y muchos cientos de archivos individuales), a las que ha de dedicarse un tiempo mayor, aumentando la indeseable posibilidad de incurrir en un error.
Si la labor de juzgar requiere prestar máxima atención a todos los detalles, se infiere que con el actual expediente judicial electrónico se ha ralentizado y complicado la misma, algo opuesto a lo buscado. Todo ello, lleva al último punto de los cuatro; se imprime más que nunca en los Juzgados, duplicándose incluso esta tarea en las diferentes instancias, lo que no constituye un ejemplo de utilización racional de los recursos ni del pretendido papel cero.
Por eso, la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria viene reclamando que se dé un decidido impulso a la modernización de la Justicia, con dotaciones presupuestarias suficientes y, cómo no, avanzar en la implantación de un verdadero expediente judicial electrónico, que funcione y nos permita trabajar en condiciones, para lo que sigue siendo fundamental tener los medios personales suficientes.
Demandamos que las nuevas aplicaciones se diseñen teniendo presente quién va a utilizarlas
Deseamos usar las nuevas tecnologías, porque somos conscientes de lo útiles que son para un juez, pero a la vez demandamos que las aplicaciones se diseñen teniendo presente quién va a utilizarlas, para lo que no sería una mala idea escuchar nuestras sugerencias. La verdad es que no pedimos mucho.
Somos los primeros interesados en que esto funcione en beneficio de la ciudadanía. Dotarnos de medios fiables, adecuados y eficaces, redundará en la calidad de nuestro trabajo y, por tanto, en la respuesta que se recibe al acudir a los Tribunales.
En definitiva, lo que queremos es que, cuando oigamos hablar del EJE, podamos pensar en algo diferente a lo que el diccionario de la RAE (primera acepción) define como una “barra, varilla o pieza similar que atraviesa un cuerpo giratorio y le sirve de sostén en el movimiento” y lo entendamos como una verdadera sigla descriptiva de la Justicia del siglo XXI. Esperemos que sea pronto y que no estemos ante un (otro más) proyecto fallido. Nos va, a todos, mucho en ello.
*** Enrique Domínguez López es portavoz de la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria en la Región de Murcia.