Ayer se conocieron los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social de octubre. El número de afiliados creció 2,3% interanual y el de parados disminuyó 2,4%. A primera vista, podrían considerarse variaciones saludables. Incluso, podría irse más allá y considerar que la recuperación de la economía sigue su curso. Yo no lo veo así.
El aumento del número de afiliados es el más bajo en cinco años. Peor aún, es un crecimiento más veloz que el del PIB, que en el tercer trimestre aumentó un 2% interanual (cuando el empleo crece más deprisa que el PIB, la productividad cae y resta competitividad a la economía). En cuanto al número de parados registrados, su descenso es el más bajo desde noviembre de 2013.
La creación de empleo y la reducción del paro dan muestras de fatiga cuando todavía la tasa de desempleo ronda el 14% y hay más de 3 millones de personas que buscan empleo sin encontrarlo (un millón de ellos lo busca desde hace más de dos años). Eso, por sí solo, basta para tener una cierta inquietud. Pero hay más.
La firma de contratos indefinidos cayó 1,8% interanual. Por sí solo no es un drama. Pero si se analizan los datos, se observa que la firma de estos contratos se ha reducido en ocho de los últimos nueve meses. Yendo más atrás, uno se encuentra con el incómodo hallazgo de que los contratos indefinidos también alternaron subidas y bajas durante nueve meses, antes de empezar a caer de manera sostenida en mayo de 2008.
En agosto pasado se produjo una mínima subida en el número de mujeres inmigrantes en paro. Ahora ya son tres los meses consecutivos en que sube el paro en ese colectivo. La diferencia es que, en octubre, el número total de inmigrantes parados subió por primera vez desde agosto de 2012 (+0,2%). Alguno pensará que el paro de inmigrantes no va con él. Pero es algo que tiene que ver con la salud de la economía y, por lo tanto, con todos nosotros.
Ya está subiendo el paro de inmigrantes: los problemas de la economía siempre golpean primero a los más frágiles
El análisis de los datos históricos ratifica esa impresión. En febrero de 2007 también se produjo un incremento en el paro de inmigrantes. Seis meses después comenzaba a subir el paro de españoles. Que ya esté subiendo el paro de inmigrantes significa que los problemas de la economía siempre golpean primero a los sectores más frágiles.
Se acumulan evidencias de que la economía no está bien. Una vez más, los socialistas podrán culpar a Estados Unidos (ahora por los aranceles) y a factores globales. Pero la verdad es que Pedro Sánchez ha venido tomando medidas que van exactamente en contra de lo que necesita una economía vulnerable, con excesivas deudas pública y exterior, y un paro muy elevado.
No solo se han dejado de aprobar reformas. Es que se amenaza con revertirlas, al mismo tiempo que cae la productividad y se promueve el aumento de los costes con un exagerado aumento del salario mínimo (que ya costó más de 60.000 empleos en la Hostelería y el Servicio doméstico). También se amenaza con subir impuestos (Patrimonio, Sucesiones, Sociedades). Además, el gasto público acumula cuatro trimestres creciendo más del 2% interanual (por encima de la inflación), algo que no ocurría desde 2010, cuando ZP intentaba mantener a flote la economía sobre la base del Plan E.
No estamos frente a una crisis inevitable. Mucho menos de la proporción de la última. Pero los datos señalan que Pedro Sánchez ha perjudicado la recuperación de la economía. Una economía que de por sí iba a crecer menos, al agotarse el impulso de la política monetaria del BCE. Van apareciendo datos que son típicos de períodos previos a una recesión. Lo mismo que pasó a comienzos de 2008. La incógnita que falta por despejar es si los españoles vamos a elegir otra vez como presidente a quien destroza la economía.
*** Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados.