1. Ver Contagio, la película de 2011 de Steven Soderbergh. Es tensa, es angustiosa, tiene un cierto aire documental y retrata con menos fuegos artificiales de los habituales en Hollywood la historia de una epidemia similar a la del coronavirus.
2. Leer El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb. Un ensayo fascinante sobre el impacto de lo inesperado en nuestras vidas y de cómo esos eventos inesperados son los que propulsan el motor de la humanidad. Un "cisne negro" es, de acuerdo a Taleb, un suceso excepcional, que produce un impacto brutal y duradero, y para el que se buscan explicaciones a posteriori que lo convierten en un hecho "convencional" a pesar de no serlo en absoluto. Por ejemplo, el coronavirus.
3. Escuchar toda la discografía de los Rolling Stones, desde su primer disco, The Rolling Stones, hasta el último, el disco de versiones Blue & Lonesome, con especial atención a los grabados entre 1968 y 1972. Esto habría que hacerlo cada pocos meses aunque no estuvieras encerrado en casa, pero con más razón ahora.
4. Escuchar, a renglón seguido, todos esos discos que te descargaste hace años, cuando todavía no existían Spotify o Apple Music. La discografía completa de Frank Zappa, o de Grateful Dead, o de Led Zeppelin, o de Steely Dan. Ya que te los pirateaste, al menos haz que el delito haya tenido un sentido.
5. Finiquitar todas las ñapas que tienes pendientes desde hace años. Has empezado tu encierro doméstico en un corral en el que no viviría una cabra. Pero saldrás de ella viviendo en el Palacio de Versalles.
6. Curar carne y embutidos en casa. Ideal para urbanitas con nostalgia rural y para aquellos que sospechan que la crisis del coronavirus desembocará en un escenario apocalíptico del estilo de Mad Max.
7. Apuntarte a todos los webinarios posibles. ¿Y qué es un webinario? Básicamente, una conferencia o un curso online. Los hay de todo tipo y no resulta demasiado difícil encontrar uno que encaje en tus intereses. También puedes organizar tu propio webinario, por ejemplo en GoToWebinar –de pago– o Google Hangout on Air –gratuito.
8. Ver este vídeo grabado por Spiriman, médico de urgencias, en bucle.
9. Como lo llaman en Colombia, enclochar. Con el fragor de una batalla naval en el Cabo de Buena Esperanza.
10. Divorciarse. Es la alternativa al punto anterior. "Nunca es el momento, nunca es el momento" llevas diciendo años. Pues ahora no tienes bodas, ni cumpleaños, ni fiestas familiares, ni aniversarios, ni Navidades, ni nada de nada en lontananza. Es el momento ideal. ¿Qué podría salir mal?
11. Netflix, HBO y Amazon Prime se inventaron para epidemias como esta. Aprovecha para ponerte al día con la lista de "pendientes" de las tres plataformas.
12. Aprender a cocinar lentejas con salmón. Sólo hay que descargarse la versión digital de La comida de la familia, de Ferran Adrià, donde encontrarás la receta. Te lo agradecerás eternamente.
13. Caer en una espiral de paranoia y desesperanza con una maratón de películas sobre epidemias y apocalipsis de todo tipo: 12 monos, Hijos de los hombres, Estallido, Soy leyenda, 28 días después, Tren a Busan, Guerra Mundial Z, El incidente… En la revista Vulture han hecho una lista de las 58 mejores películas sobre epidemias. Alguna encontrarás que te guste. Eso sí, la lista está en inglés.
14. Visitar virtualmente el Museo del Prado.
15. Darle la turra sin piedad a tus vecinos aprovechando que no pueden salir de la suya y hundir tu puerta a martillazos. Sal al balcón y toca la guitarra, o mejor aún el tambor, canta alguna cara B de Melendi, berrea frases de autoayuda sacadas de una taza de Mr. Wonderful o de un libro de poemas de Marwan. Le amargarás el encierro a tus vecinos, pero tú te lo pasarás pirata.
16. Beber. Sobre todo ahora que la ministra de Igualdad lo considera feminista. Recomiendo palo cortado Leonor, pero cualquier amontillado y casi cualquier oloroso con el que nos crucemos en el supermercado servirá a tal efecto. Y si aprieta el calor, nada mejor que un pepetonic. Es decir, un gintonic, pero con Tío Pepe en vez de ginebra.
17. Hacerse las mechas, aprovechando que el servicio esencial de las peluquerías seguirá en pie. Muy importante que el coronavirus no te pille despeinada.
18. Lee a G.K. Chesterton.
19. Para compensar, lee también algún libro de Lawrence Krauss, o de Kip Thorne, o de Roger Penrose. Un universo de la nada, por ejemplo. De repente, un virus te parecerá algo muy pequeño, insignificante. Casi vulgar. Ponerlo todo en perspectiva nunca suele fallar.
20. Juega con tu gato y compénsale por todas esas veces que lo has bajado de la mesa cuando pretendía echarse una siesta sobre tu teclado. Haz lo mismo con tu perro para compensarle por lo que sea que hagan los perros para llamar tu atención.
21. Lleva tus trajes a la lavandería, aprovechando que estarán abiertas. Saldrás de la epidemia pareciendo Beau Brummell.
22. Haz deporte con lo que tengas más a mano.
23. Deja de ver tanta tele y lee más diarios. Y suscríbete a alguno, tacaño. Te vamos a mantener informado durante estas semanas y las televisiones sólo nos copian a nosotros. Tenlo en cuenta.