Por qué el parto en casa pone en peligro la vida de las mujeres
La propuesta de Irene Montero para fomentar el parto en casa multiplica los riesgos para las madres y los niños, y rema a contradirección de la evidencia científica.
Es preciso dejar en negro sobre blanco las consecuencias de la reciente propuesta realizada desde el Ministerio de Igualdad. Una propuesta que plantea “fomentar el parto natural en centros de nacimiento fuera de los hospitales” y que, pese a su naturaleza aparentemente progresista, puede acarrear consecuencias negativas tanto para las madres como para sus hijos.
El parto es una experiencia profunda y única para la mujer, su pareja y el resto de la familia y ámbito social. Al mismo tiempo, es un proceso fisiológico complejo, percibido de diferente forma por cada mujer.
El deseo de que el parto culmine con el nacimiento de una criatura sana, sin menoscabo de la salud materna, ha propiciado su institucionalización en la mayoría de los países europeos desde los años 70, con supervisión médica y colaboración estrecha entre diferentes profesionales de la salud (matronas, obstetras, pediatras y anestesiólogos).
No existe en España, pues, una cultura arraigada de parto en casa. De hecho, según los datos del INE de 2017, apenas el 0,32% (uno de cada 320) siguieron este procedimiento. El dato contrasta con la realidad de Países Bajos o Inglaterra, por ejemplo, donde representan el 16% y el 2,5% del total, respectivamente. Con todo, no se pueden copiar modelos sin tener en cuenta que en estos países la infraestructura sanitaria es diferente. Y las características físicas de las mujeres, también.
En la actualidad, tanto en la sanidad pública como en la privada, la idea es garantizar los mejores resultados perinatales, así como el bienestar emocional y adaptación a la maternidad de las parturientas. Se potencia el vínculo precoz entre la madre y el recién nacido (piel con piel) para favorecer la adaptación del neonato, la instauración más exitosa de la lactancia y el control del dolor. La intervención del neonatólogo es testimonial, siempre y cuando todo transcurra con normalidad, pero fundamental cuando surgen complicaciones.
El parto en casa viene acompañado de un riesgo dos veces mayor de muerte perinatal
En el proceso del parto hay que garantizar seguridad, tranquilidad y privacidad a las mujeres. El parto humanizado en un entorno seguro es aquel que ocurre en un hospital, con todas las garantías médicas y con la certeza de que los deseos de la mujer serán respetados. De modo que se prioriza la autonomía del paciente, como lo recoge nuestra legislación (Ley 41/2002), al tiempre que se respeta el derecho del niño a recibir un cuidado y una asistencia especial en función de su vulnerabilidad antes y después del nacimiento (como reclama la Convención sobre los Derechos del Niño).
Afortunadamente, hoy sabemos que, con la atención y apoyo adecuados, la mayoría de las mujeres sanas pueden dar a luz con un mínimo de procedimientos médicos sin poner en riesgo la seguridad del proceso. Pero existe un porcentaje de partos considerados en principio de bajo riesgo que se pueden complicar y que precisan de atención médica inmediata, en cuestión de minutos, tanto de la madre como del hijo.
Esa actuación del obstetra o del pediatra, en una situación crítica, puede ser muy compleja y requerir no sólo de rapidez, sino también de medios técnicos y farmacológicos que sólo pueden ofrecerse en un ambiente previamente dotado. Y la opción del parto en casa no garantiza esta asistencia a las mujeres y a sus hijos.
Hay que tomar en consideración algunos datos. Por ejemplo, la hemorragia postparto precoz complica el 5% de todos los partos y es la causa aislada más importante de mortalidad materna. De hecho, la Organización Mundial de la Salud calcula que se cobra cerca de 150.000 vidas cada año en el Tercer Mundo.
En España, se ha registrado una incidencia de mortalidad materna de 7,15 mujeres por cada 100.000 nacidos vivos, y la hemorragia postparto es la causa del 23,07% de los casos. En un estudio realizado en Inglaterra, se comprobó que el número de pacientes primíparas que iniciaron el parto en casa y precisó de un traslado hospitalario ascendió al 45% del total, según el British Medical Journal.
En Estados Unidos, una investigación de 2016 publicada por The American College of Obstetricians and Gynecologists llegó a la conclusión de que, aunque el parto en casa planeado implica un número menor de intervenciones obstétricas maternas que el parto en el hospital, también viene acompañado por un riesgo dos veces mayor de muerte perinatal y un riesgo tres veces mayor de convulsiones neonatales o disfunción neurológica severa en los recién nacidos.
La mujer de parto es una persona sana y debe ser tratada como tal
La situación ideal, en definitiva, es ofrecer a las mujeres la opción de parir en áreas hospitalarias específicas donde se garantice su bienestar emocional y una asistencia médica de calidad. Y estas áreas de partos de baja intervención o parto natural ya existen en los centros de nuestro país.
En el año 2010, se publicó la Estrategia de Atención al Parto Normal en el Sistema Nacional de Salud, consensuada por todas las comunidades autónomas y con la colaboración de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME), la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Sección de Medicina Perinatal de la SEGO (SEMPE), la Asociación Española de Pediatría (AEP), la Sociedad Española de Neonatología (SEN) y la asociación El Parto es Nuestro.
En esta guía se dan pautas para afrontar el parto como un proceso fisiológico que requiere la calidad y calidez necesarias para favorecer una experiencia satisfactoria para las mujeres.
Los profesionales que atendemos los partos, tanto médicos como matronas, consideramos que la mujer que va a dar a luz es una persona sana, y por tanto debe ser tratada como tal. Además, entendemos que el parto es un proceso natural en el que, además de sus características fisiológicas, entran en juego otros elementos que no son menos importantes, como los psicológicos, afectivos y sociales.
Nuestra atención a la mujer se realiza teniendo en cuenta todos los factores y optimizando los recursos disponibles. Intentando minimizar los impactos propios de un hospital asistencial. Con los medios humanos y técnicos disponibles. Siguiendo los principios del rigor científico y de ética médica. Velando en todo momento por el bienestar y la salud de las mujeres y de los niños, y por una mejora de la práctica clínica basada en la evidencia.
*** Isabel Romero Blanco es jefa de Pediatría en HM Hospitales y Gloria Gálvez Bueno es jefa de Obstetricia en HM Hospitales.