Después de cinco días de escalofríos, sudores y mialgias, llegó la primera noche que pasé bien. Parece que voy a mejor. De no haber tenido dos vacunas, a buen seguro que hubiera sido muchísimo peor. Y si no he recibido el tercer pinchazo, en mi condición de sanitario, es porque quería esperar al comienzo de la fase 3 de la vacuna española de Hipra, en la que vamos a participar tanto HM Hospitales como reclutadores de voluntarios. Entre tanto, me infecté.
Lamentablemente, como hay que esperar al menos dos o tres meses desde el último contagio para recibir el pinchazo, es probable que no me dé tiempo a entrar en la fase de ensayo. Lo que no quita que, tan pronto como se aprueba, me ponga el refuerzo correspondiente con Hipra.
Si bien no tengo por qué hacerlo, lo haré. Pero no sin antes aclarar, por sugerencia de algún amigo, que no tengo ningún interés económico por promocionarla (tampoco de ningún otro laboratorio farmacéutico). Ni soy accionista, ni tengo relación alguna con Hipra. Y, francamente, en ningún momento de la pandemia, y a pesar de conocer las iniciativas que se iban a poner en marcha, tuve la tentación de invertir en ninguno de ellos. Es importante matizarlo, ante tanto malpensante, y es la base de mi libertad para apoyar algo en lo que realmente creo.
Hay varios motivos para apostar por esta vacuna española.
1. Resulta tranquilizador que vaya de la mano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios desde el principio. Que haya ido informando de sus avances, en cada paso, y que haya seguido todas las recomendaciones para verificar su seguridad en cada posible escenario. En las fases preclínicas, por cierto, no se ha detectado problema o efecto secundario alguno.
2. Si bien se trata de una vacuna más compleja que las extendidas en la actualidad, es un producto más sencillo. Porque, a diferencia de las de ADN (AstraZeneca y Janssen) y de las de ARN mensajero (Pfizer y Moderna), está basada en la producción de la proteína para que se induzcan los anticuerpos directamente. Además, esta tecnología cuenta con antecedentes positivos en el tratamiento de la hepatitis B, donde no ha dado problemas.
3. Conozco de primera mano los resultados de los estudios, y no por fuentes indirectas o por su simple lectura. Aunque esto no indique que sea mejor o no que las otras vacunas, que son buenas, sí me proporciona más confianza.
4. La desarrolla una empresa catalana. Y si podemos hacer algo para favorecer a los nuestros, y hacerlo porque merece la pena, ahí estaremos.
5. Es muy importante que, como miembros de la sociedad, nos comprometamos con la ciencia y contribuyamos a su avance.
Por todo esto, abriremos centros de HM en Barcelona y Madrid para reclutar voluntarios para recibir vacunas de refuerzo. Lo haremos tan pronto como recibamos la autorización de las autoridades sanitarias. En los próximos días proporcionaremos una dirección de correo electrónico para que, quien quiera, se apunte a la lista.
*** Juan Abarca Cidón es presidente de HM Hospitales y de la Fundación IDIS. Este texto, con ligeras modificaciones, fue originalmente publicado en su cuenta personal de LinkedIn.