"Me torturaron durante cuarenta días en una cárcel siria"
El autor de la tribuna, que escribe desde el anonimato como testigo protegido, es una víctima de Anwar Raslan, el oficial sirio recientemente condenado por un tribunal alemán como responsable de los interrogatorios y las torturas en uno de los centros de detención más brutales del régimen de Assad.
En septiembre de 2011, un grupo policial del régimen sirio vestido de civil irrumpió en la consulta en la que trabajaba como médico en las afueras de Damasco, me vendó los ojos y me trasladó a un centro de detención. Fue el comienzo de una espiral de sufrimiento.
En el centro de detención de al-Khatib, una de las cárceles más brutales del país, un oficial de alto rango en la Dirección General de Inteligencia de Siria, Anwar Raslan, era el responsable de la sección de interrogatorios. Durante estos interrogatorios, en los que me acusaron de apoyar el levantamiento popular contra Bashar Al-Assad, emplearon diferentes métodos físicos y psicológicos para torturarme. Así fue durante 40 días.
En los 70 días totales de reclusión, en los que oí los sollozos permanentes de los otros compañeros detenidos sometidos a torturas, ni mis familiares ni mis amigos tuvieron noticias de mi paradero. Si vinieron a por mí fue por haber participado en manifestaciones pacíficas. También por mi trabajo en hospitales de campaña, donde algunos médicos partidarios de la revolución trataban a los manifestantes heridos que temían ser arrestados en hospitales gubernamentales o privados.
Castigar a los perpetradores puede servir como advertencia para los criminales de guerra por venir. En 2020, Anwar Raslan fue acusado de crímenes de lesa humanidad por un Tribunal Regional Superior de Alemania. Los fiscales alemanes concedieron a las víctimas de Raslan la oportunidad de obtener justicia al hacer uso del principio legal de la jurisdicción universal, que permite procesar tales crímenes en las cortes nacionales.
"Las atrocidades no han parado desde 2011: se estima que hay más de 130.000 sirios detenidos y desaparecidos"
Raslan ha sido declarado culpable de supervisar la ejecución de 27 personas tras ser acusado de 4.000 cargos de tortura y 58 cargos de asesinato, así como de violación y coerción sexual. Es la primera vez que un tribunal escucha y emite conclusiones sobre los crímenes de lesa humanidad ejecutados por Assad para reprimir las manifestaciones pacíficas de 2011.
Los sirios salieron a las calles en marzo de ese año para exigir una transición pacífica a la democracia. Sin embargo, el régimen de Assad empleó todas las formas imaginables de brutalidad para aferrarse al poder. Bombardeó escuelas, hospitales, refugios y campos de desplazados. Usó armas químicas. Instauró un sistema de centros de detención destinado a las torturas.
En mi caso, me liberaron para afrontar un proceso judicial, pero conseguí salir de Siria. Las atrocidades no han parado desde entonces: se estima que hay más de 130.000 sirios detenidos y desaparecidos. Para aquellos que sobreviven a los centros de tortura de Assad, como yo, las secuelas psicológicas suelen ser más profundas que las físicas. Al haber ofrecido ayuda psiquiátrica a mujeres víctimas de violencia sexual en estos centros, he podido comprobar la realidad de las violaciones en estos lugares. Los traumas empeoraron por el estigma social asociado, lo que implica que las supervivientes suelen sufrir consecuencias más profundas que los supervivientes.
Algunas supervivientes han sido rechazadas por sus propias familias. Una mujer que conocí estaba tan traumatizada que pensó en suicidarse y matar a sus hijos después de haber permanecido retenida durante apenas dos horas. La brutalidad desatada en la Siria de Assad ha creado un trauma que afecta a toda nuestra sociedad, y el dolor repercutirá en las generaciones por venir.
Con todo, es cierto que jamás sospeché que la justicia por los crímenes cometidos contra mí y mis compañeros de prisión llegaría a ofrecerme una fuente de esperanza para el futuro de Siria.
"Con el juicio a un criminal en Alemania no basta, pero es un comienzo que ayuda a alumbrar el camino"
Viktor Frankl, un psiquiatra austriaco que sobrevivió a las torturas durante el Holocausto, escribió cómo encontró un sentido en el encarcelamiento. De manera similar, el juicio de Anwar Raslan, que me dio la oportunidad de compartir mi experiencia con el tribunal a fin de generar pruebas en su contra y mostrar los crímenes del régimen sirio, me ha ayudado a encontrar sentido a mi propio sufrimiento.
Mi testimonio y el de otros supervivientes sirios también sirve para recordarle al mundo la naturaleza del régimen sirio y sus crímenes. Y el tribunal independiente alemán, que ofrece una sólida defensa a los acusados, contrasta con las corruptas instituciones del régimen sirio.
El día de mi arresto era Eid al-Adha, el día sagrado más importante del islam. Manteniéndome en pie como el resto de doctores retenidos en el centro, pude escuchar los festejos y rezos que llegaban desde fuera. Recé a Alá para recuperar la capacidad para el perdón. Y creo que me lo ha concedido.
Si se detienen los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen, los sirios podrán reconciliarse tras tanto dolor. Podemos crear un nuevo Estado donde reine la justicia, la rendición de cuentas y la humanidad. Con el juicio a un criminal en Alemania no basta, pero es un comienzo que ayuda a alumbrar el camino.