Macarena Oloni, Giorgia Olona, Giorgia Melona digo... Giorgia Meloni ha arrasado en Italia. Entre 227 y 257 escaños de 400 en el Parlamento; y entre 114 y 126 de 200 en el Senado. Aquí está la prueba de que los partidos en los extremos recaban resultados extraordinarios en periodos extraordinarios: en 2018, Fratelli d’Italia apenas obtuvo un 4% de los votos. Hoy está en el 25%.
Nuestros periódicos esta mañana dedican infinidad de análisis y editoriales a las elecciones italianas. Su objetivo podría resumirse en tres preguntas: qué significa la victoria de Meloni, qué representa Meloni y si la victoria de Meloni puede tener algún efecto en la política española.
Es muy importante hoy la elección de los adjetivos. Una pena que ya no se pueda fumar en las redacciones porque, según Pla, fumar sólo sirve para hacer tiempo mientras se busca el adjetivo. A grandes rasgos, los medios se dividen hoy en dos. Por un lado están la izquierda y el centro derecha liberal, que hablan de "extrema derecha" para referirse a Meloni; y por otro lado la derecha tradicional o conservadora, que habla de "derecha o centro derecha". Vamos con los primeros.
EL ESPAÑOL dice en su editorial: "Estos sombríos resultados suponen la consagración del sorpasso de la extrema derecha a la derecha liberal en Italia. Una que ya ni siquiera es la populista de Salvini, sino que tiene directamente ascendencia fascista". El Confidencial, por boca de su director, Nacho Cardero: "Meloni, el último clavo en el ataúd de Europa. La UE anda embarcada en una progresiva decadencia, con unas democracias liberales que cotizan a la baja frente a otras opciones más autoritarias y de índole identitario".
El País: "La UE se encontrará en los próximos días a uno de sus países fundadores gobernado por un partido nacido en la estela del fascismo de Mussolini. A este partido, en Italia, no se le califica de ultraderecha ni se le aplica un cordón sanitario". El Mundo: "La ultraderecha arrasa y podría encabezar un Ejecutivo por primera vez desde Mussolini".
ABC, aunque no dedica ningún editorial al respecto, habla de la "derecha" a secas y dibuja un panorama abierto. Escribe su corresponsal: "La victoria de Meloni marcará un cambio histórico en Italia. Está por ver cuáles serán los efectos. La realidad es que de estas elecciones el país sale más dividido y desencantado con la clase política".
La Razón, contundente: "El milagro imposible de la derecha italiana. Si ha habido una ausencia clamorosa entre nuestros vecinos del sur ha sido la supuesta vuelta del fascismo, por más que entre las izquierdas del resto de Europa no haya dejado de alzarse el manoseado espantajo. Italia se ha unido a ese cambio de ciclo, conservador sin complejos, que marca la política europea. Pero que nadie se alarme, no se avecina el apocalipsis".
Vuestro amigo, aquel con el que ibais a cenar a Lucio... Sí, hombre, uno que era unos años mayor que vosotros... Julio Camba. Bueno, pues Camba, que fue corresponsal en Italia, decía que el italiano, dependiendo de en boca de quien sonase, podía calificarse como dulce de repostería o veneno de los Borgia.
En España, comienzan a llegar las felicitaciones de nuestros líderes políticos a quien será, con total seguridad, la presidenta del Gobierno italiano. Quien más efusivo se está mostrando es Santiago Abascal, que ya la trajo a España en la campaña de Andalucía. "Millones de europeos tienen sus esperanzas puestas en Italia", dice el líder de Vox.
En otro orden de cosas, dos noticias interesantes que sí pueden afectarte directamente. EL ESPAÑOL publica hoy el borrador de recomendaciones energéticas elaborado por la vicepresidenta Teresa Ribera. Pide imprimir por las dos caras, quitar el agua caliente de las empresas y que los vecinos instalen placas solares comunitarias. Pero lo más importante es esto: recomienda ducharse en vez de bañarse. Oiga, ¿pero alguien se baña todavía en España? Desde que murió Cela, yo sólo he sabido de Paco Igea, oyente de este programa y exvicepresidente de Castilla y León. Lo siento, Paco, vas a tener que arrimar el hombro.
Y en ABC, un titular que te deja igual que los discursos de Meloni: "El Gobierno sopesa crear una 'brigada antirracismo' que vigile a medios de comunicación y redes". Hablamos de un nivel de control administrativo al margen de lo tipificado en el Código Penal. Lo cuenta el propio Gobierno por escrito en una respuesta parlamentaria. El verbo que emplea Moncloa es "monitorizar".
*Esta es la revista de prensa que Daniel Ramírez realiza cada mañana para "La España que madruga", en "Más de Uno", el programa de Carlos Alsina en Onda Cero.