Si los periódicos de hoy fueran una película del Oeste, sería difícil organizar un rodaje con algo de sentido. Porque los dos grandes tiroteos implican a los mismos protagonistas. Y todos disparan todo el tiempo. Son las dos grandes fotos en las cabeceras esta mañana: la marea blanca en las calles de Madrid y los malabarismos de Sánchez con el Código Penal. Dos situaciones con las que PP y PSOE creen poder derribarse en las próximas elecciones.
Es difícil saber cuánta gente hubo ayer manifestándose en Madrid. Podemos concluir que muchísima, pero no podemos informar si ese "muchísima" alcanza un rango histórico. La cifra oficial dice 200.000 personas; la cifra de la organización habla de 700.000. Y está bien, porque eso es España: una realidad que se parte en dos dependiendo de los ojos en que se pose.
El País titula así: "Manifestación masiva en Madrid contra la gestión sanitaria de Ayuso. La izquierda ve en la marcha un punto de inflexión de cara a las elecciones autonómicas". Fíjense la misma noticia en una portada distinta, la de ABC: "La izquierda usa la sanidad como acto de fuerza contra Ayuso". En el centro, El Confidencial: "La marea blanca sanitaria sube la moral de la izquierda contra Ayuso a seis meses de las urnas".
Se preguntarán ustedes qué dice Ayuso. Lleva un par de días sin tuitear. Imagino que dándole una vuelta al argumentario, porque ya no puede decir que esto es cosa de "34 médicos". En su equipo acusan a la izquierda de "politizar la manifestación". Pero ¿qué manifestación en España no está politizada? O mejor dicho: ¿qué manifestación en España no tiene un objetivo político?
Sorprende la interpretación que hace el Partido Popular en la portada de El Mundo. "El PP califica la manifestación de fracaso". Se les ha debido de olvidar que se trata del PP de Bilbao. Porque llamar "fracaso" a lo de ayer en las calles de Madrid es como referirse a una sedición como "un desorden público".
Lo admite el Gobierno en las páginas de El País. Tras convertir la sedición en un delito de orden público agravado, Sánchez abre la puerta a los cambios en el delito de la malversación, que es otro de los que cometieron los líderes independentistas.
Ya sabéis que la propuesta tiene que votarse en el Congreso y que se va a abrir una fase de enmiendas. Pues Esquerra Republicana va a plantear que se rebaje la pena de la malversación cuando los condenados no se hayan lucrado personalmente.
Lo traduzco con un titular de ABC: "El Gobierno se escuda en ERC para reducir la malversación y rescatar a Griñán, Junqueras y Puigdemont. Tensión en el Supremo hasta conocer el texto definitivo y su efecto en condenados y huidos". Porque, tengamos en cuenta una cosa, la reforma del Código Penal puede acabar siendo como el VAR, con uve, del Supremo, con el Gobierno revisando sus sentencias a través de la repetición televisada.
Algunas voces contra el plan de Sánchez. Reaparece, en EL ESPAÑOL, Tomás Gómez, último líder verdadero del PSOE madrileño. Os acordáis, ¿no? Sánchez le mandaba mensajes diciendo que iban a ganar Madrid y, de repente, lo echó. Además, le cambió la cerradura del despacho cuando todavía estaban sus cosas dentro.
Advierte Tomás Gómez de varias cosas: dice que Sánchez es el cerrajero mayor, pero que ha llenado el PSOE de cerrajeros. "No hay mecanismos de control". Revela que el presidente le ha recortado de las fotos oficiales igual que hacía Stalin y llama a todos sus compañeros a votar contra él en las primarias. "Ha perdido el control", dice.
Pero sigo con la sedición y la reflexión de Juan Luis Cebrián en El País: "Cuando todos los condenados por el juicio del procés han declarado hasta la saciedad que volverán a intentarlo, la maniobra de Sánchez sólo evidencia sumisión a la paranoia independentista".
Y menudo cabreo lleva Pedro J.: "No te lo perdonaré jamás", le dice a Sánchez. Resulta que el presidente justificó la reforma de la sedición citando a Churchill, diciendo: "El político debe pensar en las próximas generaciones, y no en las próximas elecciones".
Hasta Josep Pedrerol ha arrimado su chiringuito a este asunto: "La sedición es el intento de romper el orden constitucional, el desorden público es montar un lío en las calles. Que no nos tomen por tontos (…) No suavicemos uno de los acontecimientos más graves de nuestra democracia".
Acabo con la encuesta de La Razón: PP (143), PSOE (92), Vox (41), UP (27), ERC (14). PP y Vox suman 186 escaños. Si Feijóo quiere gobernar, tendrá que cantar: "Juntos, café para Vox, fumando un cigarrillo a medias".
*Esta es la revista de prensa que Daniel Ramírez realiza cada mañana para "La España que madruga", en "Más de Uno", el programa de Carlos Alsina en Onda Cero