Como es el último día antes de Navidad, traía aquí apuntada la letra de una canción para que la cantáramos todos juntos. Pero hace tiempo que perdí toda esperanza. Yo ya sólo canto con el profesor y en privado. No obstante, voy a leer el estribillo: es una variación sobre la portada de hoy de El País. "El bloque unido jamás será vencido".
El titular original dice: "El bloque de investidura saca unido las leyes más polémicas". El Senado aprobó ayer la anulación de la sedición y la reducción de penas a los malversadores. El Congreso dio luz verde a la ley trans.
La satisfacción de Esquerra Republicana está en el titular principal de El Mundo. ERC aplaude la entrega del PSOE: "Los pilares del 78 se tambalean". "Los independentistas logran borrar los delitos del 1-0 del Código Penal y proclaman en las Cortes que han logrado disminuir la capacidad del Estado".
Esto me ha recordado a la canción de Melendi. Cómo se van a decir "te quiero" Pedro Sánchez y Esquerra si ya tienen la boca junta. No me miréis así. Melendi es un cantante de hoy, uno asturiano, que llevaba rastas y ya no las lleva.
En ABC hay dos titulares sobre este asunto. El primero: "La sedición ya no es delito en España". Es un titular un tanto festivo. Si uno desconoce la línea editorial de este periódico, puede imaginarse al director descorchando una botella de champán y a los redactores encaramados a la estatua del fundador, Luca de Tena, como los aficionados del Madrid a la Cibeles.
El segundo titular de ABC: "La rebaja de la malversación vaticina una oleada de revisiones de penas, como con la ley del sí es sí". La Razón apostilla: "Febrero de 2023, revisión de penas por malversación".
En El Confidencial hay una crónica titulada "El Gobierno teme que la reforma del delito de malversación provoque rebajas de penas a corruptos". Conste que a mí el Gobierno me parece un tanto exagerado. En qué cabeza cabe que si rebajas el delito de la malversación se vaya a reducir la pena a un malversador.
Pero a lo que iba: existen, según esta información, tres tipos de ministros en relación a esta reforma. Hablan, en privado y sin desvelar su nombre, los propios ministros. Primera clase, high class: el ministro sanchista. Ese ministro que dice que la reforma de la malversación es una auténtica genialidad y que jalea al presidente por su decisión.
Segunda clase: el ministro acojonati. Acojonati por dos motivos: cree que la reducción de penas a malversadores va a perjudicar al PSOE en las elecciones y, además, sólo puede decirlo en privado no vaya a quedarse sin el puesto.
Sin embargo, la tercera clase es la que se lleva toda mi admiración. Son los ministros que reconocen que la reforma beneficiará a corruptos pero que, según su diagnóstico, en las elecciones, entrecomillo, "el ciudadano pondrá por encima de eso la pacificación lograda en Cataluña".
Esto de la malversación, conviene precisar, no es una cuestión de la izquierda. Es cosa de Sánchez. Lo digo porque ayer, en el Senado, Pablo Gómez Perpinyà, fundador de Podemos y ahora en Más Madrid, propuso crear un delito para suplir "la puerta a la impunidad" que abren las reformas de Sánchez. Por supuesto, PSOE y Podemos no le hicieron ni puñetero caso.
Ayer fue un día duro para los ex. No sólo para este fundador de Podemos. Carmen Calvo, leo en EL ESPAÑOL, se abstuvo en la ley trans y podría ser sancionada por el Partido Socialista. La que fue 'motomami' del sanchismo huía de la Carrera de San Jerónimo asombrada de lo que habían hecho los suyos.
Concluyo con una noticia inesperada, que veo en El País: "La justicia europea condena a España por la contaminación en Madrid y Barcelona debido al incumplimiento sistemático de los límites de seguridad frente al dióxido de nitrógeno". Con lo bonita que le queda la boina negra a Madrid. A mí me recuerda a Baroja y me gustaría que no desapareciera, porque vosotros conocisteis a don Pío, pero yo sólo puedo verlo así: dibujado en el cielo.
*Esta es la revista de prensa que Daniel Ramírez realiza cada mañana para 'La España que madruga', en 'Más de Uno', el programa de Carlos Alsina en Onda Cero