'Depredador' Alves, la fuga de Froilán y el 75 cumpleaños del "Bellotari"
Dani Alves, Rodríguez Ibarra, Froilán Marichalar y la reina Letizia; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.
Daniel Alves Da Silva
El fútbol es un campo de minas, un deporte de riesgo en el que los futbolistas juegan a ser reyes del mambo y acosar a las chicas en las discotecas. Antes de que reinaran Zarra y Pelé ya se llevaba perseguir a las camareras de los hoteles donde pernoctaban los equipos tras el partido de la jornada. Entonces eran pocas las denunciantes. Como mucho, canjeaban compensaciones económicas por silencio. Era el protocolo de la época. Habrían de pasar años hasta que llegó el Me Too y se señaló con el dedo a los Weinstein y los Polanski, los Plácido, los Woody Allen, los Mike Tyson, los Neymar y los Strauss-Kahn. Señalo los ejemplos que tengo a mano, pero son muchos más.
Últimamente los futbolistas se han especializado en agresiones sexuales. Solos o en manada. Hoy toca hablar del viscoso asalto de Dani Alves a una chica de 23 años en los lavabos de una discoteca de Barcelona. El exjugador del Barça, con muestras de estar seriamente perjudicado por el alcohol, forzó a la joven y perpetró una violación en toda regla, según un incontestable rosario de pruebas. Luego salió a toda prisa del baño dejándola tirada como una colilla.
Ahora está en la cárcel de Can Brians 2 por orden judicial. No come y casi no bebe, pero firma camisetas para los presos y trata de ser conciliador con todos, a la espera de saber si prospera la solicitud de libertad provisional presentada por su abogado.
Joana Sanz, su mujer, ha tomado la firme decisión de cancelar su convivencia con Dani y no parece dispuesta a perdonarle. En cuanto al relato de lo ocurrido, el futbolista ha cambiado tres veces de versión y ya está en la cuarta. Nada que ver con los detalles aportados por la muchacha desde el primer minuto ante los propios servicios de seguridad de la discoteca, los mossos y la jueza del caso. Concluyente ha sido lo del tatuaje en forma de media luna que abarcaba desde el abdomen hasta los genitales del violador: uno de los quinientos tatuajes que invaden su epidermis.
Alves acababa de fichar por el Pumas. Pero la directiva de este equipo mejicano notificó su expulsión cuando se hizo público el delito cometido por el brasileiro. Bien por el Pumas, bien por el protocolo de la discoteca. Bien por los Mossos y bien por la jueza. Ni un paso atrás ante a los chulos de discoteca que llevan dentro a un depredador sexual.
Juan Carlos Rodríguez Ibarra
El pasado 19 de enero celebró su cumpleaños feliz el que fuera presidente de la Junta de Extremadura en los tiempos gloriosos del PSOE, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, alias “el Bellotari”, como le decíamos en su día. Cumplía setenta y cinco años y sus amigos, “los viejos socialistas”, no faltaron a la llamada de Raquel, esposa del expresidente, para asistir a la fiesta sorpresa que se celebraba en un hotel cerca de la frontera con Portugal. Veinticinco comensales acompañaban al homenajeado: familiares, amigos y un núcleo duro de lujo: Felipe González, Alfonso Guerra y el actual presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, además de las damas organizadoras, Raquel Marín, reciente esposa de Ibarra, y la hija de éste, habida en su primer matrimonio con Leonor Godoy, fallecida hace algo más de un año.
[Dentro de la cena de Felipe González y sus ministros]
Felipe se había desplazado desde su finca, próxima al monasterio de Guadalupe, y Guerra desde Sevilla. El resto lo hicieron desde distintos puntos de Extremadura.
Rodríguez Ibarra, agradablemente sorprendido por el festejo, se sentía renovado y joven. No me extraña. Comparado con los pesos pesados de González o Guerra, el expresidente extremeño parecía un peso pluma. Y es que el “Bellotari” -dicho sea sin ánimo de molestar- soporta airosamente el paso del tiempo, no engorda ni con tocino y combate la alopecia sin necesidad de crecepelo. Además, conserva un mostacho tupido y abundante al que solo le traicionan las canas.
Froilán Marichalar y Borbón
Cuentan las crónicas (ajenas) que Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, primogénito de la infanta Elena, sobrino del rey Felipe VI y nieto del emérito Juan Carlos, está en Emiratos con el “abu”. Abu y Abu Dabi, todo rima. Digo Froilán y no “Pipe” –así le llama su padre- porque, al igual que el resto de los españoles, yo también me he acostumbrado a llamarlo como el patrón de Lugo, que se mire por donde se mire es más original.
Abuelo y nieto volaron a Abu Dabi una vez concluidas las exequias de Constantino de Grecia. En Madrid ya era vox populi que Froilán no regresaba a casa sino que había emprendido la dirección contraria acompañando al abuelo. Sin embargo, nadie aportaba la información interesante. ¿Sería el viaje un objetivo turístico o pasaba Froilán a formar parte del personal de compañía que asiste al Emérito? Podía ser, aunque también podía ser que el “Abu” le hubiera buscado a Froilán un trabajito en alguna empresa hotelera de muchas estrellas, una vez concluida la carrera de Bussines and Comunication que a trancas y a barrancas ha estudiado en Madrid.
Mientras se va centrando lejos del ambiente nocturno y discotequero, en los Emiratos Froilán puede perfeccionar algunos idiomas como inglés, francés, italiano y portugués. Incluso iniciar otros, mismamente el árabe, que no es nada fácil, pero siempre puede pedir ayuda a Georgina, la novia de Ronaldo, que lleva un mes en Arabia Saudí y por su intensa vida social ya lo parlotea todo.
La otra mañana llamé a Zarzuela con la esperanza de que alguien me confirmaría la clase de tareas que desempeña Froilán en Abu Dabi, pero no hallé respuesta. Hace más de ocho años que las hijas de los Eméritos y sus descendientes no forman parte de la Familia Real, con lo cual la “Casa” se abstiene de ofrecer información sobre ninguno de ellos.
¿Será que Froilán ha viajado a Emiratos para hacer un curso de gastronomía oriental? Al chico le pega mucho convertirse en chef. Es una carrera más sexy que la de Bussines.
Letizia de España
No es la primera vez que una mujer no puede saludar a un hombre (un iraní, por ejemplo) porque su cultura (la del hombre) se lo prohíbe. En ocasiones les ha sucedido a determinadas periodistas porque no llevaban velo o se les escurría por la cabeza.
Pero peor que el velo es el saludo. Darle la mano a un hombre es pecado. Y si no es pecado, la mujer es transparente. Esta semana los Reyes recibieron al Cuerpo Diplomático acreditado en Madrid. Entre la nutrida presencia de embajadores se encontraba el embajador de Irán, a quien Letizia a punto estuvo de dar la mano, pero se mordió las uñas a tiempo y nos evitamos una protesta diplomática.
[La anterior vez que el embajador de Irán no estrechó la mano de Letizia pero ella sí le saludó]
Solo de pensarlo me da un tembleque. Imagino a la Reina tendiendo el brazo y apretando la mano con esa forma tan suya de apretar, que parece que de un momento a otro le va a romper todos los huesos.
Qué miedo, estos protocolos.