No te creas a un político que te dice que eres sabio
En campaña electoral, escucharemos a los políticos decir que "el electorado es sabio". Si mientras gobiernan dicen una cosa y hacen la contraria, quizá lo sabio sea no prestar atención al halago.
Hace dos meses que sabemos que el Fútbol Club Barcelona estuvo tres lustros pagando al vicepresidente del Comité de Árbitros. Más de siete millones de euros. Le entregaron tanto dinero que algo de valor haría por el club; y durante tanto tiempo que los réditos debían de ser tangibles. El pasado lunes, el presidente más político de la historia del club catalán salió por fin a dar explicaciones y su argumento principal, además de tirar del siempre exitoso recurso al comodín de Franco, fue que Enríquez Negreira no tenía capacidad de influir sobre los árbitros.
Total, que Joan Laporta entró en una contradicción, porque para exculparse de una cosa reprobable hizo ver que el Barça estuvo década y media pagando a un señor por no hacer nada.
El domingo pasado, Yolanda Díaz calificó a Marruecos como "una dictadura", poniendo en un serio apuro las relaciones de España con su vecino más importante en términos estratégicos. Moncloa, que lleva un par de años sin explicar el porqué del cambio respecto al Sáhara y casi diez meses echando tierra sobre los muertos de la verja de Melilla, se apresuró a dejar claro su desacuerdo con la vicepresidenta: "Es una opinión personal", filtró el ala socialista del Gobierno.
Total, que planteó una contradicción, porque para no meterse en nuevos líos con Rabat, sugería que Pedro Sánchez entiende que lo de Mohamed VI es una democracia.
La semana pasada, Ciudadanos lanzó como "una propuesta realista" su plan de adelantar a los jóvenes un 10% de su pensión futura para facilitarles el acceso a una vivienda en el presente. El hecho es que ambos son aspectos claves del Estado del bienestar, de cómo hacemos el reparto económico de nuestra política social. Este partido siempre ha gobernado comunidades y ayuntamientos defendiendo que ese modelo actual nuestro es insostenible porque se limita a sostener al que ya no produce, en lugar de poner más esfuerzo en facilitar que las clases productivas generen más riqueza para todos.
Ahora, lo que le falta a los liberales para sobrevivir son votos, y la habilidad dialéctica para mezclar dos asuntos muy susceptibles de movilizar electores se ha convertido en una trampa definitiva: la contradicción ideológica.
Este jueves, se vota en el Congreso la reforma del sólo sí es sí. Sánchez pidió perdón a medias hace unos días por los "efectos indeseados" de casi mil violadores beneficiados por la norma. Pero mientras sus diputadas negociaban con las de Feijóo, las de Unidas Podemos le afeaban "echarse en manos de la derecha para volver al Código Penal de la manada". El PSOE tiene dos problemas: la verdad y su solución. La verdad es que antes de aprobar la ley en Consejo de Ministros sabía que ésta rebajaba penas, porque lo advirtió la oposición; pero, sobre todo, el informe del CGPJ. Y la solución a eso es, ahora, hacerle caso al líder de la oposición y al órgano de gobierno de los jueces a los que, juntos, ha acusado alguna vez de "conspirar" para acabar con su Gobierno...
Total, que para resolver esa contradicción, el PSOE tuvo que negar la verdad, afirmando que el acuerdo con el PP es puramente "técnico y semántico", y disimular su solución, acusando a Irene Montero de "inmadura".
Todo esto de decir una cosa mientras se hace la contraria no sólo pasa en España. Por ejemplo, Mateusz Morawiecki viajó hace unos días a Washington para recordarle a Joe Biden que Polonia es su mejor aliado en Europa para detener a Rusia y "apoyar al pueblo ucraniano, cueste lo que cueste"... salvo que eso no es verdad. Porque, a la vez, el Gobierno de Varsovia estaba vetando la posibilidad de que Ucrania exporte su grano libremente dentro de la UE, que es lo que necesita Kiev para sostenerse sola, y no sólo a expensas de lo que le demos graciosamente sus aliados.
Ahora que entramos en campaña electoral, escucharemos muchas veces a los políticos decir eso de que "el electorado es sabio". Pero si mientras gobiernan dicen una cosa y hacen la contraria, quizá lo sabio sea no creer mucho tampoco en ese halago.