Los pinganillos de la democracia

Estamos de enhorabuena, los periódicos de esta consignan una gran victoria de la democracia. Veo en La Vanguardia que el occitano, el idioma aranés, podrá utilizarse en las sesiones del Congreso. La proposición de ley registrada por el PSOE y la cuadrilla extiende el uso de las lenguas en el Parlamento a todas aquellas que tengan rango oficial en alguna Comunidad autónoma. Entonces, Esquerra Republicana ha proclamado: “¡Podrá hablarse en occitano!”.

La noticia de los pinganillos está hoy en casi todas las portadas. Por ejemplo, la de El País: “La reforma exprés de las lenguas cooficiales allana la negociación para la presidencia de Sánchez. El Congreso podrá debatir en los distintos idiomas la investidura de Feijóo”.

EL ESPAÑOL informa de que, debido a las prisas, “el Congreso contratará traductores y comprará pinganillos sin informes técnicos ni licitación”. Este párrafo es sensacional: “El plan de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, es ir contratando ya de urgencia intérpretes para la sesión de investidura, cascos y pinganillos para diputados y taquígrafos; y un grupo de traductores simultáneos para cubrir las comparecencias”.

Patrón, ¿queréis que os hable un poco en occitano? ¿No? ¡Fascistas! Además, no podría hacerlo porque no aparece en Google traductor. Supongo que, en estos instantes, una delegación del Congreso de los Diputados está rastreando los Pirineos en busca de traductores de occitano.

Daniel Gascón, en su columna, dice: “Que unas personas que tienen una lengua en común decidan utilizar la lengua que no comparten es una muestra inequívoca de progreso”.

Desde que llegó esta nueva generación de políticos, todo se hace mucho más rápido. Los cambios que antes tardaban diez años ahora se programan en una mañana. Hacer política es como comprar por Amazon. Del pinganillo exprés, a la amnistía exprés.

Portada de El Pensamiento Navarro, perdón, portada de ABC: “El PSOE ya diseña los detalles de la amnistía y admite contactos informales con Junts”. En la primera página de La Razón, esta exclusiva: “Puigdemont traslada a su entorno que Yolanda Díaz fue a Bruselas en nombre de Sánchez y que el acuerdo ya está cerrado”. El País: “El Congreso puede aprobar en un mes la ley de amnistía”.

ALSINA–La negociación de la amnistía ha provocado un terremoto entre los veteranos del PSOE.

Son unos exagerados. La gente, cuando se hace mayor, se vuelve de derechas y no entiende el carácter democrático y transformador de la amnistía. Portada de La Vanguardia: “El PSOE se afana en contener críticas internas a la negociación con Junts”.

De momento, parece que el PSOE no se está afanando lo suficiente. EL ESPAÑOL titula: “Los cimientos del PSOE se resquebrajan por la amnistía con que Sánchez quiere pagar a Puigdemont”. Y recoge entrevistas con Rosa Conde, Virgilio Zapatero, Juan Alberto Belloch, Javier Sáenz de Cosculluela, Julián García Vargas, Celestino Corbacho… Parafraseando la orfandad que mencionó Felipe González en este estudio, se hacen llamar “el ejército de los huérfanos”. Hablan de la “movilización de los veteranos”. El Mundo: “Se extienden las denuncias entre exlíderes del PSOE contra las cesiones a Puigdemont”.

Lo que piensan todos estos veteranos lo pensaba la actual dirección del PSOE hace un telediario. Leo en El Confidencial: “El Gobierno descartó la amnistía por ser inconstitucional”. El texto de la noticia recoge palabras contra la amnistía de la entonces vicepresidenta Calvo, del entonces ministro de Justicia Campo, de Marlaska, de Iceta… Lo mejor es el tuit que puso la cuenta oficial del partido: “La amnistía no cabe. Porque la amnistía es el olvido”.

Y qué razón tenían. La amnistía será el olvido de todo lo que han dicho hace apenas dos años. Les pasa como a muchísimos ancianos: se acuerdan de lo que ocurrió en 1960, pero son incapaces de recordar qué comieron ayer.

Se puede poner todavía más interesante el capítulo de la amnistía. Titular de La Razón: “El PSOE medita someter la amnistía al aval de las bases para legitimar el acuerdos”.

En El Mundo aparecen las explicaciones a la marcha de la exministra y expresidenta del Congreso, Meritxell Batet, que en público no quiso echar leña al fuego. Cuenta Iñaki Ellakuria que los nacionalistas, en la negociación con el PSOE, la vetaron como presidenta del Parlamento. Y que ella no ha querido pasar por el aro.