Koldo García es el nombre que ustedes van a leer, oír y escuchar durante días, meses, años, quizá para siempre. Y es bueno, porque Koldo es eterno. Verá usted a Koldo, con camiseta blanca de tirantes, subido encima de un tronco y con un hacha. Acaba de ser detenido junto a su mujer, su hermano y otras 27 personas, en una trama de adjudicaciones que afecta a varias administraciones lideradas por el PSOE.

Koldo, recuerdan hoy todas las portadas, era la mano derecha de José Luis Ábalos. Su hombre para todo. Su chófer, su guardaespaldas, su confidente. Pero Koldo, como vemos en los periódicos, es un hombre que cobra comisiones y parte troncos encaramado a ellos y con un hacha. Koldo nació en Baracaldo hace 54 años, pero vivió casi siempre en Pamplona.

Así nos levantamos por la mañana, con el hacha, partiendo troncos antes de desayunar. Fue escolta de altos cargos en los años duros de ETA, portero de discoteca, portero de puticlub. Y fue condenado a dos años de cárcel en los noventa por partir en dos a un tío, en lugar de un tronco. Llegada la era Sánchez, Ábalos fichó a Koldo por mediación de Santos Cerdán. Logrado el poder, Koldo acabó de consejero de Renfe y su mujer de secretaria en el ministerio.

El hecho, antes de contar cómo lo enfoca cada periódico: en plena pandemia, Koldo García, según sospechan los investigadores, aprovechó sus contactos para adjudicar contratos de venta de mascarillas y cobrar comisiones ilegales que luego blanqueaba. Todo esto explota ayer por la tade, cuando trascienden las casi treinta detencinoes mencionadas.

En la orilla más cercana a Moncloa, los diarios tratan la noticia casi con silenciador. El País y La Vanguardia dan la foto a Sánchez y su visita a Mohamed VI. La Vanguardia ni siquiera lleva un titular de Koldo en portada. La burguesía catalana, lo comprendo, no quiere fotos grandes de un hombre partiendo troncos. El País y La Vanguardia lo solventan con una crónica breve. Titular: “Detenido un exasesor de Ábalos por lucrarse con las mascarillas”.

Me gusta el contraste porque en la orilla más cercana a la oposición se trata a Koldo con mucha más familiaridad. Lo llaman así, “Koldo”, en lugar de “asesor de Ábalos”. El Mundo: “Koldo cobró comisiones gracias a su relación con autoridades. El asesor lideraba una trama que pidió su intermediación para recibir contratos sanitarios por 52 millones de euros”. EL ESPAÑOL: “Koldo lideraba una trama de cargos que daba contratos, cobraba y blanqueaba comisiones”.

ABC: “Cae la mano derecha de Ábalos por corrupción en la compra de mascarillas durante la pandemia”. La Razón: “La Justicia cerca por corrupción a un exasesor de Ábalos. La empresa adjudicataria de los contratos pasó de 0 a 53 millones de euros en un año”.

La investigación, por cierto, se llama Delorme. Dicho así suena burdo, vulgar, pero nada más lejos de la realidad. Los investigadores han elegido ese nombre en homenaje a Charles De Lorme, el inventor de las mascarillas. Operación Delorme. Una historia, haced gárgaras conmigo, con el flúor de las ocho de la mañana; una historia… forrrrmidable.

Leo en El Confidencial que el montante de las comisiones ascendió hasta los diez millones de euros. Y este párrafo de Chema Olmo es clave: “Koldo y su pareja trataron posteriormente de ocultar parte de esos fondos mediante inversiones inmobiliarias en la provincia de Alicante y en otras operaciones”.

Por ABC sabemos que la investigación nace de una venganza: puso la denuncia el PP de Madrid, dolido todavía por las acusaciones de corrupción hacia ella y su hermano precisamente debido a las mascarillas. El Confidencial: “El PP venga la persecución contra Ayuso y centrará en Sánchez el escándalo de las mordidas”.

Porque esa es la cuestión ahora: ¿quién sabía de los tejemanejes de Koldo? ¿Lo sabía Ábalos, su jefe? Cuando saltó la noticia, el ministro estaba en la sesión de control del Congreso y se dijo artudido. Reiteró no saber nada. Sánchez –esta reacción también está en todos los papeles– aseguró en Marruecos que el cese de Ábalos no tuvo nada que ver con este caso de corrupción.

EL ESPAÑOL publica un mapa de las conexiones: “Al menos cuatro altos cargos de Sánchez favorecieron a la trama corrupta de Koldo. Marlaska y Ábalos, en los Ministerios del Interior y de Transportes; y Armengol y Torres, desde los gobiernos de Baleares y de Canarias, adjudicaron los contratos”.

The Objective es esta mañana el diario que va más allá. Titular: “Los contratos investigados se negociaron desde el piso oficial en el que Ábalos residía en Madrid antes de ser destituido por Pedro Sánchez como ministro”.

Tal día como hoy, en 1939, moría Antonio Machado. Termino leyendo los versos que escribió Sánchez en su página de Facebook cuando conoció a Koldo. Iba a leer a Machado, pero es tal la belleza de Sánchez: “Pamplona nos descubrió a uno de los gigantes de la militancia en estas tierras navarras. No obstante, este guerrillero de grandes dimensiones físicas, y corazón comprometido, es un referente político en la lucha contra los efectos de la crisis y las políticas de la derecha. Es el último aizkolari socialista”.

*Esta es la revista de prensa que Daniel Ramírez realiza cada mañana para 'La España que madruga', en 'Más de Uno', el programa de Carlos Alsina en Onda Cero.