Armengol bajo sospecha, un obispo carca y la muerte de Yazan
Francina Armengol, Federico de Dinamarca, Luis Argüello y Yazan al-Kafarneh; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.
Francina Armengol
Es redondita y simpática, mallorquina, soltera, farmacéutica y madre adoptiva de dos chicos saharauis mayores de edad. También es politicastra y socialista. Si no fuera porque en más de una ocasión la hemos visto sonreír desde la tribuna del Congreso de los Diputados, le sacaríamos los colores. Sin embargo, aquí estamos, encogiéndonos de hombros y aceptando sus excusas.
Nada más llegar a Madrid la presidenta asumió su papel: mantenía el tipo y, sobre el culebrón de las mascarillas, daba explicaciones a quien quisiera oírlas. Eso fue hasta el martes pasado. Luego todo cambió. Francina Armengol (Inca, agosto 1971) compareció ese día con rostro severo. De pronto su voz elevó el tono: "¡Nadie, nadie me ha presionado!".
Armengol estaba contrariada. No servían las mascarillas que compró el gobierno balear por 3,7 millones de euros, cuando ella lo presidía, pero su Conselleria de Sanidad emitió un certificado de satisfacción con el servicio para facilitarle más contratos al entramado corrupto (presuntamente).
El PP exigió y sigue exigiendo la dimisión de la actual presidenta del Congreso, pero ella ha puesto pie en pared después de una sucesión de rodeos y advertencias destinados a componer los marrones que le habían endosado.
Mal arreglo tiene el asunto. Armengol iba de mal en peor. Todo había empezado con Koldo, siguió con Ábalos y entremedias se desvió con Aldama, un empresario corrupto hasta las cejas (de nuevo, presuntamente)
No le va mal a Francina Armengol en su apego a la buena vida en compañía de su pareja, Joan Nadal, si es que todavía se observan mutua fidelidad. Disfrutan de un ático de lujo en el centro de Palma tras abonar un pastón en concepto de adelanto. Es una operación inmobiliaria que recuerda a la de Jaume Matas, que compró una casa en la ribera gótica de la ciudad.
No se sabe si el ático de la pareja Armengol Nadal llegó a estrenarse. Lo único que consta es que el vecindario enseguida le puso nombre: era "el palacete de Armengol".
Federico de Dinamarca
Hace unos días se habló de un nuevo viaje a España del ya Federico X, aparte del ya conocido del mes de noviembre. El rumor venía alimentado por el morbo de los supuestos amores furtivos de cuando, en el pasado, el entonces casi Rey de Dinamarca conoció a Genoveva Casanova y descubrió su afición por el flamenco. Si no lo veo, no lo creo.
Ahora resulta que lo de noviembre era en realidad una vuelta a las andadas. Para entendernos: a la buena vida y al cachondeo activo, con Genoveva cogidita del brazo como dos pipiolos que acaban de conocerse. El cuento de Andersen quiere hacerse realidad. Adelante.
En su primer paseo por la capital, Federico y Genoveva fueron testigos de lo agradable que es pasear por el Madrid de los Austrias, donde algunas calles son tan pequeñas que abriendo los brazos puedes tocar a la vez una casa y la de enfrente. Cuando llega el buen tiempo, en la Cava Baja huele a fritanga y huevos rotos.
Genoveva ya vivió esa experiencia anteriormente. Primero conoció a Federico, que entonces era el heredero de la Corona danesa, y le endosó el papel de guiri en la ruta del viejo Madrid, desde la Plaza Mayor al mercado de la Cebada y del mercado de San Miguel a la plaza de Isabel II. Cruzan todas las callejuelas y se recluyen finalmente en un bullicioso tablao flamenco que nos devuelve a los años cincuenta o sesenta, cuando en el corazón de la capital reinaban Lola Flores y La Chunga.
Doy por hecho que Federico X no viene a Madrid a conquistar mexicanas ni a comer porras en la Estación del Norte. Tampoco a tomar tacos en el Válgame Dios, allí donde Manolete le puso un piso a Lupe Sino, la novia con la que no dejaron casarse al torero.
Si mis instintos no fallan todo indicaría que si Federico vuelve a España, es para repetir la jugada. En el Retiro podría obrarse de nuevo el milagro. Ahora entiendo lo de Genoveva, que parece recién salida de un cuento de Andersen. Cada vez que sale a pasear, se eleva como un globo y desaparece en el horizonte de la mano de su príncipe, que en realidad es un Rey.
En tiempos de Margarita II (la reina madre) era habitual que los hijos de los reyes y nobles se convirtieran en personajes de cuento. Así, el lobo feroz pasaría a ser un gato con botas y el gato con botas un oso panda. Federico se transformaría así en un vago de siete suelas y el lobo feroz, en un zorro de peluche. La madrastra, por su parte, utilizó la varita mágica para someterse a una metamorfosis radical. De aquella virgen estratosférica surgió una mujer bellísima, de cabello rubio como el oro y ojos color miel.
Dicen que este padre de cuatro hijos que casó con una australiana llamada Mary Donaldson y dio un heredero a la dinastía, se ha reconciliado con su esposa y estrecha relaciones. Ahora que Genoveva está en las nubes deberían aprovechar el momento. Si fallan, la próxima vez que prueben con un koala.
Luis Argüello
A los 70 años, el arzobispo de Valladolid ha sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal por los obispos españoles en asamblea plenaria. Su mandato comprenderá el cuatrienio 2024-2028, relevando así al cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona.
Argüello tiene una curiosa historia que va más allá de su vocación religiosa. Palentino de origen (nació en Tierra de Campos) y vallisoletano de adopción, estudió en el colegio La Salle y más tarde obtuvo la licenciatura en Derecho Civil. Los estudios eclesiásticos los hizo después con los Agustinos de Valladolid. Aparte de su vocación religiosa, siempre ha reconocido su pasión por el fútbol, y en especial por el Real Madrid. Además, le gusta la música y se reconoce fan de Franco Battiato.
Luis Argüello (mayo 1953, Meneses de Campos, Palencia) no siempre mantuvo la ortodoxia que había caracterizado sus comienzos. Poco a poco la ortodoxia se escoró y el padre Argüello acabó convirtiéndose en el candidato de la línea más conservadora de la Iglesia. Empezó quitando importancia al escándalo de la pederastia en el clero y terminó derrotando en las urnas episcopales al candidato del papa Francisco, José Cobo.
Argüello tiene por delante el emblemático asunto de la beatificación de la reina Isabel. La Santa Sede no está muy convencida. Y la causa tiene muchos detractores. Motivos hay tres, fundamentalmente: 1) La expulsión de los judíos, comandada en parte por la Reina, poco amiga de los semitas. 2) La consigna descolonizadora que parte del ministro Urtasun, y 3) la presión del Vaticano, incómodo por el despliegue mediático que representa la España de la conquista, con la reina Isabel a la cabeza.
La causa de la beatificación está en dique seco. Las expectativas generadas por la parte más conservadora de la iglesia no parece que vayan a llegar a buen término. Que se sepa, sólo Carmen Calvo, la flamante nueva presidenta del Consejo de Estado, le ha echado un cable a Isabel la Católica en el Día Internacional de la Mujer.
En cuanto a Argüello, como era de esperar, se ha propuesto reactivar la causa de la beatificación. En Valladolid sigue trabajando la comisión diocesana que se encarga de tramitar el expediente. Que la Virgen reparta suerte.
Yazan al-Kafarneh
No he visto imágenes tan brutales como las que han ofrecido los noticiarios en estos días de hambruna y polvo. Baste con ver el rostro anguloso y hundido del niño que ha captado Guillermo Serrano, nuestro dibujante, en el lecho de muerte. Solo hay tristeza y dolor en el rostro de este niño condenado a muerte por la estupidez humana.
Cuando empezó el éxodo de los gazatíes hacia Rafah, por momentos creímos que era una imagen de alivio: la sagrada familia en el burrito, camino de Egipto.
Pero ya no hay nada bonito en este camino de bombas. A los periodistas no les dejan pasar. Ahora todo es miseria, desolación y muerte. A la catástrofe humanitaria se le ha unido la catástrofe sanitaria. Y la contaminación mediática que envenena nuestras percepciones de lo que allí está ocurriendo.
Todo lo que sale de Gaza por parte de los palestinos es filtrado y manipulado por Hamás. Ellos no hacen diferencia entre información y propaganda. Ni siquiera aceptan distinguir entre muertos civiles y muertos combatientes. De pasada hablan de la desnutrición, pero le quitan importancia siendo evidente que está muy extendida.
El otro día dijeron que habían muerto de hambre 15 niños, y a lo mejor es verdad, aunque eso ya lo decían en 2014, cuando parece que no pasaba.
[EEUU ayuda a Gaza con la mano izquierda mientras con la derecha apoya militarmente a Israel]
Ahora Biden quiere abrir una ruta marítima desde Chipre y, en plan corredor humanitario, entregar productos de primera necesidad sin consultar a israelíes ni a egipcios (sería un alivio)
Hablábamos de Yazan, uno de los niños del hambre cuya estampa ha dado la vuelta al mundo. Pero si aguanté las icónicas fotos de los niños de Biafra también puedo aguantar a los de Gaza, que llevan en la frente el sello demacrado e inerte de la enfermedad.
He observado que las madres de estos niños moribundos no lloran apenas. En todo caso llevan entre las manos un pañuelo estrujado, mientras acarician el cuerpecito blanco del niño que no sabe gemir. Son madres lloradas e hijos secos por dentro. Sólo aparto la cabeza y lloro.
No creo que llorar sea terapéutico, pero ayuda a combatir el hambre, Cuando falta pan, hay sopa de mocos.