Ahora que Lee Hsieng Long se va, deberíamos admirar a Singapur
La retirada de Lee es tan importante como la de Mohamad Mahathir, que dejó el mando de Malasia hace dos décadas después de haber convertido su país en una potencia.
Hay países que nos quedan lejos, tanto geográfica como conceptualmente. Países cuyos modelos de gobierno y estilos de vida nos resultan ajenos e incluso incomprensibles, a menudo percibidos como poco democráticos desde la óptica del ciudadano medio en la España de la postransición.
Países que nos impresionan con sus rascacielos y con un crecimiento económico que parece no tener fin, aun cuando en Occidente estamos atascados con el gasto social y con movimientos geopolíticos que no acabamos de entender bien.
Países que envidiamos, en secreto, a pesar de que públicamente nos burlamos de sistemas que consideramos autoritarios. Aunque habría que comparar.
Entre ellos se encuentra Catar, con el desarrollo interminable de Lusail. Kazajistán, el lugar desde donde escribo, que cuenta con 99 de los 118 elementos de la tabla periódica y exporta litio y uranio en cantidades brutales. Malasia y las icónicas torres Petronas. Y, por supuesto, quizás más que ningún otro, Singapur.
En el momento de escribir esto, Lee Hsien Loong, quien ha sido su primer ministro durante las últimas dos décadas, ha anunciado su retiro. A pesar de la distancia física y cultural, un momento que tiene implicaciones significativas no sólo para Asia, sino también para Europa y específicamente para España.
Desde cualquier punto de Asia a Singapur se le respeta y se le conoce por haber sido capaz de convertirse en superpotencia cuando lo tenía todo en contra.
"Lee Hsien Loong publicó un mensaje en las redes sociales acompañado de la imagen de un árbol robusto con raíces profundas, que simboliza la estabilidad y el crecimiento económico que ha caracterizado al país"
Hoy en día, Singapur registra un PIB de 350.000 millones de dólares y una renta per cápita elevadísima, de más de 60.000 euros, Singapur apenas tiene desempleo, exporta 301.000 millones, principalmente servicios financieros, tiene una economía abierta y altamente globalizada y un entorno empresarial envidiable.
Lee Hsien Loong publicó un mensaje en las redes sociales acompañado de la imagen de un árbol robusto con raíces profundas, simbolizando tanto la estabilidad como el crecimiento económico que ha caracterizado al país, entre los más educados y ricos del mundo, a pesar de ser una isla de poco más de cinco millones de almas en la que no crece casi nada.
Su mensaje era claro y directo: "Dejaré de ser primer ministro el 15 de mayo de 2024 y Lawrence Wong prestará juramento como próximo primer ministro ese mismo día. Pido a todos los singapurenses que apoyen plenamente a Lawrence y a su equipo, y que trabajen con ellos para crear un futuro mejor para Singapur".
Un mensaje imposible en Europa.
La primera vez que llegué a Singapur fue en 2002, gracias a una beca que pagaron los fondos europeos cuando todavía había interés en entender el crecimiento explosivo de la región. En aquel tiempo, Europa no sólo tenía los recursos, sino también un interés genuino en aprender de estas economías emergentes.
Hoy, nuestra atención está muy dispersa, distraída por crisis más inmediatas como las tensiones en Ucrania y Oriente Medio, que sabemos que nos afectan, pero no sabemos muy bien cómo.
Singapur ha sido un modelo de cómo un país pequeño puede tener un impacto enorme en el escenario mundial si aplica claridad de ideas, y un proyecto que mejore la vida de sus ciudadanos. Su mensaje es que sí se puede cuando hay una visión global de país.
Como dijo Lee Kuan Yew, el fundador de la Singapur moderna y padre de Lee Hsien Loong: "Una sociedad para ser exitosa debe mantener un equilibrio entre fomentar la excelencia y animar a mejorar a la media".
El propio Lee hijo ha enfatizado la importancia de la previsión y la planificación para el futuro, y ha dejado dicho que es necesario "plantar árboles para que nuestros hijos y sus hijos puedan disfrutar de la sombra".
"Mientras Europa lidia con sus propias dudas existenciales, la historia de Singapur ofrece lecciones clave en materia de visión compartida y adaptabilidad"
Esta filosofía de pensar a largo plazo ha sido fundamental en la transformación de Singapur en un puerto global de comercio y finanzas. Uno con una belleza impresionante.
Según el índice de libertad económica de la Heritage Foundation, desde la que tanto ha escrito mi amigo Mike González, Singapur es el segundo país con mayor libertad económica en el mundo, lo que atrae a inversores y empresas globales que buscan un entorno estable y favorable para hacer negocios.
La retirada de Lee es tan importante como la de Mohamad Mahathir, que dejó el mando de Malasia hace dos décadas después de haber convertido su país en una potencia regional, proceso que viví en primera persona, autógrafos incluidos, cuando era corresponsal allí para la Agencia EFE.
Ahora, mientras Europa lidia con sus propias dudas existenciales, la historia de Singapur (y los dos volúmenes quijóticos de las memorias de Lee Kwan Yew) ofrece lecciones clave en materia de visión compartida y adaptabilidad.
Como dijo una vez Lee padre, que murió en el 2015, "para tener éxito, una sociedad debe mantener un equilibrio entre nutrir la excelencia y alentar a la media a mejorar".
En España, y en Europa, podríamos aprender mucho de ellos, en lugar de seguir jugando juegos de niños.
*** Ramón Pedrosa es el CEO de Pdrs, periodista y excolaborador de la Agencia EFE, El País Herald Tribune, New York Times, Forbes y La Nación.