El genocidio cultural en Cataluña avanza con paso firme
El profesorado en la universidad catalana tendrá como fundamental obligación el dominio de la lengua catalana, sin importar el conocimiento de la disciplina de que se trate.
En 2019, una comisión creada y presidida por un gran intelectual catalán, Quim Torra, presidente en aquellos momentos de la Generalidad catalana, decidió retirar una serie de pinturas que decoraban el Salón San Jordi del Palacio de la Generalidad de Cataluña. Los lienzos en cuestión representaban, entre otras imágenes, el Compromiso de Caspe; la Batalla de Las Navas de Tolosa; la de Lepanto; el recibimiento (en Barcelona), por parte de la reina de Castilla, Isabel I, y el rey de Aragón, Fernando II, de Colón tras su descubrimiento de América; la Batalla del Bruc, etcétera.
Así ha quedado el salón de Sant Jordi de la sede de la Generalidad de Cataluña, tras eliminar las pinturas con la imagen de la llegada de Colón a Barcelona ante los Reyes Católicos.
— Javier Santamarta del Pozo (@JaviSantamarta) August 1, 2024
También se han retirado los murales de las batallas de Bruch, Lepanto y las Navas de Tolosa.… pic.twitter.com/orKjbX26tO
La operación de descolgar las obras fue llevada a cabo bajo el imperio de otro presidente, el también sin par intelectual Pere Aragonès (¡Aragonès!). Este último pronunció las siguientes palabras con ocasión de la reinauguración del Salón, a finales del pasado mes de julio: "Las pinturas representaban un relato histórico altamente connotado por contenidos políticos e ideológicos, de carácter integrista, autoritario y antidemocrático, y su contenido no se adecuaba al Saló de Sant Jordi".
También la directora del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña ha querido contribuir con su verbo al acontecimiento, dentro, naturalmente, de la línea política oficial: "Eran escenas históricas que configuraban un programa de inspiración reaccionaria que básicamente celebraba la supuesta contribución catalana a la España imperial".
Otras explicaciones similares podemos encontrar procedentes de distintas fuentes. Algunas profundizan en lo ya reflejado. Otras tratan de justificar el hecho en razones artísticas, de integridad del patrimonio o de deterioro.
Desde luego, alguna de las explicaciones de los citados intelectuales asombran. ¿Dicen que el compromiso de Caspe se caracteriza por su contenido político integrista, antidemocrático, y por contribuir a la España imperial? ¿De verdad han dicho eso?
Pues sí, como se puede leer en la cita.
¿Dónde habrán estudiado tan grandes cabezas? ¿Saben estos enormes intelectuales orgánicos en qué consistió el compromiso de Caspe? ¿No se han enterado aún que dicho compromiso a quien afectó fue a Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca, y que con él se evitó la guerra civil en aquellos territorios (aunque no algunas batallas particulares)?
Mas, ¿desconocen tan augustos pensadores que Lepanto fue una empresa de toda la cristiandad con la que se trataba de frenar la expansión del Imperio otomano en occidente? ¿Ijnoran (así, con j) que Fernando fue rey de Aragón y que, con una sentencia arbitral, acabó con las guerras remensas que desangraron, y atrasaron económicamente, Cataluña durante el siglo XV?
Pero ¿de qué habla esta gente? ¿Se han vuelto locos?
"Se instaurará, así, una policía lingüística catalana, un burka del lenguaje, destinado a acabar con todo lo que no sea de corazón y sangre catalana independentista"
Desde luego que no. Para comprobarlo no hace falta más que mirar el acuerdo entre el PSC y ERC y detenerse sobre un punto esencial, que tiene una parte de fanatismo y otra de catetez, pero con la que se quiere eliminar, suprimir, toda influencia castellana en Cataluña, aunque eso signifique el suicidio.
El citado acuerdo crea lo que ya es ejecutivo en el primer gobierno de Salvador Illa: el Departamento de Política Lingüística, dirigido a terminar con cualquier influencia de "lo español" en Cataluña, a despecho del ordenamiento constitucional y de las resoluciones judiciales dictadas al respecto.
Se instaurará, así, una policía lingüística catalana, un burka del lenguaje, destinado a acabar con todo lo que no sea "de corazón y sangre catalana independentista". La población catalana españolista, mayoritaria si atendemos a los números de las últimas elecciones autonómicas, resultará así arrasada culturalmente en sus expresiones y comunicaciones.
Esta intención se evidencia expresamente en el propio texto del acuerdo, donde tras decirse que "Cataluña es una nación construida a partir de una visión inequívocamente inclusiva, propia de un país plural y diverso", se añade "una nación donde el catalán ha actuado y ha de seguir actuando como la lengua común y de progreso del conjunto de la sociedad".
Muy inclusivo, pues. El que no hable en catalán se queda fuera, a despecho de la Constitución.
Que lo anterior lo firme ERC, un partido que protagonizó, junto con otras formaciones, un golpe de Estado, además de la comisión de diversos delitos, en octubre de 2017, puede parecer lógico. Pero que lo haga el Partido Socialista, que parecía ser constitucionalista, resulta muy llamativo.
Ahora, la catetez.
"¿Que es usted de Ávila y además un sabio en tal o cual materia? Pues podrá ser profesor con todos los honores en Salamanca, Granada, Santiago de Compostela u Oxford. Pero no en Cataluña"
El profesorado en la universidad catalana tendrá como fundamental obligación el dominio de la lengua catalana. Lo que importa no es el mayor conocimiento de la disciplina de que se trate, sino hablar en catalán, así nadie que no sea catalanohablante podrá incorporarse como profesor ordinario a ninguna universidad de Cataluña.
¿Que es usted de Ávila y además un sabio en tal o cual materia? Pues podrá ser profesor con todos los honores en Salamanca, Granada, Santiago de Compostela u Oxford. Pero no en Cataluña. Aquí lo que importa es hablar en catalán. Lo otro, los conocimientos extraordinarios en una materia, son secundarios. ¡Eso es lo que piensan estos catetos!
Y lo hacen en un momento en el que en todas las universidades del mundo se admite a quien sea, con independencia de su lengua, siempre que tengan conocimientos.
Hace un siglo, en diversos países europeos, comenzó a extenderse una droga irracional, anticonceptual, patriótica, exaltadora de esencias, valores y tradiciones. Bajo sus vapores, las inteligencias se adormecieron, las bocas enmudecieron y sobre los ojos cayeron cataratas. El resultado de todo ello fue una larga agonía en Europa.
Esperemos que el intelecto catalán y español no permita ahora que se apaguen las luces en nuestro país.
*** Fco. Javier Álvarez García es catedrático de Derecho Penal en la Universidad Carlos III.