9 septiembre, 2023 01:52

Detrás de ciertos reinados ocurren hechos no aptos para la plebe. Unos se desvelan y otros quedan enterrados en el recuerdo. El fallecimiento de María Teresa Campos a los 82 años el pasado 5 de septiembre ha hecho correr ríos de tinta a ambos lados del Atlántico porque, le pese a quien le pese, fue la primera reina de las mañanas televisivas españolas hasta que Ana Rosa Quintana aterrizó en Telecinco en la misma franja en 2005. Estar en ese trono le costó sangre, sudor y lágrimas, ya que nunca superó uno de los rasgos que la marcaron de pequeña, el miedo. Un miedo irracional a la oscuridad, los muertos y a dormir sola que condicionaron la forma en que dirigió su vida.

Jesús Mariñas comentó hace algunos años a este periódico que a su jefa le obsesionaban las audiencias, no podía soportar la demora de los índices que había tenido en el programa y que a la mañana siguiente casi ni desayunaba porque le entraba una ansiedad tremenda. Como en la redacción ya sabían cómo se las gastaba, si la cifra no era buena, tenía los ojos como ausentes y era su hija Carmen quien allanaba el camino. “Tenía unos prontos que…”, aseguraba recientemente Paloma Barrientos, que fue una de sus primera colaboradoras en 'Día a Día' (1998-2004), emitido en Telecinco.

Como si fuera una de las grandes papistas de la televisión norteamericana al estilo Barbara Walters u Oprah Winfrey, la Campos también revolucionó la pequeña pantalla con el programa anteriormente mencionado, ya que supo intercalar dos secciones que se convirtieron en el buque insignia matinal de la cadena de Fuencarral como fueron el corrillo, la mesa política y el tendedero. En el primero, un grupo de invitados diarios como Maika Vergara, Víctor Sandoval, Rosa Villacastín o Jorge Javier Vázquez hablaban de manera distendida sobre la vida y milagros de los famosos. Con el segundo fue pionera porque nunca antes nadie había logrado congregar a expertos en política -María Antonia Iglesias, Pepe Oneto, Raúl del Pozo- entorno a una mesa para hablar de forma cálida y distendida. Y el tercero era una especie de teatrillo en el que dos vecinas cotillas, Angelita (Rocío Carrasco) y doña Mercedes (María Teresa Campos), se ponían a hablar de todo y de todos mientras colgaban la ropa.

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La presentadora fue quien descubrió el talento como actriz de la hija de la Jurado a la que ya había echado el ojo cuando copresentó 'Cita con Apeles' (1997), con el carismático Padre Apeles, quien desde entonces ha cultivado una íntima amistad con Roci-Hito, como así la denominó sabiamente Maruja Torres.

Ana Rosa Quintana y María Teresa Campos en Telecinco

Ana Rosa Quintana y María Teresa Campos en Telecinco

Sin fama hasta los 45

A pesar de esa visión y la capacidad de reinventarse, la esencia de María Teresa tras los focos era diametralmente opuesta a la que veían los espectadores. “Era inteligente, analítica y tenía habilidad para hacer creer a la gente muchas cosas de las que ni siquiera ella estaba segura. Sabía venderse muy bien y estar a la altura de lo que quería conseguir. Y lo lograba. Luego venía la otra parte, cuando se apagaba la luz y no saber si podría volver a encenderse. La incertidumbre la mataba, por eso se rodeaba de un coro de personas porque se sentía insegura. Las personas poderosas se sienten bien consigo mismas, no necesitan el aplauso de los demás y esa necesidad de estar acompañada la volvía bastante vulnerable”, asegura el escritor José Aguilar, invitado a alguno de sus programas y que ha tratado a las Campos en diferentes momentos de sus vidas.

Se convirtió en estrella muy tarde. Tenía 45 años cuando Jesús Hermida la contrató en 'Por la mañana' (1987-1988) para convertirse en una de sus ‘chicas’ y gustó tanto que TVE no tardó en ofrecerle un espacio para que se luciera de la mejor manera posible, 'Pasa la vida' (1991-1996). Éste fue el espaldarazo necesario para que las privadas se fijaran en su talento. El demiurgo que obró aquel trasvase fue Mikel Ejarza, subdirector general de contenidos de Telecinco a excepción de los informativos, que le ofreció 500 millones de pesetas (3 millones de euros) sobre la mesa. Como aquella cifra fue escatológicamente elevada, el ejecutivo salió al paso alegando que ahí estaban incluidos los decorados, el montaje y las nóminas de los trabajadores.

Aquel fue el primer contrato multimillonario de una televisión y también el embrión para el consecuente enfrentamiento entre cadenas por liderar en las diferentes franjas horarias. Lo dicho, Quintana, Griso, Ónega o Balles nampos y Paolo Vasile, el capo de Telecinco, ya que fue el consejero delegado de la matriz Mediaset, empezó a enfriarse porque había impuesto a su hija Terelu para que presentara un programa vespertino. Pero el ejecutivo se lo negó. Por tal motivo Antena 3 aprovechó aquellos desencuentros para que firmase un suculento contrato por 3 millones de euros por el programa 'Cada día' (2004-2005), que finalmente fracasó en audiencia a pesar de que en uno de los directos María Teresa se jactaba entre risas que le había quitado siete puntos a Telecinco. He aquí la transcripción de lo dicho: “Cállate ya, hombre! ¡Cállate ya y vete para tu tierra, que no te quieren ni allí! Vete y cállate ya, que has perdido siete puntos, ¡siete has perdido! Y todavía no estamos más que empezando, estamos muy modestamente levantando cabeza poco a poco. Pero tú has perdido siete puntos”. Y no contenta con eso, le insultó. A raíz de su muerte, Vasile ha asegurado que entendió que le denominara así, pero los que conocen el carácter italiano aseguran que estos ni perdonan ni olvidan, por lo que creó su propia venganza al dar el visto bueno al reality Las Campos donde la presentadora se fue hasta Nueva York para caracterizarse como Audrey Hepburn frente al escaparate de Tiffany mientras mojaba churros con chocolate. 

María Teresa Campos en una imagen de joven

María Teresa Campos en una imagen de joven

Dolida por no haber tenido la audiencia deseada en Antena 3, la malagueña volvió a Telecinco para presentar durante siete temporadas '¡Qué tiempo tan feliz!' (2009-2017), su último gran éxito. Cuando desmantelaron el espacio de la parrilla insistió en seguir trabajando, por lo que aceptó 'La Campos móvil' (2021), donde ella tenía que entrevistar en un camión rodante transparente a destacadas personalidades de nuestro país. Debutó en marzo de 2021 con Isabel Díaz Ayuso. Fracaso absoluto. A los pocos días Telecinco aparcó el proyecto. Al año siguiente, aceptó la propuesta de Anne Igartiburu para ser entrevistada en Telemadrid en ’10 momentos de mi vida’, donde los espectadores fueron conscientes del gran declive de la que fuera la reina de las mañanas. Algunas de sus escalofriantes declaraciones fueron: "Sé que soy mayor, pero no sé por qué no hay ninguna televisión de este país para mí. Yo necesito trabajar. No puedo irme sin decir algo. No soy ni más ni menos que nadie. Soy una persona que ha trabajado y que ha trabajado mucho. Que su trabajo ha gustado, que ha habido gente que ha sido feliz”. No aceptaba que su tiempo había pasado. “No sentirse comprendida ni valorada eran su talón de Aquiles”, remata otro colaborador.

María Teresa Campos junto a su hija Terelu

María Teresa Campos junto a su hija Terelu

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Miedo

Algunos colegas de aquella época se reafirman en que al principio María Teresa tenía miedo a no ser natural, sabía que no gozaba de un buen físico al estilo de Laura Valenzuela, por eso se sentía tan cómoda en sus inicios en la radio, ya que se refugiaba tras una voz bonita. La misma que encandiló a millones de telespectadores por su naturalidad, cercanía, sin estar impostada y con un lenguaje llano que llegaba a cada esquina. Tenía complejo por ser bajita, de ahí que siempre haya salido en plató con unos taconazos de vértigo que, como se pudo comprobar en algunas de sus intervenciones como defensora de la audiencia en 'Sálvame', le provocaban dificultades para caminar. Por ello, en más de una ocasión Jorge Javier Vázquez se acercaba y le acompañaba hasta la salida como un caballero. Esa pasión por los zapatos le llevó a crear en 2016 la empresa M.T.C María Teresa Campos, que finalmente resultó ser un fracaso.

Una vez más se pensó que el poder y popularidad establecidos durante años eran suficientes para tener una considerable fuente de ingresos, pero su olfato le engañó. “Por esa ambición por querer más y más se dio un batacazo. No fue porque fuera una persona egoísta, todo lo contrario, era tremendamente generosa y protectora con su gente, pero a veces estaba muy pagada de sí misma y su realidad estaba en otra frecuencia que la del resto de los mortales”, asegura convencido otro de sus colaboradores habituales en televisión. Creó un estilo propio en el vestir que en más de una ocasión fue cuestionable pero, al fin y al cabo, se la podía identificar por sus colores chillones y estampados a veces imposibles. Y, como no podía ser de otra manera, en su enorme vestidor al que media España tuvo acceso gracias al docu-reality 'Las Campos' (2016-2018) las piezas más valoradas eran los zapatos. No era Imelda Marcos, pero entre los más de 50 pares las marcas predominantes eran Manolo Blahnik, Christian Lacroix, Dolce & Gabana y Prada. ¡Un fortunón! Como era bajita y tenía ciertos complejos por ello, estar encima de los tacones le otorgaba un poder imaginario que le ayudaba a tirar del carro.

Imagen del documental 'Las Campos'

Imagen del documental 'Las Campos'

Otros allegados aseguran que dentro del medio televisivo “le costó meterse en la vida social y relacionarse con otros compañeros porque se sentía débil, vulnerable y se quería proteger. No sabía resguardarse en este mundo de fieras. No tenía un buen carácter y poseía un pronto por el que no iba haciendo amigos (sonrisas) pero quizás era una carta de defensa. Tener aquella careta agresiva y distante le ayudaba a protegerse. Si profundizabas, luego era un encanto, generosa y fiel”.

Desde que entró en la rueda catódica contó con el inestimable apoyo de Hermida y Maria Antonia Iglesias, por quien sentía un gran cariño. Todas las buenas oportunidades le vinieron rodadas, ha sido una de las mejores comunicadoras del país y su vida laboral es el sueño de cualquier periodista hombre o mujer. Sobre todo porque le han dejado innovar y tener sus propios formatos. En definitiva, ha mandado mucho. Y un presentador no manda tanto. “Y a pesar de eso siempre se sintió titubeante -apostilla una de sus amigas- a lo mejor marcada por las relaciones personales que no solían aportarle lo que necesitaba realmente. Tenías que alimentarle su ego, tenía que sentirse reafirmada para seguir adelante, siempre fue una buscadora constante de sus propios sueños que afortunadamente cumplió pero que pocas veces disfrutó. Prácticamente en casi ninguno de los hombres a los que amó encontró el motor que le hacía falta”.

Tiene sentido. Por ejemplo, su relación más estable tras su matrimonio con el periodista José María Borrego Doblas -padre de Terelu y Carmen- fue con el arquitecto vasco Félix Arechavaleta con quien estuvo saliendo de 1989 a 2001. Se conocieron por casualidad cuando de camino a Prado del Rey el coche que llevaba a la presentadora se estropeó y en aquel momento apareció un hombre apuesto y amable que se ofreció a ayudarles. Sí, surgió el flechazo.

Félix Arechavaleta, María Teresa Campos y Terelu Campos

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Gran parte de su amor lo vivieron en la distancia, por eso se entendían y se compenetraban tan bien. Pero aquella buena sintonía empezó a resquebrajarse cuando decidió invertir casi toda su fortuna en la mastodóntica mansión de la urbanización Molino de la Hoz en Las Rozas de Madrid. En esa reafirmación por sentirse segura también en el aspecto material consideró que la vida de una dama de la comunicación era tener una mansión, chófer, servicio… Félix le aconsejó que no comprara en esa zona porque estaba alejada del centro de la capital, pero no hizo caso. Así que en una parcela de 6.345 metros cuadrados mandó edificar dos residencias unidas con una superficie de 1.615 metros cuadrados edificados y divididos en 12 dormitorios, 15 baños, 3 salas de estar, un salón de 180 metros cuadrados a dos alturas, 2 cocinas, piscina interior climatizada, un cine, ascensor… Y encima decorada por Jaime Fierro, uno de los interioristas más inefables de la alta sociedad “que se encargó de decorar el primer piso de casados de la infanta Elena y Jaime de Marichalar. La factura que Fierro le pasó a la Campos le terminó de crujir”, asegura María Eugenia Yagüe.

Como Félix veía que aquello era un sinsentido, la diferencia de criterios fue uno de los detonantes que terminaron por finiquitar la relación, aunque quedaron como buenos amigos. Sin embargo, aquella amistad quedó truncada por la inesperada muerte en 2006 del arquitecto que había sido como un segundo padre para Terelu y Carmen.

Carmen Borrego y Terelu Campos en el tanatorio de La Paz

Carmen Borrego y Terelu Campos en el tanatorio de La Paz Efe

Aquel casoplón fue el primer escalón que la precipitó directamente a los infiernos. Poco a poco se fue descapitalizando. Los gastos de la hipoteca, la servidumbre, el mantenimiento mensual de la piscina que se decía costaba 8.000 euros y elevado tren de vida de María Teresa provocaron que tuviera que deshacerse de ella. “Lo peor que les puede pasar a las Campos es no tener dinero”, afirma contundente una tertuliana de los programas de corazón cercana a la familia y que prefiere no dar su nombre. Viendo el panorama de su cuenta bancaria, aquella inestabilidad influía negativamente en su cotidianeidad. Se vio forzada a poner el cartel de ‘en venta’ en 2016, pero por los 4.5 millones de euros que pedía la dueña no encontró comprador debido, justamente, a lo que ya le había advertido Arechavaleta. Tuvo que esperar cinco años y, por consiguiente, padecer una considerable devaluación, para que finalmente la vendiera por 2,5 millones de euros. Durante todo ese tiempo María Teresa tuvo que seguir haciendo frente a los ingentes gastos, por lo que no le quedó más remedio que desprenderse de algunas inversiones en ladrillo.

En 2017 se deshizo de su ático de lujo en la urbanización Las Terrazas de Las Rozas por 1,3 millones de euros, llegando a perder 50.000 euros con respecto al precio de compra y en 2020 vendió una de sus dos residencias malagueñas, concretamente un piso de 103 metros cuadrados ubicado cerca del Museo Carmen Thyssen por unos 400.000 euros. “Tenía un poco la visión distorsionada porque creía que podía llevar ese tren de vida cuando en realidad en una época semejante estilo solo lo pudo mantener alguien como Encarna Sánchez”, añade otro colaborador de la presentadora recientemente fallecida.

María Teresa Campos junto a sus hijas saliendo de un hospital en 2017

María Teresa Campos junto a sus hijas saliendo de un hospital en 2017 Europa Press

Han sido infinitas las palabras de cariño hacia la reina de las mañanas en los últimos días. Su nombre ya forma parte de la historia de la televisión. Conscientes de que el final se avecinaba, Terelu y Carmen pusieron en marcha un programa homenaje sobre la trayectoria de su madre que finalmente Mediaset descartó. ¡Aquella casa que le había ofrecido su primer contrato millonario! Ha sido TVE la que se ha quedado la idea. Al fin y al cabo, su debut en televisión fue en el ente público.