Nació en San Juan de Puerto Rico, el que aún dice que es su "lugar en el mundo", en ese anchuroso mundo que ha recorrido de punta a cabo. Luis Fonsi ambicionó el éxito en la canción desde joven, con pequeñas metas, pasito a pasito, suave suavesito: "A ver si algún día pueda llenar un teatro o cantar en la esquina", pensaba al comienzo de todo. Y acabó ralentizando a todo un planeta con una de sus canciones, con ese Despacito que lo bendijo con un tanto de providencia, a él que nos cuenta que es creyente, que cree "mucho en el destino y mucho en Dios".
Llevaba 17 años en el mercado para ese entonces, cuando todo explotó. Espera que vuelva a explotar en algún momento, pero si no seguirá cantando porque es muy feliz en este business que sólo encierra, de cuando en cuando, una piedrita en el zapato, como la de crecer permanentemente "bajo el ojo público". Se siente en España como en su segunda casa. No en vano, su mujer es cordobesa y juntos tienen dos hijos por los que ahora, cuando se trepa a un avión, siente cierta congoja, no vaya a ser que les falte. De nuestras trifulcas y nuestro desgobierno no se ve opinando: "Es un tema muy delicado para ustedes. Imagínate para mí".
Eso sí, cuando en su día tuvo que ponerle los puntos sobre las íes a Nicolás Maduro, que utilizó el son de 'Despacito' para arengar a las masas, le paró los pies con un comunicado muy claro que en esta charla con EL ESPAÑOL sale a colación: "Algunas veces se usa la música sin el permiso correcto". Va a cumplir 25 años en el oficio y está en lo más alto, en un Everest musical que aún le prepara retos, pues se sigue poniendo nervioso en todas las plazas, y especialmente en la que ahora anuncia: un WiZink el próximo 16 de febrero. El primero que hará en solitario y con el que quiere celebrar el largo viaje recorrido. Así, por cierto, llamará también a su nuevo disco, que verá la luz en 2024: 'El viaje'. Con ustedes, Luis Alfonso Rodríguez López-Cepero:
P.- ¿Cómo prefiere que le llamen? ¿Luis? ¿Fonsi?
R.- Como tú quieras. Yo me llamo Luis Alfonso. Pero de niño me decían Fonsi. Entonces, cuando llegó ese momento de lanzar mi primer disco, a un ejecutivo se le ocurrió la grandiosa idea de mezclar el Luis y el Fonsi y ahí me quedé. Pero tú dime como quieras. Fonsi es como más familiar me siento.
P.- Pues Fonsi entonces. Va a anunciar hoy algo importante, ¿no? Un concierto en el WiZink. ¿Cómo se siente con eso?
R.- No voy a decir mucho, pero ¡ahá! (Bromea señalando una pantalla tras de sí con un cartel promocional del concierto). Bien, súper contento, obviamente. Hay muchos motivos para celebrar. Primero de todo que es la primera vez que hago un concierto mío solo en el WiZink, lugar que conozco muy bien pero en otro contexto, como invitado o en un evento radial.
Y, además, el motivo principal de todo esto, que es el comienzo de una nueva gira que celebra los 25 años de carrera.
P.- 25, ¿eh? Las bodas de plata.
R.- Sí, sí, es verdad. Por eso lo veo como más que un concierto. De hecho, va a ser un show completamente diferente. La gira de por sí va a serlo, pero este concierto va a ser muy diferente. Va a haber muchos invitados, amigos, sorpresas... El repertorio va a estar dedicado a esta fecha, que también es el fin de semana de San Valentín, así que va a haber mucho amor en el aire.
P.- Se le ve ilusionado. ¿Se va a poner más nervioso de lo normal?
R.- Totalmente (ríe). Vamos a ver: todas las ciudades son importantes, pero hay momentos y momentos. A mí me pasa mucho por ejemplo, cuando canto en mi tierra, cuando voy a Puerto Rico y voy al Coliseo, me pongo insoportable de nervioso. Yo creo que es por el respeto que uno le tiene al público y que uno quiere que todo quede perfecto, y eso se convierte en nervios.
P.- ¿Y cómo los combate, que técnica tiene? Danos un truco.
R.- No, ¡no tengo técnica! Yo creo que uno simplemente se tiene que preparar y dejarse llevar y cuando empieza la primera canción se va. Cuando ya uno está sobre el escenario y está sonando la música, ya ahí no hay nervios. Es en la previa.
P.- Hace dos semanas has sacado el single 'Pasa la página, Panamá'. Antes fue Buenos Aires. Está de viaje musical, porque así se va a llamar el disco que saca el año próximo, 'El viaje'. ¿Por qué has elegido ciudades como hilo conductor?
R.- Fíjate que tiene mucho que ver con este momento y esta reflexión de celebrar 25 años. Pensar en ese comienzo, en esos primeros viajes, en ir picando piedra, en darse a conocer en todas las ciudades... Por primera vez hago un disco que tiene una temática y un concepto muy claro. Entonces empecé a escribir las canciones basado en eso. Son canciones que no necesariamente le hacen un homenaje a la ciudad, pero sus historias sí pasan por ella.
P.- Al final toda su vida ha sido un poco en tránsito, porque nace en San Juan de Puerto Rico, se va con once años a Orlando y ya, a partir de la publicación de su primer disco en el 98, recorre el globo entero. Pero, ¿cuál es su lugar en el mundo?
R.- San Juan, en Puerto Rico. Esa es la pregunta más fácil para contestar (ríe). Yo lo tengo clarísimo que mi corazón está en mi isla, que es una islita chiquita, pero que es la razón por la que canto y fue mi inspiración y mi trampolín a poder estar hablando contigo ahora mismo en Madrid. Yo amo mi tierra también por lo que acabas de decir: al uno irse a los 11 años y verlo desde otro punto de vista te hace extrañarlo más y celebrar esas costumbres más todavía. Yo vivo en Miami, pero mi casa siempre va a ser San Juan.
P.- ¿Y su lugar emocional en el mundo?
R.- Sin duda ninguna mi familia. Mi familia es mi todo. Yo digo que es mi mejor canción y obviamente ésa es la parte un poquito más dura de este viaje, el no poder estar en un lugar por mucho tiempo y perderme en algunas ocasiones momentos importantes. Pero yo creo que con los años he aprendido a manejar bien ese equilibrio. Por suerte mi mujer me ha ayudado mucho a balancear la vida y a estar ahí cuando tengo que estar y cuando tengo que agarrar esa maleta y decir: ‘oye, me voy a cantar’, hacerlo con tranquilidad.
P.- En su última canción, 'Pasa la página, Panamá', dice cosas como "el amor se acabó, pero ella ahí se quedó, pasa la página, no seas la víctima: pa’ que te quieran no hay que dar lástima". Hay gente que la ha tomado un beef contra su exmujer. ¿Se has marcado un Shakira?
R.- No, no, no, no (ríe). Esta canción es un grito a toda esa gente que que no logra cerrar ciclos, y no necesariamente en el amor. Obviamente al decir "pasa la página" rápido uno piensa en el amor, pero esto va mucho más allá. Y sí que la canción habla de una relación, pero es una frase que yo uso mucho. Es un desahogo y había que decirlo.
P.- Igualmente he leído que te dolió que su ex hablara de abandono, pero que usted ahora es muy feliz. Preparando esta entrevista me ha impresionado conocer su generosidad al aceptar que ella intentara tener un hijo con los embriones que congelasteis antes de un tratamiento médico al que se sometió. ¿De dónde cree que nace la generosidad cuando hacemos actos así? ¿Es por piedad, por amor, por combatir una injusticia...?
R.- Yo hablo por mí. Y el ser generoso se lo atribuyo a que soy muy privilegiado porque me han criado en una familia muy unida, donde los valores y el amor son el denominador común. Y así es que yo enfrento todo en la vida, lo personal y lo profesional. No te estoy diciendo que nunca he roto un plato, pero todo lo que hago lo hago con respeto, con cariño y trato de siempre dar lo mejor de mí.
"No te estoy diciendo que nunca he roto un plato, pero todo lo que hago lo hago con respeto, con cariño y trato de siempre dar lo mejor de mí"
P.- Con su mujer actual es papá de dos hijos. Quiero preguntarle cómo le ha cambiado la paternidad. ¿Ha sentido ese vértigo del que habla todo el mundo? ¿Le dan más miedo ahora determinadas cosas en la vida?
R.- ¡Sí! Cambia todo. La vida es otra. El significado de la palabra amor cambia por completo y la responsabilidad es para todo, también para salir a trabajar. Uno lo hace todo con otro propósito. Y hay cosas que me dan más miedo. Por ejemplo, ahora treparme en un avión me causa no miedo porque no es eso, pero... Cuando uno siente esa turbulencia antes daba igual y ahora dices: '¡Mis hijos!'. (ríe y toma un segundo antes de continuar). Sí. Cuando uno hace esa maleta sabiendo que se tiene que ir por un mes de la casa, ufff... Son 25 años, pero uno no se acostumbra.
P- ¿Es capaz de hacer un ejercicio de retrospectiva y recordar de qué tenía más ganas o más necesidad o más ansia hace 25 años, cuando empieza en este mundo?
R.- Sí he pensado mucho en esto... Mi primer disco lo grabé estando en la universidad estudiando música. Bajaba a Miami desde Tallahassee, que es la capital de Florida, ocho horas en mi carro, que se estaba cayendo a pedazos en ese momento, grababa mi disco y volvía a subir y terminaba mis estudios. Tan pronto termino la universidad, me mudo nuevamente -como tú bien has dicho, mi vida ha sido un eterno viaje- de regreso a Puerto Rico. Yo ya tenía mi disco, pero no sabíamos qué iba a pasar porque grabar un disco no te garantiza el éxito ni una carrera.
P.- Claro.
R.- Entonces era como que vamos a ver qué pasa, vamos a ponérselo a la gente, a ver si la gente lo quiere escuchar. Vamos a compartirlo con los programadores de radio, a ver si me ponen en la radio y vamos a ver si algún día pueda llenar un teatro o cantar en la esquina, ¿me entiendes? En ese momento el sueño era chiquito. De repente empieza a sonar una canción en la radio y dices: ‘Uy, ojalá y entré al chart de radio’. Y bueno, después de mucho luchar, uno va entrando y uno va ampliando ese sueño.
P.-Tenemos que hablar de ese bombazo que llegó en su carrera con 'Despacito'. Yo una vez crucé la noche en Los Ángeles en un taxi enorme. Íbamos ocho o nueve chicas que no nos conocíamos mucho, el típico grupo con amigas de amigas. Y ninguna éramos tampoco expresamente fans de ti. Sin embargo, sonó 'Despacito', y aquel taxi explotó: todas nos pusimos a bailar.
R.- ¡Qué bueno!
P.- Creo que es un ejemplo de lo que le sucedió, porque mucha gente le puso en el mapa con esa canción. ¿Siente que le ha condicionado después? ¿Que, de alguna manera a la hora de escribir, intenta repetir sus líneas maestras?
R.- Mi filosofía es que no existe algo como una línea maestra. No existe una fórmula. Se han escrito incluso libros sobre esa canción, y yo respeto muchísimo la opinión de gente muy inteligente que analiza y sobreanaliza los acordes musicales y los patrones rítmicos y bla, bla, bla. Pero al final, tú dame una guitarra y yo te voy a tratar de escribir una canción y si sale bien, sale bien.
Y si no sale bien, te escribo otra. Es así como funciona para la mayoría de los cantautores. 'Despacito' marca un antes y un después y es un momento de mi vida que jamás voy a olvidar. Tendré que cantarla por el resto de mi vida, y lo haré mientras la gente la quiera escuchar. Y pienso que simplemente papá Dios puso su mano sobre esa canción y me rodeó de gente muy importante como la cantautora Erika Ender y uno de los mejores artistas de todos los tiempos, que es Daddy Yankee, y mucha otra gente involucrada... Todos sumaron a esta ecuación perfecta según dicen algunos "químicos musicales". Yo simplemente pienso que era el momento correcto.
P.- ¿Es creyente? Ha mencionado la mano de Dios. ¿O era una forma de hablar?
R.- Sí, yo creo mucho, creo mucho en el destino, creo mucho en Dios y creo que algo pasó ahí.
P.- Pasaron cosas muy locas con esa canción. Se llegó a decir que habían aumentado las visitas a Puerto Rico un 45%, aunque luego se demostró que no era cierto. Y Nicolás Maduro quiso arrogarse la canción, pero usted le paró los pies. ¿Cómo fue aquello?
R.- Algunas veces se usa la música sin el permiso correcto. Para usarla para promover, ya sea una campaña política o un producto, hay una vías que uno tiene que seguir. No se trata del artista sólo, se trata de mucha gente que está detrás de la composición. Hay que respetar esos derechos y cuando alguien, sea quien sea, no lo hace de la manera correcta hay que decir: ‘Oye, tienen que parar’. Y así fue.
P.- Dijó muy claro que aquello le parecía una burla al pueblo venezolano.
R.- Sí.
P.- Hablemos de otras facetas suyas. También es actor. ¿Tiene algún proyecto?
R.- Acabo de hacer una película el año pasado en Hollywood. Fue una experiencia hermosa. La filmamos en Los Ángeles y en San Antonio y saldrá el próximo año a nivel internacional. Es una comedia romántica, es en inglés y fue un gran reto, pero me la pasé increíble.
P.- ¿Qué aportan las dotes actorales a un músico? A usted en concreto, ¿de qué le han servido cuando está en un escenario?
R.- Muchas canciones nacen del punto de vista de un personaje. Yo no necesariamente estoy atravesando lo que dice cada canción en ese momento. Hay canciones que son súper personales, sobre lo que estoy viviendo ahora, pero hay otras donde uno tiene que rebuscar en el pasado. Y así es también cuando uno enfrenta un papel, sea en el teatro o en el cine.
P.- Y luego está su otra faceta como coach, este año además vas a estar otra vez en La Voz. A mí fíjate que cuando alguna vez veo el programa, noto que al público le duele que le digáis que no a un aspirante, y yo en lo que pienso es que, cuando le decís que sí, igualmente va a tener súper difícil abrirse un hueco en la música. ¿Esto lo piensan también?
R.-Sí. Está claro que es una competición y que es un reality y que ganar no te garantiza el éxito y que perder en realidad no es perder. Es simplemente un momento importante para estar frente a mucha gente y darte a conocer. Y se trata de aprovechar ese momento y aprender lo más que se pueda. Si yo no hubiese comenzado como comencé mi carrera, estoy segurísimo de que hubiese audicionado para este tipo de programa. Al final si a mí me gusta cantar y estoy cantando en un bar, o en un hotel, o en la calle o en mi habitación porque no me atrevo a cantar afuera, oye, qué bonito es estar en un escenario con los mejores músicos de España, rodeado de gente que tiene más experiencia que yo. Algo bueno voy a aprender. Entonces de esa manera yo enfrento este formato.
Ahora, mirándolo desde el punto de vista mío de Luis Fonsi y egoístamente hablando, yo aprendo muchísimo como coach porque hablamos música todo el día, hablamos arreglo, hablamos ritmo... Yo aprendo de canciones que de repente no conocía y me siento con los participantes y digo: ‘Vamos a probar esto, vamos a probar aquello’. Salgo de cada temporada como un mejor músico. Y eso es bonito.
P.- De música, y de nuestro carácter en España también, ¿no? ¿Cómo nos ve, usted que ya lleva muchas temporadas aquí en España con nosotros? ¿Cómo ves que somos?
R.- Es que no los veo como diferente ya. Yo estoy casado con una española y España se ha vuelto -y suena muy cursi, pero es la realidad- mi segunda casa. Ya hablo y digo palabras que de repente en Puerto Rico no se dicen. Ya cocino (con mucha humildad y respeto), pero ya hago mis arroces en casa, siempre pidiéndole ayuda a mi señora. No me siento como extranjero aquí, digámoslo de esa manera.
"Ya hago mis arroces en casa, siempre pidiéndole ayuda a mi señora. No me siento como extranjero aquí, digámoslo de esa manera".
P. ¿Y usted qué cree, Fonsi? ¿Que vamos a ser capaces de ponernos de acuerdo finalmente y formar gobierno?
R.- A mí no me hables ni del gobierno de mi tierra. Mucho menos acá. La política no es lo mío. No soy muy fanático. Tú háblame de música. Es un tema muy delicado para ustedes. Imagínate para mí.
P.- Vaya. ¡Pues cuénteme qué tipo de arroz hace, ya que no me habla de política!
R.- (Ríe). Bueno, a mí me gusta el del señoret, me gusta cuando todo está así peladito, que uno no se tiene que ensuciar mucho.
P.- Por último, ¿qué cree que ha sido lo peor o lo menos positivo de estos 25 años de carrera?
R.- 25 años de mi vida es más de la mitad de mi vida. Yo he crecido bajo el ojo público, con una cámara y un micrófono prendido. Y obviamente son muchos más los momentos bonitos que los momentos difíciles, gracias a Dios. Pero esos momentos difíciles, tener que enfrentarlos públicamente, no es fácil para nadie.
P.- Cuando le preguntamos cosas incómodas, como lo del beef contra su ex, ¿no?
R.- Por ejemplo.