El photocall lo deja bien claro: "Project Frings. Summer Closure Party". Es septiembre de 2018 y un grupo de amigos prepara una fiesta para despedir el verano. En la sala se congregan algunos de los hijos de las familias más acaudaladas y conservadoras de Burgos, una pandilla de camisas desabrochadas recién salidas de universidades privadas que se reúne en torno a uno de los suyos, Juan García-Gallardo Frings (30 años). Le hacen una pancarta con los motivos de siempre: una bandera de España, caballos, referencias a la catedral burgalesa, el nombre del bufete de su padre y varios memes derechistas en los que aparece Pablo Iglesias sobre el lema "Potemos" y Pedro Sánchez con cara de triste. Pocas personas se definen con menos.
Hoy por hoy, el chico es el último fenómeno de la ultraderecha en España. Entre los amigos, la noticia de que iba a ser el candidato de Vox para Castilla y León cayó con júbilo, risas y enhorabuenas. "Cuando me enteré, pensé que no había nadie mejor que él", relata una amiga de la universidad. Sin embargo, entre los compañeros de partido, las caras fueron más bien de extrañeza. Un joven con barba, sonriente, al lado de Santiago Abascal y dispuesto a representar a Vox en las elecciones de Castilla y León. "¿Quién es ese?", se preguntaron. Su sorpresa fue mayor cuando supieron que era de Burgos, que llevaba afiliado apenas cinco meses y que venía impuesto desde Madrid. Todavía no sabían nada de su Twitter, de sus escarceos con la homofobia ni de su trayectoria como abogado. Entonces vieron su nombre. Concretamente, sus apellidos. Y entendieron. "Es el hijo del abogado", se dijeron.
Juan García-Gallardo Frings nació en Burgos, aunque su apellido alemán despiste. En la sede de Vox no le han visto nunca, jamás ha aparecido en una reunión de la militancia y nadie supo que era el candidato -su candidato- hasta que lo vieron en la tele. Hasta hace unos días, los que no le trataban le conocían como "el hijo del abogado", ese que no necesita presentación. Los que sí, como el novio de Teresa, como un chaval despierto, alegre e inteligente, que se curtió en las fiestas del Colegio Mayor Universitario San Pablo de Madrid, aficionado a la hípica, a los toros y con amigos de su perfil por toda la geografía, de Santander a Palma.
Cuando se anunció su candidatura, Juan era un completo desconocido a ojos del gran público, tenía poco más de 600 seguidores en Twitter y llevaba, a todos los efectos, un perfil bajo más catapultado por su partido que por su propio carisma. Duró poco. Apenas un par de horas después, su hemeroteca le jugó una mala pasada y empezaron a salir retales de su pasado tuitero, un rosario interminable de mensajes machistas, homófobos y racistas que se apresuró a borrar.
Han pasado 10 años desde que García-Gallardo, entonces un estudiante de Derecho en la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE, en Madrid), escribiera sus mensajes de odio zafios a la vista de todos en redes sociales. "Cuando no me había salido el bigote", se excusaba el candidato hace unos días, después de borrarlos al hacerse pública su figura. Como era de esperar, las consecuencias de encontrarlos han sido dispares: desde el rechazo generalizado de la opinión pública hasta las justificaciones de la cúpula de Vox, que ha hecho tabla rasa e incluso agradecido que la polémica les haya servido de campaña publicitaria para su desconocido candidato.
Durante su acto de presentación, el pasado 15 de enero en Valladolid, el propio presidente del partido, Santiago Abascal, aseguró que se trataban de "chistes malos", pero, dijo: "Juan es un castellano honrado, cabal, un joven que llega a la política con las manos limpias y a dejarse la piel". Por su parte, García-Gallardo prometió que él llevaría a los castellanoleoneses a "una vida mejor que la que el resto de partidos quiere" para nosotros y aseguró, en un doble salto mortal argumentativo y cuasi filosófico: "No queremos ser pobres y felices" como obliga la Agenda 2030. Sea como fuere, el joven pasó de ser un extraño político dentro y fuera de su tierra a convertirse en una de las caras más reconocibles de la campaña electoral. Todo en cuestión de varias semanas. Cosas veredes.
Y si en septiembre de 2018 la fiesta que le lanzaban a García-Gallardo era para despedir el verano, ahora bien podrían hacerle otra, hipotética, de bienvenida. Por un lado, para presentarle a esos compañeros que todavía no le conocen en su propia ciudad, pero especialmente teniendo en cuenta los resultados que podría sacar en las elecciones. Según la última encuesta publicada por EL ESPAÑOL, Vox sacaría entre 9 y 11 procuradores en los próximos comicios. Una cifra muy elevada respecto al único que tiene actualmente, que le hará indispensable para que el Partido Popular gobierne y que además podría abrirle la vía a ser vicepresidente de la Junta. El hijo del abogado, parece ser, sale rentable.
Jugada regular
Alfonso Fernández Mañueco. El presidente de Castilla y León, del Partido Popular, propició el adelanto de las elecciones en la comunidad autónoma alegando que la confianza se había roto con sus socios de Ciudadanos. Lo cierto es que, a la luz de las encuestas, la jugada podría no salirle tan bien como esperaba. El crecimiento de Vox, que desde el PP cuesta entender, le aleja de la mayoría absoluta y les obligará a ser más dependientes aún del partido ultraderechista. Algo que cobra especial relevancia cuando se mira a Andalucía, a la espera de que el presidente 'popular' también convoque elecciones.
Crisis interna regional
Al margen de soflamas, en las bases locales de Vox la opinión es bien distinta. De hecho, el malestar es generalizado. El desembarco de García-Gallardo, un "colocado" de Madrid por orden de Abascal y Ortega Smith, ha provocado una crisis interna en la militancia regional del partido, que de la noche a la mañana se ha encontrado con un candidato al que no conocían de nada. "En Burgos no tenía asegurado el escaño de procurador en las próximas elecciones porque nadie le conoce, por eso le han presentado por Valladolid, que hay más votos", asegura a EL ESPAÑOL | Porfolio un antiguo cargo provincial de la formación que ha roto su carné.
Así, docenas de cargos electos de Vox en Castilla y León -entre ellos alcaldes y concejales- han abandonado el partido en las últimas semanas. El último de ellos ha sido Javier Pedrero Torres, regidor de Cañizar de Amaya y responsable hasta ahora de la sede de Vox en Burgos, que se ha afiliado a TúPatria, la escisión de Vox que arrebata ediles a los desencantados del partido verde. Fuentes del partido aseguran a esta revista que la razón de estos abandonos, de los que se conocerán nuevos nombres en los próximos días, parte de la base de un descontento general con la falta de democracia interna en Vox a lo que el nombramiento de García-Gallardo, saltándose por encima a toda la militancia que lleva años ahí, ha supuesto la puntilla. A fin de cuentas, Vox tiene 10.000 afiliados en Castilla y León y han ido a elegir al último que entró por la puerta.
Los disidentes de Vox, que no han dejado de engrosar las listas de abandono en los últimos días, acusan también a los cinco miembros de la Comisión Gestora de Vox que dirige en la actualidad Burgos de mantenerla durante los dos últimos años inactiva y de postularse a sí mismos cómo única lista para ser los candidatos a la elecciones de Castilla y León del próximo 13 de febrero, "sin haberse presentado siquiera previamente a los afiliados ni hacer propuesta política alguna".
"Aquí se ha cambiado cuatro veces de gestora para poner siempre a gente que no les haga ningún tipo de contra a los intereses de Madrid. A Vox le interesa siempre todo en clave nacional, las provincias le dan igual, y por eso se cuidan de que no haya primarias", precisa uno de los políticos fugados. La misma persona, candidata ultraderechista en las últimas elecciones, no duda en calificar de "títere" a la nueva cabeza visible de Vox, a quien acusa de ser un "colocado" para intereses de terceras personas más poderosas que él. Un títere. Pero tiempo al tiempo.
El apellido alemán
Para entender los movimientos que han llevado a un joven de 30 años sin experiencia laboral ni política a convertirse en candidato, antes hay que introducirse en quién es ese joven. Y en por qué nadie le conoce.
Al margen de la polémica hemeroteca, García-Gallardo es mucho más que un puñado de desatinos en Twitter hace algunos años. Aunque no tiene experiencia en política -se afilió a Vox en verano de 2021, según anunció el propio partido-, el joven proviene de una de las familias más adineradas y poderosas de Burgos, una estirpe de abogados afincada alrededor del despacho que fundó su abuelo en 1957 y que ahora dirige su padre, Juan Manuel García-Gallardo Gil-Fournier.
El veterano jurista comparte el bufete con su mujer, Ana Patricia Frings Herrera, que ejerce de jefa de personal de la Diputación Provincial por la mañana y de miembro del despacho por la tarde. Ana es hija de abogados, su madre fue una de las primeras licenciadas en Derecho en España y su padre un alemán afincado en Cantabria. Conocedores de la familia aseguran que esta rama materna, los Frings, es heredera de un antiguo piloto de la Legión Cóndor, algo que tendría sentido ya que los nazis tuvieron una fuerte presencia en Burgos, de donde son ellos, y Santander, donde veranean. Esta revista, sin embargo, no ha podido confirmar dicha genealogía. Bajo ella, completando el despacho familiar, sus dos hijos: Beatriz y Juan, también abogados.
En lo que respecta al pequeño de la familia, el actual candidato ultraderechista es graduado en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas y Doble Máster de Acceso a la Abogacía y Derecho de Empresa (Icade-Deusto). Ahí fue, estudiando en Madrid, cuando empezó su vida fuera del paraguas familiar y comenzó a construir la persona que hoy en día es. Según relatan algunos excompañeros de clase a esta revista, siempre fue una persona que destacaba. Fue delegado de su clase algún año -he ahí su primera experiencia cuasi política-, sacaba buenas notas y era simpático con todo el mundo. Se hacía ver, tenía carisma.
Durante aquella etapa universitaria, el ahora candidato de Vox estuvo viviendo en el Colegio Mayor San Pablo, una residencia universitaria sólo de chicos. El profundo carácter religioso de la misma marcaba el espíritu de fiestas como los torneos de recaudación de fondos para Cáritas o la de la conversión de San Pablo. Ahí, García-Gallardo era un habitual. Y si el respeto por lo eclesiástico era la norma en un inicio, cuando los profesores se iban a dormir y los estudiantes se quedaban al frente del ambiente, actuaban como lo que eran: jóvenes. A fin de cuentas, si bien la residencia es sólo masculina, las chicas sí que podían ir a las fiestas.
García-Gallardo, de todas formas, no se quedó en ser un estudiante más que dormía ahí y punto. También destacó en la residencia. En 2015, ya graduado en Derecho, le nombraron colegial mayor en la Convención Nacional Paulina, una reunión anual de excolegiales ilustres de la residencia y que sirve a los más mayores para recordar sus raíces y a los más jóvenes para hacer contactos. La Convención está vinculada a la Asociación Católica de Propagandistas, que estos días ha sido polémica por una enorme campaña en la que han colocado carteles que dicen "rezar frente a una clínica abortista está genial". En ese ambiente aparece un García-Gallardo sonriente en las fotografías cuando le concedieron el honor de ser nombrado colegial mayor, todavía sin la barba que a día de hoy le caracteriza.
No queremos ser pobres y felices como obliga la Agenda 2030
Quizás fue durante esa época en la que conoció a su actual novia, Teresa, que también estudió en Comillas la misma carrera, aunque en años distintos. La joven también ha tenido trayectoria en despachos de abogados, ha vivido en el extranjero, y en la actualidad trabaja en una renombrada consultora con oficinas en distintas partes del mundo. Ella es de Palma y esa ciudad, junto a Madrid, Burgos y Santander, donde García-Gallardo veranea, forma el poliedro de sus relaciones, de sus fiestas y amigos del mismo perfil: universidades privadas, colegas del Opus Dei y dinero, mucho dinero.
Al igual que Albert Rivera, García-Gallardo se formó durante esos años en el arte del debate, participando en varias competiciones colectivas a nivel autonómico y varios torneos universitarios, incluido el campeonato mundial de debate en español celebrado en Madrid en el año 2013. Fuera de las aulas, sus otras pasiones son los toros, el esquí y, sobre todo, la hípica, una disciplina que practica desde su juventud y que comparte con sus amigos de la alta sociedad madrileña y burgalesa. En 2012, a lomos del caballo Brindao, ganó el campeonato de hípica universitario en representación del Centro Ecuestre Miraflores, ubicado también en Burgos y propiedad de su tío paterno.
En la parte más profesional, asegura que domina el inglés y alemán, cosa de la familia de la madre, y presume de un amplio historial de trabajo en prestigiosos bufetes madrileños. En realidad fueron trabajos de becario, pasantías de pocos meses y prácticas fugaces antes de ingresar en el despacho familiar, ya en 2016.
Su trayectoria en el bufete, ubicado principalmente en la capital burgalesa pero con sede en Madrid -donde está colegiado Juan-, ha sido discreta. Si bien su padre es un reconocido penalista con importantes causas a sus espaldas -a eso llegaremos luego-, el joven político de Vox todavía no ha emprendido una gran campaña en los tribunales. Hasta el momento, su historial de sentencias se limita a casos menores, litigios mercantiles y delitos leves. Entre ellos destacan la defensa de un hombre por hostigar a una chica por teléfono, la de un condenado por delito leve de maltrato a su hijo y varios juicios por coacciones y agresiones menores.
En resumen, es poca cosa de momento. Parecía, dicen los que conocen a la familia, que la vena política nunca había emergido. De hecho, este viraje de joven cachorro ultraderechista a candidato del partido en menos de medio año se explicaría, precisamente, por este motivo: entrar en la Administración pública para establecer negocios y contactos a futuro. "Parte de los candidatos de Vox están ahí por sus propios intereses y negocios, que nos conocemos todos", aseguran las mismas fuentes.
El padre influyente
En este caso, si se trata del bolsillo y los intereses de cada uno, todo tiene mucho más sentido. Las fuentes consultadas por este periódico coinciden en señalar a García-Gallardo padre como una de las personas más influyentes de Burgos por su abultada trayectoria como abogado, una de esas carreras que a lo largo de los años le han relacionado con pesos pesados de la política y el mundo de la empresa, siempre como abogado defensor.
Una de esas personas es Antonio Miguel Méndez Pozo, alias El Jefe, el primer constructor condenado por corrupción política en España, que ingresó en prisión por ello, y que en 2014 volvió a saltar a la palestra mediática por su papel en la obra y posteriores disturbios del barrio de Gamonal. El empresario, todavía en activo, es además propietario del grupo de comunicación Promecal, la Promotora de Medios de Castilla y León, y Promecal, su homónima en Castilla-La Mancha.
"Es un tipo que va poniendo huevos aquí y allí. Le da igual Vox, PP, que PSOE; es el mandamás de aquí en Burgos y también en Castilla y León", revela esta persona. Sólo en esta comunidad, el empresario controla siete periódicos y una televisión. "Vox estaba fuera de los medios de comunicación y ahora, gracias a la candidatura del chico, podría entrar", explica. El propio padre de García-Gallardo, de hecho, fue secretario y miembro del consejo de administración de Diario de Burgos.
El hijo tampoco ha perdido el tiempo. Desde su vuelta a Burgos, el joven abogado ha compaginado su labor en el despacho familiar con una vasta -y propia- red de contactos para afianzar su influencia mediática. Así, desde 2018 se desempeña como secretario de la Fundación Querer, una institución sin ánimo de lucro centrada en los niños con trastornos en el lenguaje. Hasta aquí todo podría quedarse en una labor benéfica, pero esconde mucho más.
La verdadera importancia de la fundación y su círculo de influencia reside en los contactos que García-Gallardo mantiene en su patronato. La cúpula de la entidad reúne un amplio elenco de empresarios mediáticos así como de políticos conservadores. Por citar algunos: Pilar García de la Granja, subdirectora de Nius; Antonio Camuñas: expresidente de la Cámara de Comercio de España; Massimo Musolino, director general de gestión y operaciones de Mediaset; Fernando Encinar, CEO y fundador de Idealista; Fátima Báñez, exministra de Empleo y Seguridad Social; o Alfredo Timermans, exsecretario de Estado de Comunicación y viceconsejero de Empleo de la Comunidad de Madrid. En definitiva, contactos bien colocados.
Conocedor del activo que tenía entre manos, Abascal se reunió por primera vez con García-Gallardo hijo el pasado mes de diciembre, en la sede del partido en Madrid. Hablaron de su tierra, de sus necesidades y de las inminentes elecciones regionales. Pasadas las semanas, el presidente del partido volvió a citar al abogado en Amurrio, su pueblo natal, y le pidió que fuera su cabeza de lista. El joven, que llevaba menos de medio año afiliado, dijo que sí.
"La elección de García-Gallardo no ha gustado a nadie porque no le conoce ni Dios", explica el expolítico de Vox, que acusa a este movimiento de la crisis interna en la provincia de Burgos. Según cuenta, la dirección del partido en Madrid habría maniobrado para colocar a su títere en la candidatura y, gracias a los contactos de su padre y los suyos propios, facilitar la cobertura del partido y mejorar sus relaciones con los medios de comunicación.
Defensa de la corrupción
En realidad, la abultada carrera de García-Gallardo padre como abogado va mucho más allá de su relación con Méndez Pozo. En todos sus años al frente del despacho familiar, Juan Manuel ha llevado a los tribunales algunos de los casos más sonados del mundo de la política y la empresa.
Sobre todo, a García-Gallardo padre se le relaciona con defensas de políticos del PP, formación en la que ni él ni su hijo han militado nunca. Uno de ellos fue el fallecido Tomás Villanueva, exvicepresidente de la Junta de Castilla y León y exconsejero de Economía, Industria, Educación, Empleo y Cultura en diferentes etapas. El político, que asumió cargos de responsabilidad en el Gobierno regional durante más de 20 años, había sido imputado en los casos Perla Negra y Trama Eólica, pero falleció antes de que se resolviese esta doble imputación.
Años antes, el padre del candidato de Vox también defendió al expresidente de las Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago (también del PP), acusado de prevaricación y cohecho en la trama Gürtel por la adjudicación de la variante de Olleros de Alba, la conocida como la Gürtel leonesa. Al final la causa fue archivada y no salpicó a Fernández, pero sí al exdiputado y exvicepresidente de la Junta, Jesús Merino, que cobró comisiones por influir en la adjudicación de esa variante.
Además de los políticos populares y la influencia de Méndez Pozo, la trayectoria profesional del despacho García-Gallardo aparece sobre todo ligada a la familia Ruiz-Mateos, para la que ha logrado más de una docena de sentencias absolutorias. En este caso, el padre llevó a los tribunales varias causas de la conocida familia de empresarios, a quienes acusaban de una estafa de 7,3 millones de euros en la compra de dos hoteles en Mallorca. El equipo del abogado, en el que figura Juan García-Gallardo como miembro del gabinete, consiguió aplazar el juicio por estafa contra los seis hermanos Ruíz-Mateos en 2019.
Con todo este contexto a sus palabras, el nombramiento de Juan García-Gallardo Frings como candidato a la Presidencia de Castilla y León ha sentado raro tanto dentro como fuera de Vox. No tiene experiencia en política ni le ha dado tiempo a destacar como abogado, sólo le avala una trayectoria en un despacho familiar, un apellido oportuno y los contactos de su padre. Además, es demasiado joven, demasiado desconocido y parece que despunta únicamente en la hípica y como tuitero homófobo y racista. Aún así, de los 10.000 afiliados que Vox tiene en la comunidad, le han elegido a él. El último en llegar. La única explicación que encuentran es que sirva a otros intereses; de Madrid, de empresarios, de su familia… y con esa duda irán a votar el próximo 13 de febrero.
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