Noticias relacionadas
Volodímir mira a Olena, Olena mira a Volodímir, y, con la complicidad de los amantes, se arrancan a cantar a dúo Endless Love mientras tocan sus guitarras con rostro enamorado. Los intérpretes del vídeo, que se ha hecho viral, no son en realidad el matrimonio presidencial de Ucrania sino la cantante inglesa Connie Talbot y el estadounidense Alejandro Manzano (del grupo Boyce Avenue), que se les parecen lo bastante como para que, involuntariamente, los hayan confundido con ellos. Pero, aunque sea por error, el videoclip ilustra la verdad de su relación idílica. Los auténticos Zelenski y Zelenska son, o así se muestran en público, la pareja perfecta. En la fortuna y en la guerra.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se ha alzado ante los ojos del mundo como el héroe de la resistencia contra la invasión dictatorial del ruso Vladímir Putin. Pero el liderazgo político del antiguo comediante, basado en el dominio de la comunicación, no habría seguramente llegado tan lejos sin el asesoramiento en la sombra de su aliado más importante: su guionista, su editora, la que le elige la ropa que viste. Su mujer y su compañera de trabajo. La increíble historia del poder de Zelenski en Ucrania no se entiende del todo sin el "poder blando" de Olena Zelenska, la primera dama del palacio Mariyinski de Kiev.
El 3 de marzo, mientras el ejército ruso estrechaba el cerco sobre la capital, el jefe de Estado de Ucrania comparecía ante los periodistas internacionales en su sede de Kiev, a orillas del río Dniéper. Vestía una simple camiseta de manga corta de color caqui y un forro polar a juego. Un uniforme de soldado con el que traslada la poderosa imagen, de tú a tú, de que es un hombre tan normal como cualquier compatriota que lo vea. Mide alrededor de 1,67 metros pero su valentía lo agiganta: ganó la presidencia en abril de 2019 con casi el 73% de los votos y hoy su índice de popularidad supera el 90%.
En el dedo corazón de la mano derecha le brillaba ante las cámaras un anillo dorado. El símbolo de su alianza, más que matrimonial, con la mujer con la que ha hecho el extraño viaje de su vida: desde crear comedias televisivas en las que él interpretaba a un presidente de ficción, a dirigir el país en la tragedia de la realidad, cuando se decide su futuro, y el de Europa, en el campo de batalla.
Zelenski se prodiga en las redes sociales y en los medios para demostrar que sigue presente al pie del cañón, pero no se sabe dónde están Zelenska y los dos hijos de ambos, si ocultos en el país o camino del extranjero. Como los más de 2,5 millones de ucranianos, de los 41 millones de habitantes, que han cruzado las fronteras como refugiados en los 18 días que han pasado desde la invasión militar rusa del 24 de febrero.
La voz de Zelenska
La primera dama sólo ha roto su silencio por escrito, con una carta abierta dirigida a los medios de comunicación de todo el mundo, publicada el 8 de marzo en su página de la Presidencia de Ucrania y en su perfil de Instagram. En ella describe el sufrimiento de niños, mujeres y hombres de su país bajo los bombardeos rusos, da las gracias por el apoyo internacional, reclama a la OTAN que imponga una zona de exclusión aérea y pide continuar la resistencia frente al régimen de Putin.
Esta carta desgarrada es la antítesis de los guiones mordaces y cómicos que Olena escribía o corregía hasta hace tres años cuando trabajaba con Zelenski y sus compañeros de la productora Kvartal 95 Studio en la producción de películas, series televisivas y espectáculos teatrales. Es ya bien conocido que el actor, productor, director y guionista Zelenski, también judío como Woody Allen, aprovechó el tirón mediático de su serie presidencial para crear en la realidad junto a sus compañeros de productora un partido político llamado como el de la ficción, Servidor del Pueblo. Se presentó a las elecciones. Arrasó.
Olena y Volodímir nacieron en la ciudad de Krivói Rog en 1978, con 12 días de diferencia. Su lengua materna es el ruso
Lo que es menos conocido es el fundamental papel que ha jugado a su lado su co-guionista y pareja, antes en el negocio del entretenimiento y ahora en la política. Dos mundos conectados entre sí. Olena y Volodímir forman un dúo estrechísimo. Les une hasta el tiempo y el espacio en el que vinieron al mundo hace 44 años. Él nació el 25 de enero de 1978 y ella 12 días más tarde, el 6 de febrero, con el nombre de soltera de Olena Volodímirivna Kiyashko. Los dos son de la misma ciudad, Krivói Rog (algo así como "Cuerno Torcido", por el meandro del río), urbe industrial de unos 700.000 habitantes perteneciente a la región de Dnipropretovsk, en el centro-sur de Ucrania. Y los dos tienen como lengua materna el ruso y aprendieron luego el ucraniano.
Crecieron como ciudadanos de la Unión Soviética, cuando Ucrania (hoy, tras Rusia, el segundo país más extenso de Europa con sus 603.000 kilómetros cuadrados, unos 100.000 más que España) era una República Socialista más, dependiente de Moscú. Fueron al mismo colegio de la ciudad aunque su relación no empezó ahí sino unos años más tarde, después de que Ucrania, tras la disolución de la URSS, se convirtiera en 1991 en un Estado independiente pero en la órbita de Rusia, y ellos adoptaran la nacionalidad ucraniana.
La guionista
Se conocieron en Krivói Rog, su ciudad, a mediados de los años 90, mientras Volodímir estudiaba Derecho y Olena Arquitectura. Los novios terminaron sus carreras universitarias pero no se dedicaron ni a la abogacía ni al diseño de edificios, sino al humor. En 1997, Volodímir fundó Kvartal 95, un grupo para competir en un circuito de comedias. Le puso el nombre de una encrucijada de comercios y locales de entretenimiento que había en el centro de su ciudad natal, el Bloque 95. Ese grupo fue la base de la productora Kvartal 95 Studio que creó en 2003.
Olena se integró en el grupo de Volodímir como guionista y productora. Después de ocho años de noviazgo, se casaron en septiembre de ese mismo 2003, cuando tenían 25 años. Entonces Olena Kiyashko adoptó el apellido de su marido, en su versión femenina: Zelenska. Un año después, en julio de 2004, nació su hija Oleksandra y una década más tarde, en enero de 2013, su hijo Kyrilo.
La pareja sentimental y creativa vio incrementar año tras año la popularidad de sus trabajos para el cine y la televisión. Él era el famoso, el que interpretaba películas como las tres entregas de Amor en la gran ciudad o la trilogía de 8 First Dates, y ella la que lo ayudaba en la retaguardia junto a sus compañeros de Kvartal 95. Su mayor éxito conjunto les llegó desde 2015 con una serie de televisión para el canal privado Inter, Servidor del Pueblo.
Zelenski interpretaba a un profesor de Historia de instituto de secundaria que se presenta a las elecciones presidenciales y gana con su discurso contra la corrupción, el gran problema entonces del país, junto con el conflicto en la región separatista prorrusa del Donbás que había estallado un año antes, en 2014. El guión lo trasplantaron a la vida real en 2019 cuando los miembros de la productora fundaron un partido como el de la serie y Zelenski se presentó de candidato a las elecciones de ese año.
"Me opuse agresivamente", dijo Zelenska sobre el plan de su marido y sus socios de saltar de la política de ficción a la real
Pero Olena, la escritora tras las cámaras, se opuso "agresivamente" a ese espectacular giro narrativo que rompía la frontera de la pantalla. "Siendo sincera, me opuse agresivamente al inicio de este proyecto. Porque es un movimiento muy difícil; no es ni siquiera un proyecto, es otra dirección en la vida", dijo Zelenska en una entrevista con el canal ucraniano ICTV, según citaba la agencia Unian.
Fue quizás en lo único en que Zelenski no hizo caso a su compañera. De hecho, ella señaló en esa entrevista que su marido y sus asociados no le informaron del plan. "Ellos me protegían de información innecesaria para que no estuviera nerviosa", dijo para disculparlos. Su oposición duró poco y enseguida aceptó apoyar el nuevo rumbo de su marido hacia el gran escenario de la política mundial.
De la sombra, a los focos
Como Zelenski se convirtió de verdad en presidente de Ucrania, a la hasta entonces casi desconocida Zelenska no le quedó más remedio que aparecer en escena e interpretarse a sí misma como la primera dama. La guionista en la sombra tuvo que ponerse debajo de los focos. Y, entonces, brilló con luz propia ante la opinión pública. Lo hacía, además, no como consorte en una nación apacible, sino en el epicentro de la tensión mundial. En el corazón del conflicto con la superpotencia militar de la Rusia de Putin.
El matrimonio sólo divulgó algunas fotos de su familia al completo, con sus dos niños, en 2019. Desde entonces, los hijos han quedado en la intimidad, pero el presidente y la primera dama, Zelenski y Zelenska, han multiplicado sus imágenes como pareja, en las que siempre aparecen derrochando complicidad. Las últimas que publicaron juntos en Instagram fueron un vídeo el 14 de febrero y una foto el 16 de febrero, una semana antes del ataque ruso.
Ver esta publicación en Instagram
En esos selfies, en los que él empuña la cámara del móvil como arma de comunicación masiva, se muestran sonrientes, mejilla con mejilla, mirando al ojo de la lente, es decir, al pueblo, en una exhibición de confianza mutua, entre sí y colectiva. No han vuelto a aparecer juntos desde que estalló la guerra. Pero, aunque no estén en el mismo lugar, lo más probable es que ella siga comunicándose con él, asesorándolo e inspirando el guión de sus discursos desde el lugar secreto en que se esconde.
Tras llegar al palacio presidencial el 20 de mayo de 2019, Olena Zelenska se tomó un tiempo para decidir y organizar cuál iba a ser su rol como primera dama. Era reacia al principio. Dijo que preferiría no participar en política. Pero era difícil sustraerse a la ola, cuando los principales compañeros de su marido en la productora de televisión se habían convertido en sus asistentes en la oficina presidencial. El grupo del Bloque 95 había tomado el poder y ella también tenía que continuar tramando cada día un nuevo capítulo de impacto. Tras ganar las elecciones, Zelenska dijo que estaba dispuesta a seguir editando los textos de su marido; esta vez, los de sus discursos presidenciales de verdad.
"Poder blando" de primera dama
Olena Zelenska ha incrementado sus apariciones desde marzo de 2021, hace casi un año, según se desprende de la agenda de sus actividades publicada en la sección de la Primera Dama dentro de la web de la Presidencia. A "iniciativa" suya, como subraya la Presidencia para destacar su autonomía, ha impulsado medidas políticas para mejorar la nutrición escolar, combatir la violencia machista (como la financiación para crear 30 refugios), hacer corresponsables a los hombres en los cuidados familiares (fue a inaugurar en Poltava el centro TATO para "padres responsables") o difundir el ucraniano como parte de su "diplomacia cultural", mediante la instalación de audioguías en este idioma en museos de 25 países.
Una de sus iniciativas más reveladoras fue la celebración, el pasado agosto, de una cumbre en Kiev de Primeras Damas y Caballeros (aunque sólo hubo mujeres). Bajo el lema "Poder Blando en la Nueva Realidad", debatieron cómo usar su influencia para cooperar y "proteger a mujeres, niños y familias en situaciones de conflicto".
En la reunión participaron las esposas de los presidentes de Brasil, Israel, Costa Rica, Letonia, Lituania, Serbia, Ucrania, Alemania, Croacia y el Consejo Europeo, y la hija del de Líbano, y contó como invitada, entre otras, con Hillary Clinton, antigua primera dama estadounidense y secretaria de Estado. Aprobaron una declaración conjunta. "El Poder Blando ha recibido su primer documento internacional y ahora podrá trabajar de forma continua y más efectiva a largo plazo", se felicitó la anfitriona Zelenska sobre esta nueva plataforma.
En estos tres vertiginosos años en la presidencia de Ucrania, en el vórtice del huracán, Zelenska ha conocido junto a su marido a los mayores dignatarios del mundo y ha trabado alianzas con varias de sus esposas: destaca su conexión con la francesa Brigitte Macron y con la turca Emine Erdoğan, con la que se encontró en febrero pocos días antes de la invasión rusa. Los presidentes francés y turco, Emmanuel Macron y Recep Tayyip Erdoğan, son ahora los interlocutores que intentan mediar con Putin.
Experta en comunicación
En su nueva vida de primera dama, Olga Zelenska, experta en comunicación, ha extremado el cuidado de su vestuario, maquillaje y peinado, como si se tratara del que requiere una actriz de cine. Como esas estrellas de Hollywood con las que la popular pareja presidencial procedente del sector del espectáculo ucraniano se ha codeado en los últimos tiempos, empezando por Tom Cruise. En todas las fotos que divulga en las redes sociales o en la web presidencial, luce radiante, perfecta.
En cambio, en los meses prebélicos y en estos días durante la guerra, la indumentaria de su marido, con su ya inconfundible camiseta apretada de soldado raso, es de una buscada normalidad de hombre de la calle. Esa imagen de tipo cercano y pegado al suelo, que se quita la corbata y se convierte en uno más del barrio para enfrentarse al enemigo, está funcionando, a juzgar por la movilización patriótica que han impulsado los Zelenski.
En este elocuente aspecto de la comunicación política que se manifiesta a través de la ropa, muy probablemente ha desempeñado una influencia clave Olena Zelenska. Porque en casa ha sido siempre ella la que le ha elegido la que él debía ponerse, como contó su marido en una entrevista en televisión recogida por la agencia ucraniana Unian. Son prendas que transmiten mensajes.
"Mi mujer es la que me arregla el armario. Ni siquiera sé qué marcas llevo puestas", dijo el cómico y hoy presidente
"No tengo tiempo para seguir la moda. Mi mujer es la que me arregla el armario. Normalmente, es ella la que busca ropa en las tiendas. Entonces, voy rápido al sitio y, si me queda bien, la compro. Por tanto, como regla general, ni siquiera sé qué marcas de chaquetas o sudaderas llevo puestas", dijo el cómico metido a político.
Sí sabe de marcas Zelenska. En la declaración de bienes del presidente, recogida por la agencia Unian, aparece que ella es dueña de dos viviendas, un coche Mercedes-Benz, y joyas como relojes Piaget, Bovet y Breguet, o una pieza de diamantes de Graff. No son fruto de ningún robo sino del éxito de las producciones audiovisuales del matrimonio.
El 'pecado': dinero en paraísos fiscales
Llegaron al poder con un mensaje anticorrupción, moderno y moderado, encarnando las aspiraciones de una mayoría de ciudadanos ucranianos de a pie que quieren integrarse en la Unión Europea y en la OTAN, y cortar su histórica relación de dependencia con Rusia. Pero tampoco ellos son perfectos. Zelenski y socios suyos en la productora Kvartal 95 tuvieron una red de sociedades en los paraísos fiscales de las Islas Vírgenes Británicas, Chipre y Belice con las que mantenían sus ingresos ocultos y con las que compraron propiedades en Londres, como probó la investigación periodística internacional conocida como los Papeles de Pandora.
Antes de su elección como presidente, Zelenski vendió su participación en la sociedad Maltex Multicapital Corp. a su socio y luego principal asesor presidencial, Serhiy Shefir, pero acordaron que esa sociedad opaca siguiera pagando dividendos a otra sociedad a nombre de la esposa del presidente, Olena Zelenska, como detalla la investigación del consorcio periodístico OCCRP (siglas en inglés de Proyecto de Denuncia de la Corrupción y el Crimen Organizado).
Esa revelación de octubre parece ahora, seis meses después, un pecado menor y perdonado u olvidado por la población en comparación con el desastre de la invasión rusa y con la entrega heroica a la causa justa de la libertad, la democracia y la independencia que lidera la pareja.
La lucha
A sus 44 años (25 menos que los 69 de Putin), los Zelenski son el matrimonio presidencial más joven de la historia de Ucrania, y su edad se refleja en su aspecto vigoroso a pesar del sufrimiento de la guerra. Están en la flor de la vida. Y, como millones de compatriotas, se la están jugando. A diferencia de las películas y series de risa que han escrito, la Historia en marcha que están viviendo ahora se les escapa de las manos. No pueden ponerle un final feliz a gusto de la audiencia, ni decidir cuándo acaba. Pero Olena Zelenska lo intenta con la fuerza de sus palabras. En su carta abierta del 8 de marzo, concluye:
"Si no detenemos a Putin, que amenaza con iniciar una guerra nuclear, no habrá un lugar seguro en el mundo"
"Yo testifico y digo al mundo: la guerra en Ucrania no es una guerra 'en algún sitio por allá lejos'. Es una guerra en Europa, junto a las fronteras de la Unión Europea. Ucrania está deteniendo a la fuerza que mañana puede entrar agresivamente en vuestras ciudades bajo el pretexto de salvar a civiles".
"La semana pasada, para mí y mi pueblo, esto nos habría parecido una exageración, pero hoy es la realidad que estamos viviendo. Y no sabemos cuánto va a durar. Si no paramos a Putin, que amenaza con iniciar una guerra nuclear, no habrá un lugar seguro en el mundo para ninguno de nosotros".
"Ganaremos. Porque estamos unidos. Unidos en el amor a Ucrania".
"¡Gloria a Ucrania!".