Han transcurrido 655 días desde que se vieron por última vez. Año y diez meses. Mucho tiempo para una separación entre un padre, de 84 años, y un hijo rey. Más si la ruptura fue traumática. Sin embargo, todo está listo para que el próximo lunes puedan verse y abrazarse. Lo harán en La Zarzuela, donde Juan Carlos tiene previsto reunirse con toda su familia, después de que hoy mismo regrese a España por primera vez desde el 3 de agosto de 2020. La visita lo llevará directamente a Sanxenxo (Pontevedra) donde permanecerá hasta el lunes, cuando se verá con Felipe VI y volverá directamente a Abu Dabi, sin pernoctar en Madrid, tal y como anunció la Casa Real.
En su día, el sentido del deber, la responsabilidad institucional, garantizar la continuidad de la monarquía, no dañar el reinado de su hijo... fueron razones muy gruesas que, según dicen, justificaron el alejamiento.
Felipe VI y Juan Carlos I tienen que verse además como reyes que son, mirándose a los ojos y manteniendo una conversación franca y sincera sobre muchos aspectos. Algunos de índole familiar, pero la mayoría de trascendencia general. Nos atrevemos a señalar cinco aspectos que, entre los dos, tendrían la obligación moral de aclarar a todos los españoles. Uno con la responsabilidad de ser el titular de la Corona de España en la actualidad. El otro, con la incertidumbre de estar pendiente del juicio final de la Historia.
1-Si pedirá el último perdón
Ya no valdría repetir el famoso "Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir" que pronunció con voz compungida Juan Carlos I el 18 de abril de 2012 después del batacazo en la cacería en Botsuana, con rotura de cadera incluida y aparición estelar de Corinna Larsen. Sobre todo, porque después de ese día pasaron aún cosas peores y se repitieron comportamientos nada ejemplares por parte del monarca hoy emérito.
El relato de los hechos conocidos pide más de una explicación para su hijo, además de jefe del Estado, y para la sociedad española. Así lo ha exigido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha insistido reiteradamente en la necesidad de estas aclaraciones públicas: "Sigo creyendo que tiene que dar una explicación... porque no es de recibo las informaciones que hemos ido conociendo sobre el rey emérito". La última vez fue el pasado 8 de marzo cuando se conoció la carta de Juan Carlos a Felipe VI en la que le informaba que iba a mantener su residencia en Abu Dabi; eso sí, viajando con frecuencia a España.
El presidente del Gobierno insistió en la necesidad de esta transparencia incluso después de conocerse el archivo, una semana antes, de las diligencias abiertas por la Fiscalía del Tribunal Supremo contra el emérito por la presunta comisión de varios delitos. La Fiscalía archivó la causa por distintos motivos, entre ellos la prescripción de los hechos o la inviolabilidad del monarca cuando estos se produjeron. Pero, eso sí, señalando las numerosas irregularidades en las finanzas reales que, debido al archivo, no podía seguir investigando.
Felipe VI sabe muy bien, y en su reinado lo señala en discursos y actuaciones, que en una monarquía parlamentaria donde, según la Constitución, todos los poderes públicos están sometidos al ordenamiento jurídico, la posición del Gobierno respecto al comportamiento irregular de un miembro de la Familia Real debería ser tenida en cuenta.
2-Si actuará por fin con responsabilidad
La monarquía es una institución familiar. Todo lo que afecta a la relación entre sus miembros tiene consecuencias en su imagen y prestigio ante la opinión pública. Aunque desde la Zarzuela se insista en diferenciar entre los miembros de la Familia Real (el rey Felipe VI, la reina Letizia, la princesa de Asturias Leonor y la infanta Sofía) de lo que ellos consideran que es la familia del Rey (sus padres, los reyes Juan Carlos y Sofía; sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, y sobrinos) lo cierto es que, desde el punto de vista legal, está distinción no es tan nítida. Más bien todo lo contrario.
La primera legislación específica sobre la Familia Real es de 1981, cuando se estableció "El Registro del Estado Civil de la Familia Real". Ahí aparecen inscritos los nacimientos, matrimonios y defunciones que afectan al Rey, a su consorte, ascendientes y descendientes en primer grado. Es decir, en este Libro Especial abierto en el Ministerio de Justicia quedan inscritos todos los devenires matrimoniales de los descendientes del rey Juan Carlos: matrimonios, nacimientos de hijos, divorcios y separaciones. Conclusión, es un registro específico de la Familia Real a efectos legales y registrales.
Pero, aún hay más, porque en materia de títulos, tratamientos y honores que deben recibir los integrantes de la Familia Real impera en nuestro país un Real Decreto de 1987 que fue modificado el 19 de junio de 2014 tras la abdicación de Juan Carlos. Ahí se recoge de manera expresa que "don Juan Carlos de Borbón, padre del rey Felipe VI, continuará vitaliciamente en el uso con carácter honorífico del título de Rey, con tratamiento de Majestad y honores análogos a los establecidos para el Heredero de la Corona".
Lo mismo para su madre la reina Sofía. Las hermanas del rey Felipe VI, al ser hijas del rey Juan Carlos, tienen reconocido por este Real Decreto los títulos vitalicios de infantas y tratamiento de Alteza Real. Sin embargo, lo de "rey emérito" es una denominación periodística y popular. Debido a los escándalos, el Gobierno de Pedro Sánchez y Unidas Podemos podría modificar estos honores y tratamientos y aclarar los títulos que debe ostentar el padre de Felipe VI.
El Rey, jefe del Estado, debería informar a su padre en esta charla privada lo que opina de él Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición. Sucede que con la renuncia sorpresa de junio de 2014, tuvo lugar todo un tsunami normativo que, ante la ausencia de una Ley de la Corona que dejara claro estas circunstancias, reguló deprisa y corriendo todo un sistema de fueros, privilegios y títulos para el monarca abdicado. Así, mediante una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se modificó su artículo 55 bis, y el Gobierno de Mariano Rajoy aprovechó la circunstancia ex novo de la aparición de la figura de un rey abdicado para otorgarle fuero ante el Tribunal Supremo y remendar la redacción del texto constitucional del 78 que había olvidado, o no consideró necesario aforar entonces, la figura de la reina consorte ni tampoco la de los príncipes de Asturias.
Felipe VI como único rey, y jefe actual de la familia Borbón, debería poner orden en este galimatías jurídico y, en cualquier caso, insistirle a su padre sobre la responsabilidad que como rey abdicado continúa teniendo.
3-Si aclarará todo lo que tiene
La herencia de Juan Carlos I, cuando se ejecute al morir, será una herencia envenenada. Así lo admitió su propio hijo Felipe cuando el 15 de marzo de 2020 mediante un comunicado oficial, renunció a la misma. Con palabras duras rechazó "cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona".
En esas mismas líneas se daba cuenta también de la supresión de la asignación fija que tenía establecida el rey abdicado en los Presupuestos de la Casa de S.M. el Rey. El comunicado hacía alusión también a la fortuna de Juan Carlos en las Fundaciones Zagatka y Lucum, con cuentas en Suiza, Panamá y otros paraísos fiscales. Luego se han ido conociendo más cuentas, propiedades, testaferros y donantes que corrían con los gastos y pagaban los viajes privados del padre de Felipe VI. Sin embargo, a cuánto asciende la fortuna personal del rey emérito sigue siendo un misterio.
El dinero del Rey de España entre 1975 y 2014 ha actuado como una bomba racimo estallada en diferentes momentos. La última cantidad atribuida a Juan Carlos I fue la de 2.300 millones de dólares, según una investigación realizada en 2012 por The New York Times. En ese artículo el diario estadounidense llegaba a esa cantidad tras hacer "un promedio de cifras ya publicadas" y subrayaba que "sigue siendo un secreto" cómo Juan Carlos de Borbón "ha amasado su considerable riqueza personal".
Pese a su intención de renunciar, Felipe VI sigue siendo heredero de su padre. Lo fue de su corona en junio de 2014 y lo sigue siendo de su patrimonio oculto en la actualidad. Esto es así, porque en nuestro Derecho no es posible aceptar o renunciar a una herencia sin que exista previamente el fallecimiento de la persona que la origina.
Seguramente ni el propio Felipe VI conocerá con exactitud los fondos repartidos por su padre. Transparencia de una vez debería pedirle el hijo al padre para no seguir llevándose sorpresas ya que se le permitirá venir a España tantas veces como quiera.
Además, en un gesto de claridad, hace unas semanas el rey Felipe VI hizo público su patrimonio: 2,6 millones de euros. Es verdad que, al día siguiente, el Gobierno del PSOE y Podemos aprobó un Real Decreto donde subrayó la inviolabilidad del monarca.
Pero, para evitar confusiones, y si Felipe VI quiere cumplir con sus compromisos de transparencia, ejemplaridad e integridad que adquirió el día de su coronación, no estaría de más conocer públicamente la fortuna de su padre a la que él ha renunciado.
4-Si sabrá dónde vivirá
Tras el repudio de marzo vino el destierro de agosto de 2020: Juan Carlos abandonó la Zarzuela y tomó un avión rumbo a Abu Dabi. Allí quiso establecer un cortafuegos para salvar a su hijo de la hoguera en la que, por sus escándalos, ardía su imagen pública. Una vez archivadas todas las causas penales abiertas contra él, ha considerado que ya es el momento de regresar a España, hoy mismo, aunque su residencial oficial y fiscal continuarán siendo los Emiratos Árabes.
Saber dónde residirá Juan Carlos durante sus estancias temporales en nuestro país no es un asunto menor. Todo lo contrario. Juan Carlos de Borbón ha vivido en el palacio de La Zarzuela desde que Franco le asignó esta residencia en 1962 tras su matrimonio con la entonces princesa Sofía de Grecia. Más de 60 años habitando Zarzuela, su verdadero hogar y residencia permanente. El padre de Felipe VI es una persona mayor, 84 años. Con más de 15 intervenciones quirúrgicas graves y una movilidad cada vez más reducida. En palacio siguen viviendo su mujer, la reina Sofía, y parte de su familia (hijo, nietas, nuera y cuñada).
Pero después de la salida forzada de la Zarzuela resulta imposible que pueda regresar a palacio, al menos con el actual Gobierno. Ni Pedro Sánchez quiere que vuelva a Zarzuela ni el mismo Felipe VI, visto lo ocurrido, se sentiría cómodo.
En una familia normal, en una situación como la de Juan Carlos, con sus 84 años, los hijos plantearían a su padre varias preguntas: "¿dónde vas a vivir, papá?" y "¿cómo vamos a costear los gastos?". Responder a la segunda cuestión quizá no sea difícil, dado su demostrado patrimonio. Pero contestar a la primera, dónde vivirá el patrón, sí resulta un poco más complicado. Porque, aunque venga de visita no sería presentable que un exjefe del Estado se aloje de prestado en casa de los amigos (otra vez las amistades peligrosas), como va a hacer en Sanxenxo estos días, y mucho menos de turista en un hotel o residencia. Lo lógico sería que sus hijas, incluso su hijo, le acogieran y le cuidasen como merece una persona mayor de sus circunstancias. Con la seguridad de que, más pronto que tarde. este alojamiento que ahora se anuncia por temporadas terminará siendo definitivo en nuestro país.
5-Cómo viajará, dónde y por qué
Si hay algo que le ha gustado a Juan Carlos a lo largo de su vida es viajar. Y más si esos viajes iban unidos a asuntos de negocios emparejados con escapadas de corazón (ligues y romances). Famosas son tanto sus cacerías como sus excursiones de esquí a lo largo de su vida. Y últimamente hemos conocido que en el equipaje de mano hubo un maletín millonario con ingreso en la Banca suiza, según confesaron sus testaferros.
Mientras la Asociación Concordia Real Española publicó este martes un exhaustivo análisis de los 224 viajes diplomáticos realizados por don Juan Carlos durante su reinado y calculan que generaron para España, al menos, 62.023 millones de euros. Como los integrantes de esta plataforma cívica, creada para defender el legado del padre de Felipe VI, son gente formada, sabrán que suponiendo la pericia de Juan Carlos, si un país visitado decide invertir en España, será por una confluencia de factores y personas, no sólo del jefe del Estado.
Por eso, al seguir residiendo en los Emiratos Árabes y para evitar el pago de terceros donantes o testaferros, bueno será que el rey padre y el rey hijo se pongan de acuerdo sobre quién va a correr con el coste de estos traslados. No sería conveniente que apareciesen nuevas sorpresas en la lista de vuelos del rey emérito.
Sí merece dejar constancia de una circunstancia conocida tras el informe publicado por Concordia Real Española: ¡Cuánto viajó Juan Carlos durante su reinado! ¡Y lo poco que está viajando Felipe VI desde su coronación! Por ejemplo, en los 10 primeros años de Juan Carlos como rey, efectúo alrededor de 100 viajes de Estado, mientras que su hijo va a cumplir su octavo cumpleaños este mes de junio y lleva efectuados 70 viajes oficiales. Otro dato curioso es la cifra más elevada de viajes oficiales realizados por Juan Carlos que coinciden, precisamente, en los años que van de 2007 a 2014: los años de su relación tormentosa y generosa con la princesa Corinna, concretamente 93 visitas de Estado.
Un periodo en el que Juan Carlos cometió los grandes errores de su reinado, por los que ahora está pagando, en parte, su pérdida de respeto social. En estos años, también, Juan Carlos recibió donaciones ocultas, como los 100 millones de dólares de Arabia Saudí.
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