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"¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid! / Noble y bélico adalid, / caballero del honor. / ¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid! / A triunfar en buena lid, / defendiendo tu color. / ¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!". Es raro que alguien no haya escuchado alguna vez el popular himno del Real Madrid desde que se estrenó hace 70 años, en 1952. Los seguidores del club de fútbol más importante del mundo, según el ránking de la FIFA, han vuelto a corearlo al ganar la liga española y, el sábado pasado en París, su decimocuarta Champions. El "¡Hala Madrid!" es un clásico entre los himnos deportivos y lo cantan los madridistas en los cinco continentes... Por lo menos el último verso del estribillo, con ese triple jaleo pronunciado en la canción con acento agudo, ¡halá Madrid!
Menos aficionados saben en cambio que la voz original del himno que los emociona, de poderoso tenor, es la del cantante manchego José de Aguilar (Tomelloso, Ciudad Real, 1925−Madrid, 2000). Y lo que casi todo el mundo desconoce es el drama que sufrió de joven en la España dictatorial de los 40, muy pocos años antes de alcanzar la gloria con el "¡Hala Madrid!" y otros grandes éxitos de la canción como "María Cristina me quiere gobernar" y "Torito bravo".
José de Aguilar fue víctima de la "caza al maricón" en Albacete, le dieron palizas por homosexual, una lo dejó temporalmente medio ciego de un ojo, y tuvo que huir con su familia. Escapaba de las cacerías de hordas nocturnas de falangistas y soldados de la base aérea de Los Llanos (Albacete), según reveló su amigo el poeta Enrique de Quirós. Ahora que la voz de José de Aguilar vuelve a sonar estos días para celebrar las victorias del Real Madrid, y que comienzan en junio los actos reivindicativos del Orgullo Gay, EL ESPAÑOL | Porfolio rescata la historia oculta de este olvidado "caballero del honor".
El niño José Jesús Apolinar de Aguilar Granados, José de Aguilar en los escenarios, nació el 9 de enero de 1925 en Tomelloso (Ciudad Real), en la casa del número 7 de la calle Don Víctor Peñasco. La familia vivía en la planta de arriba y en la de abajo, donde hoy está la agencia Halcón Viajes, el padre, Teófilo de Aguilar, regentaba una relojería. No hay en la fachada ninguna placa que recuerde que aquí nació este hijo ilustre de Tomelloso.
Que José de Aguilar era de este municipio de Ciudad Real, y no de Albacete o La Puerta de Segura (Jaén), lo demostró de una vez por todas el locutor local Miguel García, director del programa "Una canción, un recuerdo", de Radio Surco, cuando en 2015 acudió a los archivos de Tomelloso. En el Archivo Municipal le dijeron que no tenían documentación anterior a 1950. El párroco de la iglesia de la Asunción, don Matías, le contó que la documentación anterior a 1936 la quemaron en la guerra civil. Pero, finalmente, en el registro civil tomellosero sí apareció la inscripción de nacimiento del cantante, como contó García en Facebook al anunciar su hallazgo el 29 de mayo de 2015.
Los padres de José de Aguilar, Teófilo (42 años) y Fé (33), eran de La Puerta de Segura (Jaén). El cantante José tenía un hermano mayor, Juan de Aguilar Granados, que fue periodista. En su adolescencia, no hay datos de cuándo, José y su familia se mudan a Albacete. En la capital de la provincia, José de Aguilar empieza a cantar con la Orquesta Jabelc de Albacete, cuyos integrantes lo animan para que, con 17 años, vaya a Madrid a participar en el concurso musical de Radio Madrid, de la Cadena Ser, que dirige el mítico locutor hispanochileno Bobby Deglané. Lo gana, y ese será el inicio de sus años de fama y de su carrera profesional.
En Albacete fue también donde José de Aguilar, con unos 18 años, sufre en sus carnes el odio antihomosexual que en esa época padecieron miles de personas, aunque él nunca lo contó públicamente, que se sepa. Tuvieron que pasar 70 años de las vejaciones, y trece desde su muerte, para que saliera a la luz esa verdad. La reveló un amigo suyo, el publicista y poeta Enrique Fernández Fernández (Barrax, Albacete, 1931−Málaga, 2018), que firmaba sus versos como Enrique de Quirós, en una publicación de su blog en internet del 10 de abril de 2013. Bajo el título "Caza al homosexual", escribía De Quirós:
"Unas veces eran ejecutores los jóvenes camisas azules y otras los soldados del Cuartel de Aviación de Los Llanos"
"Yo recuerdo que en mis años de niño, allá por la mitad de los cuarenta, del siglo pasado, en Albacete se organizaban, sistemáticamente, cazas de 'maricones', como les llamaban entonces, de las que unas veces eran ejecutores los jóvenes camisas azules [de la Falange] y otras los soldados del cercano Cuartel de Aviación de los Llanos. Pero unas y otras se limitaban a propinar al desgraciado que caía en sus manos una soberbia paliza y, en algunos casos, a conminarles a abandonar la ciudad, como así hicieron con un gran cantante de la época, José de Aguilar, que más tarde sería buen amigo mío. Junto con él hubieron de salir, también, sus hermanos y la familia al completo".
Habla de "hermanos", aunque solo hay datos de uno, el mencionado Juan, el primogénito.
En otro artículo, titulado "Orgullo gay", que publicó en internet en El faro de Málaga el 3 de julio de 2017, medio año antes de morir, Enrique de Quirós abundaba en su testimonio sobre las agresiones a José de Aguilar en Albacete por ser homosexual. "Era el año mil novecientos cuarenta y cinco, del siglo pasado, y yo tenía catorce años (...) Eran tiempos propicios al 'machismo' y este, como una plaga, se extendía a la búsqueda de emociones que ellos entendían como el no va más de la 'marchosería', la caza del 'Maricón' (...)", escribe.
"La voz cantante en esta persecución −añade Enrique de Quirós− la llevaban los Falangistas, a los que se unían otros que si bien no usaban camisas de un azul oscuro, sí usaban mentes oscuras. Tampoco faltaban 'soldaditos' reclutados en el Campo de Aviación de Los Llanos. Unos y otros organizaban auténticas 'cacerías' y el pobre que cayera en sus manos no olvidaría en su vida aquel encuentro... Era vergonzoso, además de indignante, el escucharles al día siguiente −las cacerías las hacían de noche−, contando lo que habían hecho o visto. No todos eran actuantes, algunos eran meramente 'corifeos'. Dejé de salir con estos 'valientes' (...). Otras bandas, en las que también fui invitado a participar, iban a la quema de lugares en los que se reunían los fieles de las Iglesias Protestantes".
"Era vergonzoso, además de indignante, el escucharles al día siguiente, contando lo que habían hecho o visto"
Juan, su hermano periodista
Refiriéndose a familias de Albacete que emigraron para escapar de ese ambiente homófobo, Enrique de Quirós se detiene en la de José de Aguilar, como "homenaje en ellos a todos" los que sufrieron igual destino. Menciona a un hermano de José que "ostentaba un alto cargo en la Diputación, creo que casado y con hijos, lo cual no fue obstáculo para su persecución". Aunque no lo identifica, debe tratarse de su hermano Juan.
EL ESPAÑOL | Porfolio ha comprobado en la Biblioteca Digital de Albacete y en la hemeroteca del Boletín Oficial del Estado que el hermano mayor de José, Juan de Aguilar Granados, se presentó a las oposiciones de auxiliar del Ministerio de Hacienda durante la II República, en 1934, que en 1943 era Jefe de Cultura y Arte de la Obra Sindical "Educación y Descanso" en Albacete y que trabajó sobre todo como periodista, primero en el diario Albacete, luego en el diario Pueblo de Madrid y, también en la capital de España, en la agencia S.I.S., de la que era subdirector cuando murió de un infarto el 10 de febrero de 1976.
Enrique de Quirós, en ese artículo de 2017, tras contar cómo fue testigo de las palizas a "maricones" en el Albacete de los años 40, relata que se hizo luego amigo del cantante José de Aguilar, quien, según la versión del primero, había sido uno de los agredidos. "José de Aguilar abandonó Albacete y, como dicen que 'no hay mal que por bien no venga', en Madrid se hizo famoso", dice.
"En su día fue contratado para amenizar la Feria del pueblo en que yo vivía y nos hicimos amigos..., hablamos de Albacete, de sus añoranzas, comió conmigo, en casa de mis padres, en varias ocasiones, y, enterado de que mi abuela, enferma en cama, quería oírlo cantar, se hizo acompañar de algunos de sus músicos e interpretó para ella algunas de sus letras", recuerda agradecido el poeta.
José y sus padres se fueron de Albacete y se instalaron en Torre del Mar, en la costa de Málaga
"Hoy que en Madrid y en toda España y muchos [países] extranjeros celebran El Orgullo Gay, yo quiero rendir mi pequeño homenaje, personificado en mi paisano y amigo José de Aguilar, a todos y a todas aquellas personas que sufrieron injusticias" por su orientación sexual, concluía Enrique de Quirós.
La homosexualidad se castigó expresamente por ley en la España franquista a partir de 1954, pero ya era reprimida como un crimen desde antes. Seguramente por eso, José de Aguilar y sus padres emigraron desde Albacete a Málaga capital, y, unos meses después, a Torre del Mar, localidad costera perteneciente al municipio de Vélez-Málaga, donde el padre trabajó durante cuatro años en la fábrica de azúcar, según detallaba el periódico local Axarquía Hoy tomando como fuente a Juan, el hermano mayor.
Ya veinteañero, José de Aguilar se instala en Madrid y allí se convierte en uno de los cantantes más populares de la radio. Hace ahora siete décadas, en el año 1952, el de Tomelloso (pero considerado también albaceteño) estaba en el apogeo de fama.
"Actuaba en las salas más elegantes de Madrid −Parrilla del Rex, Pavillón, Morocco, etc.−, aparte de intervenciones en Radio Nacional, Radio Intercontinental y, sobre todo, en Radio Madrid, donde, en el programa 'Cabalgata fin de semana' de Bobby Deglané, tomó parte −sin interrupción− todos los sábados, durante varios meses. Cuando Antoñita Moreno montó su espectáculo 'Sortija de oro', nuestro galán cantante −como decía la prensa de la época− fue incorporado como primera figura masculina", glosaba en septiembre de 1977 el periódico Crónica de Albacete.
Un año antes, en 1951, José de Aguilar había grabado un disco sencillo en Barcelona, con dos de las canciones que lo harían conocido: "Torito bravo", con letra y música de Francisco de Val, y "María Cristina me quiere gobernar", canción popular cubana. En 1952, avalado por su popularidad, le llega la gran ocasión de interpretar el más conocido himno del Real Madrid, durante la presidencia en el club de Santiago Bernabéu, que casualmente era de un pueblo de Albacete, Almansa.
El legendario himno fue obra, en su música, de Marino García González, conocido como Maestro Marino, y, en la letra, de Antonio Villena Sánchez. Estos dos, más la esposa de Marino García, Mercedes Amor Fariña, y el maestro Indalecio Cisneros, iban en tren de Madrid a Aranjuez cuando en una servilletas de papel del restaurante La Rana Verde escribieron las primeras notas del "¡Hala Madrid!".
La peña madridista El Club le encargó a José de Aguilar cantar el "¡Hala Madrid!" compuesto por Marino y Villena
Faltaba la voz tenor que lo interpretase. José de Aguilar le contó al periodista Manuel Román −según escribió este en 2017 en Libertad Digital− que el encargo le llegó a través de los directivos de la peña madridista El Club, con sede en la calle de la Victoria, junto a la Puerta del Sol.
José de Aguilar grabó el himno el 8 de marzo de 1952, en Discos Columbia, con la dirección y los arreglos del maestro Cisneros. El presidente del club, Santiago Bernabéu, asistió a la grabación, en la que participaron 32 músicos, entre ellos el violinista Enrique García, padre del director de orquesta Enrique García Asensio.
El "¡Hala Madrid!" cantado a pleno pulmón por José de Aguilar, el perseguido por "maricón" según contaría mucho después Enrique de Quirós, fue un éxito fulminante que sonaba cada quince días por la megafonía del estadio de Chamartín, luego Bernabéu, en cada partido que el equipo jugaba en casa. Lo curioso es que José de Aguilar no era futbolero y "nunca tuvo ganas de ir al campo", según le contó a Manuel Román. El cantante decía que nunca lo llamaron del club madridista ni lo invitaron a ninguna efeméride.
Le pagaron 5.000 pesetas por el disco, que en una de sus ediciones llevaba en la cara b la canción "La saeta rubia", en honor al futbolista Alfredo di Stéfano, informaba Manuel Román sobre su relación con José de Aguilar.
El repertorio de José de Aguilar incluía otros temas como "¡Oh Susana!", "Mi Torre del Mar" (en recuerdo del pueblo malagueño adonde se mudó tras su dramática etapa en Albacete), "Sirena Mora", "… Y Sevilla", "El solitario", "Mi teléfono (el 066660)", "Una copa de vino español", "Rosa, Rosalía", "Siempre mi Madrid", "Ambición maldita", "Madrid Ave Fénix", "Tú sabes, te necesito" o "Aquellos ojitos". En esta canción, de Francisco de Val, los "ojitos verdes" a los que canta José de Aguilar no se dice si son de mujer o de hombre.
A su Tomelloso natal volvió para actuar varias veces, como una en el baile de carnaval del 15 de febrero de 1953, u otra en 1967, cuando le dedicó una foto suya al matrimonio que regentaba el bar de La Gamba, Bernardo y Esperanza, como precisa el locutor Miguel García.
También el del Atlético
El sorprendente giro argumental en la carrera de José de Aguilar se produjo cuando compuso y cantó el nuevo himno del rival de los merengues, con su pegadizo "¡Atleti, Atleti, Atlético de Madrid!"... Le tenía más afecto aún a esta canción deportiva porque, a diferencia del "¡Hala Madrid!", que interpretaba, del himno colchonero "Atlético de Madrid", conocido también con el sobrenombre "Yo me voy al Manzanares", fue no solo el cantante, sino también el autor de su letra y música junto a Ángel Currás García. Lo compuso en 1972 a iniciativa propia, no por encargo. El club del estadio Vicente Calderón y hoy del Metropolitano lo incorporó como su canto oficial en 1974.
De forma que José de Aguilar, tan profesional como los jugadores de fútbol, cruzó las líneas y sirvió a ambos clubes al igual que el héroe de la Champions, el actual portero del Real Madrid y antes del Atlético, Thibaut Courtois, envuelto esta semana en polémica por declarar que ahora está "en el lado correcto de la historia". El cantante de Tomelloso estuvo en los dos lados de la historia, aunque hizo el viaje en sentido inverso al del guardameta: del Madrid al Atlético.
Antes que Courtois, el cantante estuvo en los dos lados: puso voz al himno del Madrid y compuso y cantó el del Atlético
Los años 70 serían sus más prolíficos, llegando a 110 actuaciones en 1973. En una investigación sobre su carrera, Patxi Mendiburu cuenta en su blog que José de Aguilar se sumó a la Transición a la democracia y actuó en la campaña electoral de la UCD de Adolfo Suárez en febrero de 1979.
En los 80, con actuaciones más espaciadas, lo encontramos por ejemplo liderando a la delegación de Albacete en el concurso nacional musical celebrado en 1986 en Bilbao por el Día de la Canción (quedaron terceros). Hasta mediados de los 90 actuaba aún en clubes y cabarets. Hay quien lo vio entonces en la sala de fiestas La Carroza, junto a la Gran Vía de Madrid.
El gobierno de Francó modificó en 1954 la Ley de Vagos y Maleantes, de 1933, para incluir expresamente a los homosexuales como sujetos peligrosos y someterlos a vigilancia e internamiento, según sus artículos 2 y 6. La sustituyó en 1970 la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, que seguía penando la homosexualidad. Aunque dejó de aplicarse a los gais en democracia, no se derogó hasta 1995.
Cinco años después, se apagó la voz de José de Aguilar, el cantante de los dos himnos. Murió en Madrid el 18 de abril del año 2000. En la esquela que publicó Abc, su familia lo definía para la posteridad como "Cantante. La voz de oro de la radio". No se casó ni tenía hijos. Lo acompañaron en el entierro en el cementerio de La Almudena sus sobrinos (hijos de su hermano Juan), su cuñada y sus sobrinos-nietos.
Cuando se confirmó en 2015 que era de Tomelloso, una vecina, Carmen Clemente Fernández, lanzó una propuesta: poner una placa en la casa donde nació y que las peñas madridistas y atléticas en el pueblo organicen una fiesta-homenaje fraternal que reúna a unos y a otros. José de Aguilar bien merece que ese deseo se haga realidad.