Valencia

Valencia, sábado 17 de junio. Barrio de Benimàmet, al noroeste de la ciudad. Es la una de la tarde y la ola de calor sofocante y la humedad elevan las temperaturas por encima de los 40 grados. En esta pedanía valenciana vive desde hace unos meses Teresa, la joven de la que abusó sexualmente el marido de Mónica Oltra (52 años), Luis Eduardo Ramírez, cuando tenía ella 14 años y era tutelada por la Generalitat Valenciana.

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Teresa tiene ahora 20 años, un niño de dos y está a punto de dar a luz otra vez. Vive con su pareja, Pedro, un joven que también pasó por el sistema de protección de menores y es ahora uno de sus grandes apoyos. No tienen ingresos ni trabajo.

Teresa puede dar a luz en cualquier momento y hace tanto calor que casi no sale de casa durante las horas centrales del día. La joven aprovechó la mañana de ese sábado para limpiar, preparar la comida y atender a su bebé de dos años.

Teresa y Pedro esta semana en el barrio valenciano en el que han encontrado una vivienda. ANA ESCOBAR

Mientras, a unos 8 kilómetros de la casa de Teresa, Compromís se preparaba para celebrar en el antiguo cauce del río Turia de Valencia su primer acto de precampaña. El acto festivo de Compromís coincidió con la imputación de Mónica Oltra por supuestamente ocultar la denuncia, unos hechos especialmente violentos y graves porque se investigan por qué falló la protección que debe desplegar la Administración ante un caso de abusos sexuales a una menor tutelada, en situación de desamparo y especialmente vulnerable.

Pero la imputación no supuso ningún impedimento para dejar rienda suelta a la euforia porque parece que a nadie le importa Teresa y siguen sin creerla. Un día antes, la preocupación era si la militancia acudiría si hacía excesivo calor. El acto terminó, la música sonó y todos acabaron bailando sobre el escenario. Mónica Oltra se desmelenó y saltó sin contención ninguna.

Joan, Baldoví, Mónica Oltra y Joan Ribó en la celebración de Comrpomís del pasado sábado. EFE

Ese día se empezó a escribir el epílogo de Mónica Oltra, un 'animal' político de la izquierda española que ha acabado devorada por su propio personaje. Solo un día antes, la ya exvicepresidenta valenciana aseguró que no pensaba dimitir aunque la procesaran y se mostró visiblemente desafiante. No preveía en absoluto esa posibilidad en ninguna fase del caso.

"La verdad no la altera ningún procedimiento judicial. Es una cacería de la extrema derecha y esto no tiene nada que ver con hacer justicia, y la presión la aguantaré porque si no, me dedicaría a otra cosa", insistió.

Solo tres días después de los bailes de esta semana, inoportunos e inadecuados para muchos dirigentes de Compromís y del PSOE, la líder valenciana presentó la dimisión de todos sus cargos. Oltra insistió en la teoría de la conspiración y en "una cacería de la extrema derecha" de la que también participarían las más altas instancias judiciales de Valencia.

Así lo sintió Teresa, según cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio. "La vi y pensé, mira que bien se lo está pasando y yo aquí que mal estoy ¡Cómo saltaba! Parece que le da igual todo y que solo se preocupa por ella".

Pregunta.- Si te sentaras a conversar con ella, ¿qué le dirías?

Respuesta.- Que por qué no tiene corazón, sentimientos o empatía. Por qué se muestra tan fría conmigo, soy una víctima. No lo entiendo, ella podría tener una hija y pasarle lo mismo que a mí. Oltra no tiene ninguna culpa de lo que hizo su marido, pero debería pensar un poco en los demás y ponerse en la piel de la otra persona. Yo a ella no le he hecho nada ni tenía nada en contra, me lo han hecho a mí. Yo no merezco lo que me ha pasado.

P.- ¿Te sorprendió su dimisión?

R.- La verdad que un poco sí, porque el viernes había dicho todo lo contrario.

Sola y sin ayuda

La víctima de Luis Eduardo Ramírez, condenado a cinco años de prisión por estos hechos y pendiente de un último recurso ante el Tribunal Supremo (TS), nos recibe en su casa, una humilde vivienda familiar del barrio de Benimàmet, propiedad de su abuela, ya fallecida, en la que finalmente se ha podido instalar.

Luis Ramírez, exmarido de Oltra, condenado a cinco años por abusos sexuales.

Benimàmet es un barrio obrero de Valencia en el que escasean los recursos o inversiones públicas. La casa de Teresa está en un edificio de cuatro plantas con la fachada recubierta de ladrillos. Tiene dos habitaciones, un baño y un pequeño balcón al que se asoma de vez en cuando a tomar el aire. "No es tan pequeña y tenemos espacio para nuestro bebé, pero con el segundo y mi padre necesitamos una vivienda más grande", apunta.

Es la primera vez que habla detenidamente con un medio de comunicación después de conocerse la imputación y que los acontecimientos precipitaran el portazo que dio el pasado martes Mónica Oltra.

Teresa ha vivido estos días con cierta distancia. "Me voy enterando de lo que me cuentan porque no estoy pendiente", apunta. La joven es muy frágil, atraviesa una situación personal complicada y tiene vértigo a la vida que le espera. "Me viene todo muy grande", admite.

La joven vivió desde los 4 años tutelada: su padre acaba de salir de prisión y su madre era adicta

La joven tuvo una infancia dificilísima. Desde los 4 años estuvo al amparo de la Generalitat Valenciana. Es hija de un padre que acaba de salir de prisión y de una madre con graves problemas de adicción. Su familia está completamente desestructurada. Es la tercera de cinco hermanos maternos, todos ellos de padres distintos. Tras salir de prisión, su padre se ha instalado en la vivienda que comparte con su pareja.

Teresa y Pedro afrontan desde junio de 2020 las dificultades propias de los menores tutelados que cumplen 18 años y, de pronto, han de valerse por sí mismos. 

En todo este tiempo, mientras Oltra negaba los hechos y los atribuía a una persecución política, la Generalitat tampoco está cumpliendo con el deber de acompañarla en su emancipación. Ni a ella ni a su pareja, denuncian.

Dice que todas las prestaciones que ha solicitado a la Conselleria de Igualdad han sido rechazadas y que se encuentra ante un muro burocrático enorme para solicitar ayudas: "A veces no entiendo lo que me piden".

Teresa ni siquiera está percibiendo la Renta Valenciana de Inclusión (RVI) a la que tiene prioridad como extutelada, la medida estrella de Mónica Oltra. Es una suerte de Ingreso Mínimo Vital previo al impulsado por el Gobierno de España, y está ideado para dotar de independencia económica a las personas más vulnerables. Como tales, los menores tutelados son uno de los colectivos prioritarios para acceder a esta ayuda cuando cumplen la mayoría de edad. Teresa dice que se la han denegado en varias ocasiones, la última hace unos cuatro meses aproximadamente.

"Me he sentido utilizada por mucha gente. Todos quieren lo mismo y yo voy a seguir a lo mío para pedir justicia"

En su caso, las dificultades se han visto agravadas por la pandemia, un embarazo y las secuelas de los abusos sexuales que sufrió por parte del educador Luis Eduardo Ramírez. La sentencia concluyó que "una vez creía que se hallaba dormida, cogía la mano de la niña y se masturbaba con ella". Ramírez alegó en el juicio que solo le hacía masajes relajantes en la cabeza.

Casi 17.000 menores viven en España tutelados en centros, que deberían ser un entorno seguro y afectivo para crecer y sanar el daño de las experiencias de desprotección que arrastran, pero los recientes casos de abusos o explotación sexual de menores tuteladas en varias comunidades ponen en tela de juicio este sistema.

Son niños que han sufrido maltrato por abandono o negligencia en sus cuidados, abusos generalmente del entorno familiar u otras circunstancias que les impiden su pleno desarrollo, por lo que las administraciones se hacen cargo de su tutela mientras se soluciona la situación de riesgo y el menor pueda volver con su familia, si es lo mejor para él.

Algunos de ellos son adolescentes con adicciones o graves problemas de salud mental. Son perfiles diversos, muy complejos, por eso los expertos apuestan por una atención individualizada dentro de los centros. Para organizaciones como Save the Children, el sistema, además de garantizar entornos seguros, tiene que elaborar protocolos de prevención y detección temprana de situaciones de riesgo, como pueden ser los abusos sexuales o violencia de género.

El sistema falló a Teresa. Falló quien debía protegerla y ahora los tribunales valorarán si los errores son de suficiente calado para considerarlos delito.

Teresa y su pareja cogidos de la mano. ANA ESCOBAR

La extrema derecha

Mónica Oltra y Compromís siguen manteniendo que el caso responde a un montaje de la extrema derecha porque el abogado de Teresa es el ultraderechista José Luis Roberto, líder de España 2000 y exdirigente de la patronal española de prostíbulos.

El abogado José Luis Roberto. Twitter

Roberto, entre otras personas, participó en 2017 en un escrache a Mónica Oltra en el domicilio de la dirigente. Los hechos fueron denunciados, pero el juzgado absolvió finalmente a los cuatro acusados de España 2000 de coacciones y amenazas. La jueza apreció una extralimitación de la libertad de expresión, pero no vio delito.

P.- ¿Desde cuándo conoces a José Luis Roberto?

R.- Fue a partir de la sentencia. Yo no conocía a ese señor de nada. Se enteró de que no tenía abogado y se ofreció a ayudarme. Y en las condiciones en las que estamos, cojo la ayuda que me ofrecen.

P.- ¿Sabes que es el líder de un partido ultra?

R.- Lo sé porque me lo han dicho, pero yo no entiendo de esas cosas. No sé nada de política y nunca he votado. Como no entiendo de estas cosas yo no opino y no soy de unos ni otros.

P.- ¿Te animó a presentar la denuncia?

R.- La denuncia la presento yo y él se ofrece a ayudarme porque nadie me dio la posibilidad de tener un abogado. Yo no tengo dinero. Me está ayudando y yo no quiero ir al juzgado para nada ni encontrarme con nadie. Si alguien me hubiese ayudado antes, yo no estaría así.

Teresa asegura que se da cuenta de todo. "Me he sentido un poco utilizada por mucha gente. Todos quieren lo mismo y yo voy a seguir a lo mío para pedir justicia porque no me merecía lo que me pasó. Se piensan que no me doy cuenta, pero sé que mucha gente se acercó a mí por interés. ¿Y si no por qué me buscan?", se pregunta.

Además, la denuncia la presenta para lograr una indemnización por los abusos sufridos mientras era tutelada y menor de edad porque, como no recibió asesoramiento durante el proceso que llevó a juicio al exmarido de Oltra, no le correspondía nada en concepto de responsabilidad civil. Cero euros.

El fallo afea al departamento de Oltra la "hostilidad y absoluta falta de empatía hacia la víctima que se trasluce en los informes aportados, y que se elaboran por quienes, paradójicamente, estaban llamados a protegerla". La misma considera "patente" que existía una "relación de dependencia entre las autoras del informe y la administración que les hace la encomienda".

"Tanto es así que el Ministerio Fiscal solicitó que se hiciera expresa reserva de acciones civiles frente a la Generalitat", dice el fallo. Y la defensa de la menor se ha acogido precisamente a esta reserva de acciones para exigir responsabilidades y que el caso avance. "Yo no sabía que eso se podía pedir, nadie me informó".

Víctima y acusadora, esposada

La menor, lejos de ser protegida o asesorada jurídicamente, llegó custodiada y engrilletada por la Policía. La presidenta del tribunal, avergonzada y visiblemente molesta, tuvo que disculparse ante ella por la gravedad de los hechos.

El tribunal remitió un informe a la Audiencia que fue elevado a la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. El informe se entregó a la Generalitat y se abordó en la comisión provincial de seguridad para que hechos como este no volvieran a suceder. Los agentes formaban parte de la Policía Adscrita a la Generalitat.

P.- Explícame por qué te llevaron esposada al juicio si eras la víctima.

R.- Me decían que tenía riesgo de fuga. Me sorprendió bastante que me llevaran esposada porque, si era un juicio en el que yo era la víctima e iba contra otra persona, no me iba a ir corriendo por mucho que estuviese en un centro de reforma.

P.- Y los agentes que te acompañaban, ¿qué te decían?

R.- Nada, hablaban entre ellos y ya está.

P.- ¿Tú sabías que ibas a un juicio?

R.- Yo no sabía nada, ni cómo hablar ni explicar las cosas. Yo fui al juicio a ciegas, no sabía lo que me iba a pasar ni de qué se iba a hablar en ese sitio. Ni siquiera me dijeron que tenía que explicar nada hasta que llegué allí y me lo contaron.

Teresa quiere que esto pase lo más rápidamente posible, encontrar una estabilidad emocional y rehacer su vida. Al margen de la investigación penal, la víctima también pide una indemnización de 240.000 euros por los errores que la propia Administración valenciana ha reconocido.

P.- Si ganas, ¿has pensado qué harás?

R.- Con ese dinero nos gustaría comprarnos una casa más grande para poder vivir mejor y nos ayudaría a salir adelante porque vamos muy, muy ahogados. Ahora vivimos de lo que me da mi padre. Nos lo merecemos.

Teresa, la niña abusada, en la calle de Benimàmet en la que reside. ANA ESCOBAR

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