José Ignacio Mora Aguirre jamás imaginó que, el pasado abril, a los seis días de asumir la dirección de Sercobe, la Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo, se vería inmerso en el epicentro de una crisis geopolítica internacional. Fue, posiblemente, el momento más intenso en los más de 30 años de su carrera empresarial: el presidente ucraniano Volodimir Zelenski puso a la asociación en la lista negra de colaboracionistas de Rusia.
De aquellos días de tensión y crisis reputacional, sin embargo, nació el germen de una poderosa alianza que ha situado a España como un socio privilegiado de Ucrania en la titánica tarea de reconstruir un país devastado por la guerra. Sercobe, que aglutina a más de 70 empresas que buscan situarse en mercados exteriores y extender sus operaciones comerciales a través de la exportación de sus productos, es la punta de lanza española en la enorme ventana de negocio que representa el futuro de Ucrania.
Un cuadro del artista vasco Ángel Uranga con un potente mensaje de unidad fue el símbolo que selló finalmente las buenas relaciones hispano-ucranianas. Pero para llegar a ese punto, Mora y su equipo pasaron varias noches sin dormir. Tras algunos meses desde la polémica, y con los primeros contratos cerrados con Kiev el pasado diciembre, el empresario y su nueva junta directiva reciben a EL ESPAÑOL | Porfolio en su oficina de Madrid.
Mora, con más de 30 años de experiencia en la internacionalización de compañías españolas, reconstruye ahora aquellos días, pero con la mirada puesta en el importante papel que España puede desempeñar en la posguerra del primer conflicto armado europeo del siglo XXI. Si España no ha destacado especialmente en su ayuda militar a Ucrania, su apoyo privado y civil puede marcar la diferencia entre muchos otros países.
La lista negra de Zelenski
Mora asumió con ilusión su nueva responsabilidad el 31 de marzo de 2022. El 5 de abril, el presidente Zelenski compareció de forma telemática en el Congreso de los Diputados, ante la atenta mirada de partidos políticos, medios de comunicación y también del mundo entero.
El discurso parecía ir sobre ruedas hasta que el carismático líder ucraniano pronunció las siguientes palabras: "Me quiero dirigir a Maxam, Porcelanosa y Sercobe y otras compañías para que dejen de hacer negocios con Rusia".
Las caras de los presentes dejaron ver su incomodidad. Pasaron de escuchar con interés al carraspeo discreto, a arquear las cejas y a desviar la mirada; a buscar complicidad con otros manifestando un silencioso "y ahora qué hacemos". Eso mismo debió pensar Mora desde su despacho cuando recibió la alerta en el móvil: "Zelenski señala a Porcelanosa, Maxam y Sercobe como las españolas que siguen con su negocio en Rusia".
El directivo apenas había tenido tiempo de saludar a su equipo. No había terminado ni las presentaciones ni se había acomodado a su nueva mesa cuando se le atragantó el café. Los minutos, las horas y los días siguientes fueron infernales.
"Zelenski dice que contribuimos al invasor ruso e inmediatamente decidimos salir a la opinión pública. Explicamos que ninguna de nuestras empresas trabaja con Rusia. En el momento de la invasión, estábamos en algún concurso, pero nos retiramos nada más comenzar la guerra", explica Mora.
El comunicado rezaba así: "Sercobe cumple rigurosamente la legalidad internacional, siendo uno de los referentes principales ante la Administración española en todos los temas regulatorios y de normativa".
Por su parte, Porcelanosa y Maxam hicieron lo propio. La primera afirmó que paralizó toda su actividad en Rusia (apenas un 0,009% de las ventas globales de la compañía) nada más comenzar el conflicto, manteniendo tan solo "el mínimo de los contratos fijados con los distribuidores multimarca antes de la guerra". Por otro lado, la minera Maxam negó "rotundamente" cualquier actividad en Rusia desde que la comunidad internacional aplicara sanciones contra el país.
"El cuadro solo se unirá cuando termine la guerra, hasta que el último de los soldados rusos se retire"
Pese a las aclaraciones, el daño por la comparecencia de Zelenski en el Congreso parecía irreversible. Las búsquedas en Google de los nombres "Sercobe", "Porcelanosa" y "Maxam" se dispararon. Pronto, solo las noticias con alusiones al discurso del presidente ucraniano taparon, en el caso de Sercobe, más de 50 años de historia en los que la asociación había construido una fuerte reputación.
Los comentarios de los usuarios del estilo "Hace negocios con Rusia" o "Apoya a Putin" se multiplicaron en la página de reseñas de Google Maps de Sercobe, como si se trataran opiniones de usuarios cabreados con un restaurante. La crisis parecía insalvable. Pero como en la mayoría de estos casos, surtió el efecto rebote.
El cuadro de la alianza
Tras lanzar un primer comunicado, Mora y su equipo trataron de reunirse a la mayor brevedad con el embajador ucraniano en España, Serhii Pohoreltsev. "En aquel momento pudimos dejarle claro que, desde el inicio de la guerra, nos retiramos de los concursos que teníamos en Rusia. También reconocimos que teníamos cuatro o cinco empresas con intereses menores en el país pero que, en todo momento, lo hicieron cumpliendo la legalidad del momento, en el marco de las sanciones", cuenta Mora.
El malentendido quedó resuelto y Sercobe aprovechó la oportunidad para darse a conocer al embajador. Para trasladarle que la asociación industrial española, que trabaja estrechamente con el Gobierno, era la indicada para colaborar con las autoridades y empresas ucranianas en levantar de nuevo el país. Libia, Irán, Venezuela… Son decenas los países 'calientes' en los que Sercobe ha operado y llevado a empresas españolas para extender su mercado.
Como prueba de su entendimiento, el artista Ángel Uranga pintó un cuadro que luego donó: un lienzo de 1,68x4 metros con las banderas de Ucrania y España y sus correspondientes edificios simbólicos (la Catedral de Santa Sofía de Kiev y la Casa Árabe de Madrid), unidas por un corazón tras el que se esconde el logo de Sercobe. El cuadro se dividió en dos, estando la parte de la bandera ucraniana en la sede de la asociación, y la parte española en la embajada de Ucrania en España.
"Dijimos que el cuadro solo se uniría cuando terminase la guerra, hasta que el último de los soldados rusos abandonase el país. Nuestra parte, la tenemos presidiendo nuestra sala de juntas, para recordarnos que entre nuestros objetivos principales está la de ayudar, con todo el conocimiento y experiencia que tenemos, al pueblo ucraniano", dice Mora.
El gesto quedó como una excelente campaña de marketing. Tanto la embajada como la asociación emitieron un comunicado conjunto que daba por zanjada la crisis y la dejaba reducida a un malentendido. Al cabo de un tiempo, según reconoce Rafael Álvarez de Toledo, director de Exportación de Sercobe, a esta revista, fue el momento de "pasar del marketing a los hechos".
750.000 millones para reconstruir Ucrania
Una de las principales preocupaciones desde el inicio del conflicto ha sido la reconstrucción del país. Según una estimación del gobierno ucraniano, la Comisión Europea y el Banco Mundial en un estudio conjunto, a fecha de 9 de septiembre de 2022, la cifra de la reconstrucción de Ucrania ascendería a 350.000 millones de dólares (277.000 millones de euros), si la invasión rusa hubiese terminado aquella misma fecha.
Meses después, según sendas estimaciones de Bloomberg y también del Banco Mundial, la cifra para devolver el país al estado previo a la guerra ascendería a los 600.000 millones de dólares (555.000 millones de euros), y a 750.000 millones en el medio plazo.
El pasado septiembre, Zelenski se reunió con Larry Fink, CEO del mayor fondo de inversión del mundo, BlackRock, para que se hiciera cargo de coordinar la inversión necesaria para la reconstrucción.
En un comunicado conjunto, afirmaron que BlackRock se encargaría del "asesoramiento para diseñar un marco de inversión, con el objetivo de crear oportunidades para que los inversores públicos y privados participen en la futura reconstrucción y recuperación de la economía ucraniana".
El acuerdo consiste en que BlackRock (a través de su división BlackRock’s Financial Market Advisory) participe en el diseño de la estructura, el proceso de inversión, la gobernanza y el uso de los ingresos de un fondo de reconstrucción.
El objetivo del fondo sería crear una oportunidad para que tanto los inversores públicos como los privados de numerosos países participen en la reconstrucción y el rejuvenecimiento de la economía de Ucrania, "ofreciendo un rendimiento justo y equitativo a los inversores", así como garantías de operación. La firma estadounidense se comprometió a desarrollar toda esta asesoría de forma gratuita.
"Hemos demostrado que sabemos ganar en el campo de batalla. Otra tarea importante para nosotros es conseguir victorias también en la economía y ser un país atractivo para los inversores", dijo Zelenski en ocasión de aquella reunión.
En este sentido, y consciente de esta preocupación, Sercobe ha solicitado y promueve una línea de crédito a la exportación con apoyo oficial para financiar proyectos de empresas españolas en Ucrania, de tal manera que "las compañías locales puedan pagar cuando el conflicto haya terminado", según explica el director de Exportación del organismo, Rafael Álvarez de Toledo.
Meses después de superar el encontronazo y la crisis reputacional, Sercobe y sus empresas asociadas se pusieron manos a la obra para ver cómo podrían participar de la reconstrucción de Ucrania. El pasado 8 de septiembre, 40 compañías asociadas se reunieron con el embajador Pohoreltsev y el agregado comercial ucraniano en España, Igor Ivanchenko.
Los ucranianos solicitaron a Sercobe trabajar en sectores básicos como la generación de energía en plantas, maquinaria e instalaciones, además de la rehabilitación y construcción de plantas petroquímicas, de gas, químicas, metalúrgicas y siderúrgicas, entre otras. También hablaron de la regeneración ganadera del país y de dar un impulso a la industria agroalimentaria.
El embajador manifestó que consideraban a "España y su capacidad industrial como uno de los más competitivos y capaces" para ayudar a Ucrania a recobrar la normalidad. En este sentido, el mensaje ha calado en lo más hondo: "El presidente Zelenski está muy al tanto de Sercobe. Somos socios preferentes para la reconstrucción de Ucrania", asegura Mora al respecto.
"El presidente Zelenski está muy al tanto de Sercobe. Somos uno de sus socios preferentes para la reconstrucción de Ucrania"
Los primeros frutos llegaron el pasado 13 de diciembre, cuando se cerraron los primeros acuerdos para el suministro de 34 grupos electrógenos a empresas públicas cuya entrega se completó en las primeras semanas de enero. “Es el primer proyecto de muchos que están por venir”, subraya, por su parte, Álvarez de Toledo.
En la fabricación y entrega de estas máquinas participaron varias empresas, entre ellas, la catalana Electra Molins, que ha producido 25 de los 34 generadores de diferentes potencias que ya están instalados en diferentes puntos de Ucrania, en colaboración con la empresa energética Kyiv TeploEnergo.
El suministro de esta maquinaria es básica para mantener el funcionamiento de la infraestructura vital de las ciudades ucranianas bajo el bombardeo incesante ruso. Este tiene, precisamente como principal objetivo, mermar la capacidad energética e industrial del país para hundir a la población civil.
"Se trata de una primera fase de la reconstrucción en lo que es más urgente y necesario: que los ucranianos tengan luz, que se puedan calentar durante el invierno, que puedan ir a trabajar, que los hospitales y escuelas operen con normalidad…", añade Álvarez de Toledo.
Los primeros contratos suscritos por empresas españolas ascienden a decenas de millones de euros. "De momento, es algo simbólico", dice Álvarez de Toledo. Pero el horizonte de la reconstrucción en el medio y largo plazo puede representar cifras que alcancen los centenares, e incluso los miles de millones para las empresas españolas, dentro del enorme pastel de los 750.000 millones de dólares de inversión que se necesitan.
"España estuvo ahí"
Ciudades como Mariupol o Jarkov han quedado aplanadas por las bombas desde el inicio de la guerra. Reducidas a la mínima expresión. Ante estos escenarios, la tarea futura de reconstruirlas representará gran parte de las inversiones. “Tenemos por delante el reto de reconstruir grandes infraestructuras como la red de calefacción distrital de ciudades enteras, que ha quedado totalmente destruida. Ya estamos presentando ofertas para, cuando se dé el momento, ser los primeros en estar ahí”, dice Álvarez de Toledo.
“Para nosotros es importante que el mundo pueda decir que España estuvo ahí. En Sercobe tenemos una gran experiencia facilitando el acceso de empresas españolas que han participado en la reconstrucción de países y ciudades tras grandes catástrofes, como el terremoto de Ecuador, huracanes, etc. Nuestro sector industrial de bienes de equipo es altamente competitivo y así se ha visto en los resultados tras estas experiencias: tenemos una capacidad de respuesta rápida y eficaz como hemos demostrado ante otras oportunidades históricas similares a esta”, añade el director de Exportaciones.
Las empresas españolas se mueven en un escenario internacional altamente competitivo. Otras potencias económicas como Francia, Estados Unidos o Alemania, también quieren su parte. En diciembre pasado, por ejemplo, nada menos que 500 empresas francesas se reunieron en el Elíseo, con el presidente de la República Emmanuel Macron al frente, para abordar con las autoridades ucranianas la reconstrucción del país.
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"Somos conscientes de la competitividad que hay, pero también somos conscientes de en qué somos fuertes nosotros", dice Álvarez de Toledo. "En todo lo que no es Defensa, sino herramientas de uso civil o bienes de primera necesidad, hemos sido los más rápidos. Tenemos una ventana de oportunidad para seguir destacando en este terreno. Solo el tiempo dirá quién será el principal socio de Ucrania en su reconstrucción. De momento, estamos bien posicionados", concluye el directivo.