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Si el lunes pasado, 14 de febrero, un día después de las elecciones autonómicas en Castilla y León, se hubiera hecho una encuesta nacional preguntando qué dos mujeres tendrían posibilidades de convertirse en presidentas del Gobierno en unos futuros comicios generales, habrían salido dos nombres. Y seguramente por este orden: Isabel Díaz Ayuso y Yolanda Díaz.
Por este orden dado que mientras que el liderazgo de la izquierda parece en este momento incuestionable en la persona de Pedro Sánchez; el de la derecha, con Pablo Casado al frente, quedó una vez más en tela de juicio al quedarse el PP de Castilla y León lejos de la mayoría absoluta y depender de la extrema derecha de Vox para gobernar. Un varapalo conociendo que la convocatoria de elecciones anticipadas estaba auspiciada desde la calle Génova en Madrid, sede central de la formación de Casado.
Las miradas esa mañana del lunes se volvieron hacia la presidenta autonómica madrileña, Isabel Díaz Ayuso, la estrella brillante del PP, cuya popularidad y arrastre quedaron claros y animaron su estela como potencial líder nacional tras las elecciones madrileñas de mayo de 2021. Pero, ¿realmente tenía Ayuso alguna posibilidad de convertirse en candidata a presidenta del Gobierno aunque no hubiera saltado el escándalo de su hermano Tomás, como sucedió este jueves? La Historia de España dice que no.
Veamos. Justamente, el pasado domingo en las elecciones en Castilla y León ocho partidos políticos distintos consiguieron representación y entrarán en las Cortes autonómicas: ninguna de las ocho candidaturas estaba liderada por una mujer. Presencia masculina absoluta en la primera línea política es el sempiterno día de la marmota nacional. Porque esto no pasa sólo en Castilla y León. En España, como es sabido, nunca hemos tenido una mujer presidenta del Gobierno, ni tan siquiera candidata a serlo por algún partido con posibilidades.
El voto femenino se aprobó en el Congreso en 1931, después de que Clara Campoamor defendiera el sufragio universal con estas palabras: "Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho". Más de 90 años después de aquella sesión histórica ¿por qué España nunca ha tenido una presidenta del Gobierno?
Ha habido otro gran acontecimiento político más reciente desde la aprobación del voto femenino a tener en cuenta. El próximo 15 de junio se cumplirán 45 años de las primeras elecciones democráticas desde la muerte de Franco. Adolfo Suárez se convirtió en el primer presidente del Gobierno de la Transición. Luego pasaron por Moncloa Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y, ahora, Pedro Sánchez. 45 años y siete presidentes del Gobierno y seguimos sin haber tenido a una mujer al frente del Ejecutivo.
De hecho, como hemos dicho, ni siquiera uno de los dos grandes partidos, PP y PSOE, han presentado nunca a una mujer como candidata a presidenta. Y eso a pesar de que los españoles valoran por igual a ministros que ministras, tal y como ha estudiado el CIS. Es más, en España, según los últimos datos del INE, hay 18.983.880 hombres mayores de edad frente a 20.193.832 mujeres. Bien es verdad, que en las elecciones suelen votar unas décimas más los hombres que las mujeres.
Entonces ¿está España preparada para tener una presidenta, se llame Isabel, con o sin hermano, o Yolanda?
Los expertos apuntan como principal motivo de esta sobrepresencia masculina la dificultad que tienen ellas para conseguir el liderazgo en una de las dos formaciones del bipartidismo. ¿Por qué ni PP ni PSOE han tenido nunca a una mujer liderando el partido? Las mujeres tienen más complicado ganar unas primarias. Los hombres, en cambio, no pierden ocasión para posicionarse al frente en las primarias. De hecho, el problema no es exclusivo de España. Sólo 22 mujeres en todo el mundo son jefas de Estado o presidentas de Gobierno, según datos de las Naciones Unidas.
"Trocear el talento femenino"
Sílvia Claveria, politóloga y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, es directa en sus respuestas. España nunca ha tenido una presidenta porque "los partidos han sido máquinas de trocear el talento femenino". La experta en género y política explica a EL ESPAÑOL | Porfolio que esto ha pasado por dos motivos principalmente: la old boy network y el valor que se le da en política a las características asociadas tradicionalmente con los hombres.
"Para promocionar dentro de la política existe la old boy network". Es un sistema informal a través del cual los hombres usan sus posiciones e influencia para ayudarse los unos a los otros. Esta red puede estar formada, por ejemplo, por hombres que fueron a la misma escuela o universidad o por colegas con un mismo background de uno u otro tipo. En España tenemos un ejemplo recurrente: los pilaristas. Por las aulas del colegio Nuestra Señora del Pilar han pasado, entre otros muchos políticos del PP y del PSOE, José María Aznar o Alfredo Pérez Rubalcaba.
"Para promocionar, existe la 'old boy network'. Los hombres se han rodeado de hombres y se promocionan entre sí"
"Al final pensamos en alguien que puede estar capacitado en función de quién se nos ocurra que puede estar disponible y propones a quien está cerca de ti. Si tú te rodeas de ciertos compañeros, pues los vas a proponer para que promocionen. Tradicionalmente, los hombres se han rodeado de hombres y se promocionan y recomiendan entre sí. Los hombres hasta ahora han socializado con hombres. Veremos si esto cambia", resume Claveria.
La experta define el segundo motivo como "los recursos expresivos". "Normalmente, en política se ha tendido a valorar más aquellas características que han estado asociadas tradicionalmente a los hombres. Agresividad, seguridad, liderazgos unipersonales… Un poco el 'aquí están mis...'", aclara.
"Por una cuestión de cómo socializamos hombres y mujeres, normalmente, las mujeres no son así. Y, además, a las mujeres que son así normalmente se las penaliza también porque van en contra de lo establecido por los roles de género. Estos dos elementos, aunque no son los únicos, hacen que las mujeres tengan mucho más complicado promocionar en política", añade.
¿Un 50% de diputadas?
Claveria detalla que todos estos motivos, entre otros, -como "los cuidados familiares, que han impedido a las mujeres tradicionalmente quedarse en las reuniones informales, que son tan importantes o más que las formales"-, han hecho que ellas acostumbren a tener puestos dentro de la política de menos relevancia y menos exposición pública. "Si no estás allí no eres nadie. No se van a acordar de ti para promocionar", resume la politóloga a Porfolio.
De hecho, a pesar del avance en paridad, en España no hemos llegado a tener ni siquiera un 50% de diputadas en el Congreso en ninguna legislatura. Cuando más cerca estuvimos fue en abril de 2019. En las primeras elecciones generales de aquel año −se repitieron en noviembre−, los españoles escogimos a 184 diputados y 166 diputadas. En las siguientes obtuvieron escaño 154 mujeres, aún más lejos de los 175 que suponen el 50% de asientos del Congreso de los Diputados.
Ellas se aferran menos
Otro de los motivos que hace que las mujeres lleguen a menos puestos de poder dentro de la política es que se aferran menos a los cargos. Así lo explica Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, preguntado por EL ESPAÑOL | Porfolio. Las mujeres, por ejemplo, llegan menos al Congreso, pero una vez lo consiguen también se quedan menos tiempo en el escaño que ellos.
"Hay una evidencia empírica que señala que las mujeres suelen perder más las primarias internas dentro de los partidos que los hombres. Esto tiene que ver con un mecanismo que se conoce como la seniority: la antigüedad dentro del partido y, sobre todo, la red de contactos que tienes dentro del partido. Normalmente, las mujeres están en desventaja porque ellas duran menos en los puestos de poder. Cuando llegan a esos puestos, ellas rotan más que ellos. Los diputados más veteranos en el Congreso son hombres; rara vez, mujeres", detalla Simón.
"Las mujeres están en desventaja porque ellas duran menos en los puestos de poder. Rotan más que ellos"
El tiempo que hombres y mujeres acostumbran a durar en un cargo podemos verlo más allá del Congreso. En España hay 19 presidentes autonómicos (por las 17 comunidades y las dos ciudades autónomas): cuatro mujeres y 15 hombres. Ellas son presidentas desde las últimas autonómicas de 2019, excepto Francina Armengol, que lidera el Ejecutivo de las islas Baleares desde 2015, hace ya casi siete años. Entre los hombres hay quienes llevan ya más de 10 años en el cargo, como Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta de Galicia, o incluso más de 20, como Juan Jesús Vivas, presidente de Ceuta desde 2001.
Más difícil ganar primarias
"Que ellas estén menos tiempo en los cargos también hace que tengan una red de contactos dentro del partido menos intensa y esto a su vez se traduce en que tienen más dificultades para sumar equilibrios políticos internos que les permitan ganar congresos o primarias. Termina siendo la pescadilla que se muerde la cola. Ellas llegan menos a puestos de responsabilidad que ellos, construyen menos esa red y tienen más dificultades; así continuamente. De ahí la discusión sobre las cuotas y el beneficio que pueden suponer", explica Pablo Simón.
El techo de cristal sigue ahí. Aún nueve comunidades y las dos ciudades autónomas no han tenido nunca a una mujer presidenta. Y de las ocho que sí han tenido alguna vez a una mujer presidiendo el Ejecutivo, sólo Madrid y Navarra han tenido más de una distinta a lo largo de la historia. Por contra, todas las autonomías han tenido presidentes.
Soraya y Susana no llegaron
Navarra y Madrid, con María Chivite e Isabel Díaz Ayuso, son, de hecho, dos de las cuatro comunidades en las que hoy en día hay una mujer presidenta. Aunque las actuales no se tuvieron que encargar de romper el techo de cristal (o al menos no de ser las primeras en romperlo). En Madrid lo había hecho Esperanza Aguirre ya en 2003 y en Navarra, Yolanda Barcina en 2011.
¿Pero quién podrá tomar ese relevo a nivel estatal y romper el techo de cristal convirtiéndose en la primera mujer presidenta del Gobierno de la Historia de España? Las presidentas Chivite y Ayuso (especialmente, la segunda) no serían malas candidatas al estar ya posicionadas, aunque la política destruye figuras y personajes muy rápidamente y es pronto para hacer augurios.
Tan es así que la líder de Madrid ha quedado herida con el escándalo de las comisiones de su hermano. ¿Herida de muerte? El tiempo lo dirá aunque si hablaramos en términlos bursátiles se podría comparar más con 2008 que con el derrumbe del 29.
Quienes sí lo intentaron antes fueron otras como Carme Chacón (fallecida en 2017) o Susana Díaz en el PSOE y María Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría en el PP. Ninguna lo consiguió, pero seguramente son quienes han estado más cerca de lograrlo.
"Ni Susana, ni Soraya ni Chacón ganaron las primarias en su partido. Si hubieran ganado, hoy podríamos haber tenido una presidenta", resume Pablo Simón.
Hoy en día parece muy complicado que alguien llegue a presidir el Gobierno si no lo hace liderando el PSOE o el PP. De hecho, ha habido candidatas en otros partidos, como Rosa Díez en los tiempos de UPyD, pero las posibilidades reales de acabar en la Moncloa con candidaturas de nuevos partidos eran nulas.
A pesar de todo, ni siquiera Soraya, que, como recuerdan los expertos, según las encuestas tenía más apoyo entre el electorado que Pablo Casado, consiguió salir victoriosa del Congreso del PP y convertirse en presidenciable.
Del techo... al acantilado de cristal
Cuando sí tenemos a mujeres en la reciente historia de la política española logrando liderar sus partidos es en momentos de menos fortuna política. Lo que los ingleses llaman el glass cliff (acantilado de cristal). Sílvia Claveria explica que este fenómeno se da cuando las mujeres llegan a los puestos de liderazgo "porque nadie más quiere liderar el partido".
"Llegan en un momento en el que el partido está en una situación que es imposible que gane. O con opciones muy complicadas. Eso ha pasado en las empresas: siempre que las mujeres llegan a ser presidentas de los grupos importantes es cuando la empresa está en horas muy bajas. Y también se ve en política. Lo hemos visto en el Reino Unido con el Partido Conservador o el Scottish National Party, pero también en España con Ciudadanos e Inés Arrimadas o incluso con Podemos y Yolanda Díaz".
¿50 años de democracia sin presidentas?
La actual vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, es posiblemente la mujer con más números actualmente para encabezar una candidatura a las próximas elecciones generales (además de Arrimadas si Ciudadanos logra sobrevivir hasta las próximas elecciones legislativas). Desde la marcha de Pablo Iglesias, quien la señaló como relevo, Díaz no ha querido confirmar su candidatura, pero ha anunciado que va a iniciar "un proceso de escucha" por todo el territorio español. La ministra de Trabajo está inmersa ahora en esa labor de cara a poder liderar una candidatura con perfil propio si Sánchez acaba convocando elecciones generales.
Aun así, a día de hoy, no parece que tenga opciones reales de convertirse en presidenta del Gobierno. Díaz ha heredado un espacio político en horas bajas y, a la espera de definir qué tipo de proyecto podría acabar presentando a las generales, las encuestas no auguran que Unidas Podemos (o con un nuevo nombre electoral) pueda estar en posición de sorpassar al PSOE. Y siempre que el proyecto siga adelante y no se rompa antes de hora. Díaz ya ha amenazado en diversas ocasiones con no ser candidata si hay peleas internas.
Yolanda Díaz e Isabel Díaz Ayuso son las mujeres políticas con más proyección a izquierda y derecha
La ministra de Trabajo y Economía Social es, ciertamente, la esperanza de la izquierda para llevar a una mujer a convertirse en la primera presidenta del Gobierno. En los últimos meses ha subido en las preferencias de los españoles. En diciembre de 2021, según en el CIS, será apoyada por un 17,1% como potencial líder político nacional, por encima incluso de Pablo Casado y sólo por detrás de Pedro Sánchez, siempre según Tezanos.
Isabel Díaz Ayuso, por su parte, sin tener la proyección institucional de Yolanda, vicepresidenta del Gobierno y posicionándose como cabeza de una alternativa política de izquierdas, también recibía el apoyo del 2,6% de los encuestados como hipotética presidenta del Gobierno. En este caso, habrá que esperar a ver qué sucede en su partido. Como se ha publicado, Casado ha amenazado con expulsarla del PP si se prueba que favoreció a su hermano a través contratos con la Comunidad de Madrid.
La presidenta madrileña, convertida en principal oposición al Gobierno de Sánchez, barrió en las elecciones autonómicas de mayo pasado. Consiguió más de 1.600.000 votos en las elecciones madrileñas, algo que no había conseguido antes ningún otro candidato, y el PP fue el partido más votado en 176 de los 179 municipios de la comunidad, otro récord histórico.
La lista autonómica encabezada por Ayuso fue la más votada en todos los distritos de la capital, un hecho sin precedentes en unas elecciones, además, que supusieron un récord de participación. Se hizo con el 44,73% de los votos mientras la segunda fuerza, Más Madrid, consiguió apenas un 16,9%. Nunca una primera fuerza había quedado tan por encima de la segunda.
Todos estos datos abundan en que Isabel Díaz Ayuso estaba posicionada para dar un salto hacia la séptima planta de Génova, desde la que se manda en el PP, si Casado tropezaba. De ahí la importancia de la guerra civil que ha estallado esta semana en el PP y con la que se puede apagar la estrella de la única mujer que podía convertirse en candidata presidenta del Gobierno con posibilidades.
Primero tenía por delante el Congreso regional del partido de Madrid. Su equipo ya había pedido adelantarlo después de que el PP no hubiera cosechado en Castilla y León el mismo éxito que ella en Madrid. La presidenta regional, además, es favorable a que la Presidencia del PP madrileño se elija con primarias bajo el principio un militante, un voto. Pero para llegar a Moncloa debería desbancar luego a Casado en un Congreso nacional.
Soraya Sáenz de Santamaría fue la más votada por los militantes en 2018, pero Casado fue elegido presidente por los compromisarios. Y el PP madrileño no tiene tanto peso en compromisarios a nivel nacional, así que Ayuso no tendría por qué tenerlo tan fácil.
Si Casado no se hubiera complicado la situación interna podría haber seguido siendo candidato para las generales de 2023. ¿Lo será? El Congreso Nacional del PP está previsto para julio próximo. Si fuera reelegido, podríamos encontrarnos ante otros comicios con Sánchez y Casado como principales candidatos y España seguiría sin oportunidades de que mujeres presidan el Gobierno hasta unos nuevos comicios en 2027. Justo cuando se cumplirán 50 años desde las primeras elecciones democráticas en 1977.
¿Cincuenta años de democracia sin que haya habido una mujer presidenta? Toda una anomalía estadística, por no decir democrática, si se tiene en cuenta que el 51,61% de los electores son mujeres.
Fuentes oficiales y estudios científicos
Para la elaboración de este informe, EL ESPAÑOL | Porfolio ha analizado los datos históricos de presidentes del Gobierno de España y de las distintas comunidades y ciudades autónomas que recogen estas administraciones.
Los datos de mujeres presidentas del Gobierno y jefas de Estado son de la Organización de las Naciones Unidas. Y el histórico de diputados y diputadas proviene de la información del Congreso.
También se han utilizado datos de fuentes de la literatura científica, como el estudio La mujer en política en España. El caso de las presidencias de las comunidades autónomas, de Ana Almansa Martínez y Vanessa Díaz Jiménez, de la Universidad de Málaga, publicado en 2020 en la revista académica Más Poder Local.
Sobre el impacto negativo de las primarias en las candidatas, se ha consultado el estudio Do party primaries punish women? Revisiting the trade-off between the inclusion of party members and the selection of women as party leaders, de Javier Astudillo y Andreu Paneque, de la Universidad Pompeu Fabra, publicado en 2021 en Party Politics.
Para la valoración que dan los españoles a ministros y ministras dependiendo de su género, se ha empleado el estudio La percepción de los ministros del Gobierno de España (1984-2009), de Teresa Mata López, Francisco Javier Luque Castillo y Manuela Ortega Ruiz, del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).