"Yo quiero hacer un anuncio aquí, una propuesta a todos los líderes del resto de formaciones políticas: si después del 10 de noviembre el Parlamento no acuerda la formación de un Gobierno, se respete gobernar a la lista más votada. Esa es la propuesta que pongo encima de la mesa".
Era Pedro Sánchez el que hablaba. Lo hacía en un debate electoral que tuvo lugar antes de las elecciones del 10 de noviembre de 2019. El ya entonces presidente del Gobierno, aunque en ese momento en funciones, encaraba la repetición electoral con el viento de las encuestas a favor, dando al PSOE como primera fuerza y a bastante distancia de la segunda, el Partido Popular de Pablo Casado. Y así acabó sucediendo: los socialistas sacaron 120 escaños frente a los 89 diputados de la bancada azul.
Pero esas declaraciones de Sánchez bien podrían ser ahora de Alberto Núñez Feijóo. El nuevo líder del PP lanzaba el guante el pasado mes de abril en una entrevista diciendo que "si al PSOE le preocupa Vox, sigue vigente mi oferta para que gobierne la lista más votada". Si los dos están de acuerdo en que tiene que gobernar la lista que más votos tenga -a fin de cuentas ambos suman actualmente el 49,25% de los votos-, es fácil entenderse, ¿verdad? Bueno, depende.
Este eterno debate parece resurgir según les convenga a unos u otros. Sánchez pronunciaba sus palabras sabiéndose ganador de las elecciones (porque ya las había ganado en abril de 2019) y lo que esperaba sacar de esa fórmula era no tener que compartir Gobierno con Podemos. Feijóo las pronunció el pasado mes de abril, mientras se negociaba en Castilla y León el Gobierno regional, con su candidato, Alfonso Fernández Mañueco, siendo el más votado pero necesitando el apoyo de Vox que, esta vez sí, reclamaba entrar en el Ejecutivo.
Eso sí, en el caso de Feijóo no responde sólo a cuestiones de actualidad, sino que lleva tiempo defendiendo la postura de que gobierne la lista más votada. "No puede ser que el partido ganador se convierta en perdedor, y el que pierda se convierta en Gobierno", aseguraba en 2019, tras las elecciones municipales y autonómicas, y defendía que España pasara a un sistema con segunda vuelta o con un plus para el partido más votado. Esas declaraciones no sentaron bien en el entorno de Casado, ya que perjudicaba sus aspiraciones.
¿Pero cómo quedaría realmente el mapa si en España se llevara a cabo? EL ESPAÑOL | Porfolio pone todos los datos encima de la mesa para analizar los flecos de una medida que, por mucho que se pronuncie, nunca se gasta pero tampoco se lleva a cabo.
Andalucía y las generales
Por ahora, los próximos comicios a la vista son las elecciones andaluzas que tendrán lugar el próximo 19 de junio. Juanma Moreno, actual presidente de la Junta, parece no tener ningún problema en ese horizonte. Las encuestas, de manera unánime, le dan como vencedor. La última, la realizada por SocioMétrica para EL ESPAÑOL y publicada este domingo, sitúa al popular con unos resultados que oscilarían entre los 44 y 46 escaños, frente a un PSOE con entre 31 y 33.
Estos resultados, aunque positivos para Bonilla, volverían a poner el debate de nuevo encima de la mesa. Con dicha estimación, el actual presidente de la Junta se encuentra lejos de los 55 escaños que necesita para tener mayoría absoluta y necesitaría que alguien le facilitase la investidura. Si se llevara a cabo la hipótesis de que "gobierne la lista más votada", podría hacerlo Bonilla con la abstención del PSOE. Si no, el del PP tendría que buscar apoyos y miraría hacia Vox.
Sin embargo, no deja de ser paradójico el hecho de que Bonilla llegó al poder haciendo justo lo contrario que ahora necesitaría. Tras las elecciones autonómicas de 2018, el PSOE liderado entonces aún por Susana Díaz fue la candidatura más votada, pero gracias a un pacto con Ciudadanos -que entró en el Gobierno andaluz- y a los votos de Vox, Moreno pudo formar su Ejecutivo. Y aunque es sólo una hipótesis, quizás si nunca hubiera llegado a San Telmo, las elecciones del próximo 19 de junio podrían no ser tan halagüeñas para él. A fin de cuentas Díaz fue la lista más votada (aún lo sigue siendo), pero ha tenido que ser reubicada en el Senado.
El otro gran horizonte electoral es el de las generales. En principio, tendrán lugar en 2023, en una fecha aún por determinar, aunque la volátil situación provocada por el caso Pegasus tampoco hace descabellado que pueda haber un adelanto. Al margen de lo que pueda acabar pasando, el sondeo publicado por EL ESPAÑOL este lunes, realizado por SocioMétrica, muestra una situación muy ajustada, con el PP de Alberto Núñez Feijóo obteniendo 102 escaños y el 25% de los votos, frente a un PSOE con 101 escaños y el 25,3% de los votos.
Aquí se abriría un nuevo debate. ¿Nos referíamos a la lista más votada o al partido que más escaños tenga? Si hay que atenerse a la literalidad de la frase, de momento sería el PP de Feijóo el que debería facilitar otra investidura de Sánchez porque los socialistas obtendrían mayor número de votos. Además el presidente popular ha llegado a plantear en otras ocasiones un sistema de doble vuelta o, incluso, dar un plus de escaños a la lista más votada para facilitar la investidura. En este caso, su propia propuesta le acabaría perjudicando a él.
Sin embargo, si se atiende a la aritmética parlamentaria, debería ser el PP de Feijóo, con más escaños, el que gobernara. Hipótesis a un lado, lo más claro es que ninguno tiene actualmente la mayoría absoluta de 175 escaños necesaria en el Congreso y, si no se opta por esta opción de que gobierne la lista más votada, tendrían que apoyarse en otros socios (VOX en el caso del PP; nacionalistas y las demás izquierdas en el caso del PSOE).
Generales y autonómicas, distintas
Mirando hacia atrás, Alberto Núñez Feijóo ha presidido la Xunta de Galicia desde 2009. Las cuatro veces que se ha presentado como candidato en las autonómicas, el PP ha sido la lista más votada. De hecho, las cuatro veces ha conseguido mayoría absoluta. En Galicia siempre ha gobernado el PP tras ser la lista más votada, aunque con algunas excepciones.
La primera sucedió tras las elecciones de 2005 cuando el PSOE de Emilio Pérez Touriño y el BNG de Anxo Quintana sumaron un escaño más que el PP de Manuel Fraga y pactaron un Gobierno de coalición. Algo similar le pasó a Jaume Matas en 2007 en Baleares cuando sacó 29 escaños pero el Gobierno lo acabó formando el PSOE gracias al apoyo de Bloc per Mallorca y Unió Mallorquina. Para otra en Galicia hay que remontarse a 1987, cuando el PSOE junto al Partido Nacionalista Galego y a Coalición Galega hicieron una moción de censura contra Gerardo Fernández Albor (PP), el primer presidente de la Xunta tras la Transición.
Con el Gobierno central la cosa es aún más clara. Siempre que se ha formado Gobierno tras unas elecciones lo ha presidido el candidato de la lista más votada. Ni siquiera tras la repetición electoral en 2016, con un Mariano Rajoy incapaz de formar Gobierno y con PSOE y Podemos sumando juntos 19 diputados más que el PP, gobernó un candidato alternativo a la lista más votada. En octubre de ese mismo año, y tras la defenestración temporal de Sánchez como secretario general del PSOE, Rajoy consiguió ser investido gracias a la abstención de los socialistas. Se trató de un hito histórico en España para gobernar en La Moncloa.
Eso sí, casi dos años después, en junio de 2018, Sánchez acabaría presentando la primera moción de censura exitosa de la democracia y se convertiría en el primer presidente sin liderar la primera fuerza en el Congreso de los Diputados.
Sánchez parece haber cambiado de opinión desde entonces. En 2016 dejó su acta de diputado para no votar a favor de la investidura de Rajoy y seguir defendiendo su famoso "no es no". En cambio, en 2019 y ya con el viento a favor, defendía que gobernara la lista más votada. Pero ha vuelto a cambiar y hace sólo unos días evitaba mojarse asegurando que sólo hay una alternativa a su Gobierno: "una coalición de PP y Vox".
En el Gobierno de España, más allá de la moción de censura, no ha habido sorpresas. Lo que no les gusta recordar ahora ni a Feijóo ni a Sánchez es que sus partidos han hecho coaliciones alternativas a la lista más votada en diversas comunidades autónomas para poder gobernar. En 2019 la presidenta navarra, María Chivite, consiguió un 20,6% de los votos y 11 escaños mientras que Navarra Suma (coalición de PP y Ciudadanos) se hizo con un 30,5% y 19 diputados autonómicos. El PSN de Chivite gobierna en coalición con Geroa Bai y Podemos y su investidura salió adelante con la abstención de Bildu.
El PP, por su parte, perdería dos autonomías si tuviera que abandonar las presidencias donde gobierna sin haber sido la lista más votada: Andalucía y Murcia. Juanma Moreno llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía tras las elecciones de 2018 con una coalición junto a Ciudadanos, pero el PSOE de Susana Díaz había sido primera fuerza. Lo mismo sucedió en 2019 en Murcia. Los socialistas fueron la lista más votada, pero el popular Fernando López Miras pactó un Gobierno con Ciudadanos, aunque el acuerdo posteriormente se ha roto y el Ejecutivo autonómico sigue adelante con los tránsfugas que abandonaron el partido de Arrimadas. Moreno y López Miras, además, contaron con los votos favorables de Vox para su investidura.
En 2019 pasó lo mismo en Castilla y León y en la Comunidad de Madrid, aunque ya ha habido elecciones anticipadas y el PP se ha convertido en primera fuerza finalmente en ambos casos. Pero el PSOE quedó por delante tanto de Alfonso Fernández Mañueco como de Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas de hace tres años.
Gonzalo Adán, director de la empresa de sondeos SocioMétrica, explica a EL ESPAÑOL | Porfolio que la volatilidad de la política es lo que hace que sea tan difícil de implementar esta medida. "Que gobierne la lista más votada es una especie de entelequia, una utopía, un deseo que hoy afecta a unos partidos pero que mañana afecta a otros", asegura. "Es imposible de aplicar, porque siempre habrá un partido que diga que, justo en ese momento y en ese sitio, no puede ser", añade.
Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, coincide y explica que estas apuestas a favor de la lista más votada por parte de PSOE y PP son siempre "mensajes muy interesados". "El tema de la lista más votada ha sido algo que tradicionalmente había defendido más el PP justamente porque la izquierda es la que estaba fragmentada. En el momento en el que se fragmentó también la derecha, el PP abandonó este argumento y dejaron de hablar de los pactos en los despachos", explica.
El pacto de Ourense
Hasta ahora, la situación de Feijóo ha sido distinta, porque precisamente ni Ciudadanos ni Vox han conseguido penetrar de una forma efectiva en Galicia y la derecha no se ha visto visto fragmentada de momento. Pero, aún así, en ocasiones se ha saltado ese respeto que el presidente del PP dice sentir hacia que gobierne la lista más votada.
En 2019, tras las elecciones municipales, el PP gallego pactó gobernar en Ourense con Democracia Ourensana, el partido del polémico Gonzalo Pérez Jácome. El PSOE fue la primera fuerza en Ourense y el PP la segunda, pero los populares entregaron la Alcaldía a Jácome a cambio de sus votos en la diputación provincial. El propio Feijóo defendía aún el verano pasado que el pacto con Jácome "garantiza la estabilidad de Ourense".
No es la única alcaldía no gobernada por la lista más votada. De hecho, el PP en 2019 consiguió alcaldías de grandes ciudades como Madrid o Zaragoza, a pesar de que la lista más votada en estas ciudades era la de un partido de la izquierda. El PSOE hizo lo propio en otros lugares como A Coruña, donde el PP obtuvo más votos, pero la socialista Inés Rey se convirtió en la primera alcaldesa de la ciudad gallega gracias a los votos de Marea y BNG.
Pero no son los únicos ejemplos. Actualmente el PP tiene 2.873 alcaldes y el PSOE, 2.792. En total: el 69,67% de alcaldes de toda España, siempre según los últimos datos del Ministerio de Política Territorial. En otras palabras, siete de cada diez alcaldes españoles son de PP o PSOE.
No tiene sentido
Las peticiones de los políticos de que gobierne la lista más votada, además, acostumbran a coincidir con cuando lideran las encuestas o la medida les resultaría favorable. Ese posible acuerdo les podría beneficiar a ambos en cuanto a sumar mayor porcentaje de voto. Pablo Simón explica que esa medida "podría generar algún tipo de incentivo al voto útil: que la gente tendiera a coaligar su voto detrás del primero de la derecha o del primero de la izquierda".
"La lista más votada podría generar algún tipo de incentivo al voto útil"
Esperanza Aguirre, por ejemplo, hablaba de "alianza de perdedores" en 2015, cuando Manuela Carmena fue elegida alcaldesa de Madrid gracias al apoyo del PSOE. El PP de Aguirre había sido primera fuerza. El PP incluso llegó a proponer reformar la ley electoral para que en las municipales gobernara la lista más votada.
Pero Pablo Simón ve complicado que realmente PSOE y PP acaben pactando que pueda gobernar la lista más votada. "Dudo que ese acuerdo llegue a producirse en ninguna circunstancia. No es factible porque no se trata sólo de que gobierne uno u otro, aquí lo importante es quién tiene luego los apoyos parlamentarios para poder aprobar las leyes y aprobar los presupuestos. ¿Qué sentido tiene investir a la lista más votada si luego no tiene manera de gobernar de facto porque no tiene las mayorías? No tiene ningún tipo de sentido".
Gonzalo Adán subraya otro asunto clave: la legalidad de todo ello. "Creo que nunca va a suceder porque no está en la ley. Se aspira, de alguna forma, a que haya un consenso de buenas prácticas o de buen gobierno, una especie de pacto entre caballeros... pero eso en el mundo político vale muy poco. Todo lo que no está escrito en la ley, no tiene ningún valor luego", añade.
Votos no significan escaños
Y no sólo hay el problema de la posterior gobernabilidad si siempre tuviera que mandar la lista más votada. Hay uno extra que aportaría nuestro sistema electoral dividido en circunscripciones: el ganador en votos no tiene por qué ser el mismo que en escaños, tal y como se refleja en el sondeo de SocioMétrica en el que el PSOE tendría 101 escaños y 25,3% de votos y el PP un escaño más que los socialistas pero el 25% de los votos.
Pasó en Cataluña en 2003. El PSC de Pasqual Maragall consiguió 1,03 millones de votos y 42 escaños. CiU, con Artur Mas al mando, consiguió 1,02 millones de votos, pero 46 escaños. La lista más votada no tiene por qué ser la que consiga más diputados.
De hecho, podría pasar lo mismo en unas generales. La última encuesta de 40dB para El País estima un 26,2% de los votos para el PSOE y 106 diputados, pero el PP con un 25,8% de los votos conseguiría 108 escaños. ¿Querría Feijóo en un escenario así facilitar la investidura de Sánchez? ¿O viceversa? Es difícil de creer.
"En un sistema parlamentario como el nuestro gobierna el que es capaz de conseguir más apoyos en la cámara parlamentaria. El sistema funciona así. Se articulan coaliciones y da igual ser primero o segundo, lo importante es poder gobernar. Puedes gobernar si tienes más capacidad para llegar a acuerdos con otros partidos”, resume Simón.
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