Abraham Mateo conserva el acento gaditano: es un artista cosido a sus raíces, a su tierra, a su familia, a su chica, que escucha encandilada esta conversación a una distancia prudencial. Le mira con amor y sonríe. Fue un niño prodigio televisivo, la joyita de los mejores años del programa de Juan y Medio en Canal Sur: de esa época sólo guarda buenos recuerdos. “Me hacía mucha ilusión salir del cole y tener a mi padre esperándome en la puerta, en el coche, con un bocadillo de jamón, y diciéndome ‘venga, que nos vamos para Sevilla’”, cuenta. “Para mí era increíble poder compartir pasión con otros niños que hacían lo mismo que yo. De ahí salió Ana Mena, María Parrado… muchos artistas buenísimos con los que hoy me cruzo y recordamos momentos”.
Aquello le dio tablas. Y una fama insólita a pesar de su corta edad. Iba al supermercado y le paraba todo el mundo: sobre todo, los abuelitos, como él dice, prendados de su carita, su voz y su gracia. Con 13 años sacó ‘Señorita’ y llegó el pelotazo. Con el éxito masivo, también surgieron las terribles persecuciones, el bullying virtual, el dolor, la injusticia. En el colegio tuvieron que ponerle vigilancia porque le acosaban. Acabó por marcharse de allí. Fueron tiempos crudos para una criatura brillante que no se explicaba la crueldad del mundo. A él no le apetecía bajar a jugar a la pelota al barrio, prefería quedarse en casa jugando al karaoke o cantándole a sus padres.
Ahora ya es otro: una estrella internacional que ha llegado a cantar hasta con 50 Cent. Casi nada. Además de lanzar su último disco, Insomnio, está a punto de estrenarse como jurado de la nueva edición de ‘Factor X’ en Telecinco, con compañeros de altura como Lali Expósito. La vida le sonríe. Y él le devuelve la sonrisa. Dice que los andaluces nunca pierden el ángel: a él se encomienda. Él le da las alas.
P.- Hablemos de Insomnio. ¿Qué es lo que te quita el sueño a ti?
R.- A mí, el hecho de sentir que si duermo desaprovecho un tiempo de componer una canción que es la que me va a cambiar la vida. Me encanta aprovechar las noches, es cuando más me inspiro. Van pasando las horas y las horas y ni me doy cuenta… pero consigo un resultado y ya me voy a la cama tranquilo.
P.- He leído que rompiste con tu anterior pareja y que eso supuso un cambio en la composición de este disco.
R.- Bueno, tengo una novia desde hace un año. Acabamos de hacer un año. Y gran parte de mi inspiración también ha venido de ella, porque conoces a una persona que te hace sentir cosas bonitas, cosas nuevas. Eso es una aventura. Ella pasa conmigo las noches en vela. “Apaga eso ya, chiquillo”… (ríe). No he dejado de escribirle al amor y al desamor.
P.- ¿Qué has aprendido tú del amor, del amor romántico, del de pareja?
R.- El amor es lo único que no pasa de moda en verdad. A mí me encanta ser detallista, me gusta dar sorpresas, me gusta currármelo un montón y soy perfeccionista igual que lo soy en mi música. Pues más aún con las personas que me importan de verdad, claro. Para mí el amor es la sensación de saber que hay alguien más importante que tú.
"He roto el corazón y me lo han roto: he recibido el suficiente daño como para entender lo que es"
P.- ¿Has roto el corazón más veces de las que te lo han roto, o al revés?
R.- Yo creo que ha estado equilibrado. Me lo han roto y he roto. Una buena balanza. He recibido el suficiente daño como para entender lo que es y que me dé pie a escribir sobre ello.
P.- Está bien un poquito de daño para no volverse gilipollas también, ¿no? Un poquito de cosa que nos ubique.
R.- (Ríe). Sí, desde luego te hace ir con cuidado y te pone los pies en la tierra. Está bien estar alerta: eso saca una buena versión de ti. Es como si de repente un mecanismo de defensa se nos activase cuando pasa eso. Y ese instinto de supervivencia, ese salir de los agujeros negros en los que a veces caemos… yo creo que nos hace salir fortalecidos.
P.- ¿Qué consejos darías tú a alguien para olvidar un amor? Alguno para no acabar, como dices en una de tus canciones, con el “síndrome del Joker”, riendo y llorando al mismo tiempo, o llamando a deshora…
R.- (Ríe). Bueno, a cada persona le pueden venir bien unas cosas, ¿no? A mí, por ejemplo, me gusta ser masoquista. Cada vez que lo paso mal, me provoco a sufrir más todavía, a lo mejor poniéndome canciones tristes o yendo a sitios que me recuerden a la persona que me ha hecho daño. Con la bajona y llorando se saca todo, pero en esta canción se hace a medias desde la nostalgia y desde la posibilidad: es un “me río acordándome de momentos juntos pero lloro porque no estoy contigo”… hasta que, al final, ya no tengo nada de ti. Te quedas con lo bueno y ya está.
"Cuando sufro por amor, soy masoquista: me pongo canciones tristes y llorando lo saco todo"
P.- Me llama la atención porque en más de una canción te refieres a que quieres que la chica que te gusta sea la madre de tus hijos. ¿Te planteas la paternidad a corto plazo? ¿Con qué tipo de familia sueñas?
R.- Pues sueño en crear una familia como la mía. O como la de mi novia, porque son muy parecidas. Somos todos una piña, somos muy tranquilos, nos apoyamos mucho los unos a los otros. Es un pilar fundamental que yo necesito para vivir en paz. Si ellos están bien, yo estoy bien. Tener una familia como la mía sería un regalazo. Mis padres me han dado una educación súper buena y ojalá yo pueda darle la misma a mis hijos, ¡con que fuera la mitad de buena ya me conformo…! Sueño con tener hijos pronto. Me gustaría ser padre joven.
P.- ¿Como de joven?
R.- De aquí a cuatro años.
P.- ¿Y familia numerosa?
R.- Un par de niños sí, me da igual si niño o niña, pero con un par yo creo que ya estaríamos bastante contentos. Sé que puede parecer sorprendente porque aún soy joven, pero lo quiero así, soy un intenso (ríe).
P.- Te preguntaba por el amor, pero, ¿qué hay del sexo? ¿Qué importancia tiene el sexo en la vida? En fin, en una relación. En porcentajes, si quieres.
R.- El sexo para mí es bastante importante, al menos es el 69% de una relación de pareja (sonríe). Es imprescindible tener ese momento de conexión, es lo que mantiene la llama encendida: esos momentos íntimos. Y oye, nunca hablo de esto en ninguna entrevista, pero me mola.
P.- Te lo preguntaba también porque últimamente no paran de salir estudios sobre que tu generación tiene mucho menos sexo que sus padres. O sea, que ahora los jóvenes tienen menos sexo que nunca. Me interesa saber qué piensa de eso un hombre que escribe canciones de amor y que habla de seducción y de relaciones.
R.- ¡No me lo imaginaba! Jamás hubiera dicho que era así, pensaba que era al revés.
"Quiero ser padre joven: sueño con tener hijos pronto, de aquí a cuatro años"
P.- Lo achacan a la sexualización de la sociedad (que genera aburrimiento), al porno (que provoca disfunciones eréctiles), a la presión física en las redes sociales, a la inseguridad de la gente (que hace que prefieran tener sexting antes que otra cosa, por no dar la cara)…
R.- Curioso. No lo sabía, pero entiendo esa ansiedad. Todo se ha idealizado demasiado, y luego, a la hora de la verdad… en fin, no creo que sea culpa de las canciones, sino de todo lo demás, ¿no? Los chavales tienen que estar un poco nerviosos a la hora de tener sexo y quizá no se sientan preparados.
P.- ¿Cómo ves tú el tema del sexo virtual?
R.- Para mí el ‘sexting’ es un gran invento, eso de tener sexo a través de mensajes de texto o llamadas, o lo que sea. En mi caso es increíble, porque viajo mucho y es una buena de forma de resolver el asunto en un momento dado, ¿no? Pero hay que tener cuidado con esas cosas también.
P.- Sobre todo las mujeres. Nos filtran un vídeo y nos hunden la vida.
R.- Sí, sí. Es terrible. En mi caso con mi pareja, el sexting no se ha dado mucho porque siempre solemos estar juntos, pero oye, no se descarta nada.
P.- En ‘Me quedaré’ hablas de depresión. ¿Cuál ha sido tu propio viaje con el tema de la salud mental? En un estatus como el tuyo, ¿has tenido que acudir a psiquiatras o a medicación? Se te metió tanta presión desde pequeño…
R.- Mira, pues esta canción justo la he colocado en el puesto 5 porque está dedicada a mi novia y yo le pedí salir un día 5. Ella me conoció en un momento donde yo estaba un poco hundido mentalmente… por cosas que me habían pasado, por inseguridades con otras relaciones o lo que sea. Era un momento complicado para mí y además todo eso se mezcló con la presión del trabajo. Me ayudó muchísimo. Nunca he ido a un psicólogo ni a un psiquiatra.
P.- ¿No? Es llamativo. Quiero decir, es algo que viene bien en todos los estratos pero en una profesión de tanta exposición como la tuya, quizá se sea más proclive.
R.- Sí, yo creo que hay que ir, no tengo nada en contra, para nada. Pero sí tengo una idea en mi mente que a lo mejor no es correcta, y es que siempre tengo tantas, tantas cosas que hacer… que a lo mejor sólo tengo una hora libre en la tarde y es la que debería emplear para ir al psicólogo, pero en esa hora prefiero estar tranquilo en casa viendo la tele, porque no me apetece sentarme delante de alguien a repensarlo todo y a hablar de mis problemas. Necesito desconectar y no revolverme más.
"El sexo es el 69% de una relación de pareja: si la llama no está encendida, no hay nada"
P.- Entonces, ¿con quién te confiesas? ¿Tú crees en dios?
R.- Yo sí. Ahí encuentro mucha paz. Ha sido una gran vía de escape para mí también. Me ha mantenido muchas veces tranquilo el hecho de creer en dios, saber que está aquí conmigo y que me apoya cuando estoy mal. Tengo fe, aunque no sea prácticamente. Pero estoy conectado a él, me escucha, le hablo de mis problemas. Mi pareja, de alguna manera, ha ejercido también de confesora y de psicóloga: hemos pasado muchas noches sincerándonos el uno con el otro y hablando de cómo nos sentimos. Y por ahora me ha funcionado.
P.- ¿Qué opinión tienes de España? Es un país que en un momento dado fue injusto contigo. Sufriste acoso aquí… y fuera te aclamaron. Luego ha habido un regreso triunfal y una justicia poética bestial al respecto, ¿no te parece? Pero, ¿cómo ha sido ese proceso para ti?
R.- Hombre, España me lo ha puesto muy complicado, eh. Lo he tenido muy difícil. Se me ha dado muchísima caña y se me ha hecho mucho daño. Además me pegó fuerte porque fue la época de todos los YouTubers… Wismichu, El Rubius.
P.- Bueno, los reyes del machismo y de la virilidad tóxica. Homófobos, machistas… y bullies, también, de cualquier chico que no cumpliese sus cánones violentos y sexistas.
R.- Sí. Eran muy peligrosos. Hoy en día eso está muy mal visto, está incluso penado. El hecho de hacerle cyberbulling a un chaval de 13 o 14 años así, como ello hicieron a mí… me llamaban “maricona con peluca”, “hijo de puta”… me decían barbaridades muy fuertes. Y yo llegaba al colegio y ¿qué pasaba? Pues que los chavales que eran mis colegas habían visto eso en internet y de repente, se sumaban al tema. Dejaron de ser mis amigos y me tuve que ir del colegio. Esos eran sus ídolos y esas eran sus influencias. Llegó un momento en el que era imposible estar en el colegio tranquilo y me salí… me llegaron a poner vigilancia y todo dentro de clase. La persecución era muy fuerte. Pero yo siempre había intentado tomármelo bien, con humor… así como somos los del sur (sonríe).
P.- ¿Cómo lo ves ahora?
R.- Pienso que el amor venció al odio y que me hicieron publicidad gratuita: ya lo veo así.
"España me lo ha puesto difícil: se me ha hecho bullying y mucho daño, me llamaban ‘maricona con peluca’”
P.- ¿Alguien te pidió perdón?
R.- Sí, sí. Auronplay, por ejemplo, fue una de las personas que me escribió directamente por Instagram para pedirme perdón por todo lo que me había dicho y hecho.
P.- ¡Un detalle!
R.- Sí, sí. Me dijo “perdóname, yo en ese momento era bastante gilipollas, la verdad, y me hubiera gustado hace las cosas contigo de otra manera”. Hemos quedado bastante bien. De hecho, con todo lo de La Velada del Año, Auronplay me apoyó tela. Otros, por ejemplo, no. Pero no guardo rencor ni nada de eso. Todo lo he sacado en las canciones, esas dificultades me hicieron ser mejor y salí adelante con todo en mi contra. Me gusta mandar un mensaje de motivación a los chavales que están sufriendo bullying o lo están pasando mal. No es como una ‘tiradera’ que yo suelte de repente en mis canciones, es más bien un desahogo.
P.- ¿Qué es para ti lo mejor y lo peor del carácter español?
R.- A mí me encanta lo positiva que es la gente. Como en este país no me siento en ningún sitio, y mira que he viajado muchísimo por el mundo. Y siempre echo de menos España. Por la gente, por la conexión. Una cosa de la que creo que pecamos es de no apoyar lo suficiente el talento de nuestro país. Pero creo que con el tiempo todo llegará. Yo llevo por bandera este país y me siento muy orgulloso de ser español, y lo digo abiertamente en cualquier sitio. Me encantan mis raíces, y sobre todo mis raíces andaluzas. A pesar de lo que me pasó aquí, no pienso en España desde el odio ni desde el rencor. Siempre ha habido mucha gente aquí que me ha apoyado y que a día de hoy siguen viniendo a mis conciertos. ¿Que ha habido cosas que me han hecho daño? Claro. Recuerdo un artículo de El País que hablaba de mi colaboración con 50 Cent y se refería a ella como “una colaboración absurda con Abraham Mateo”. Fue cruel. No tuvo sentido.
P.- ¿Para qué sirve el dinero?
R.- Para qué, ¿eh? (Ríe). Bueno, la verdad es que yo he tenido unos padres maravillosos que me han ayudado en todo y me han ayudado a mantener la cabeza en su sitio. Nunca he querido comprarme un Ferrari, he preferido comprarme una casa grande con mi jardín, con mi piscina, con mis perros… era lo que quería para mi familia y para mí. Todo lo que sea invertir en ladrillo está guay. Yo quería poder sacar a mi familia de San Fernando y darles un hogar en Madrid. El dinero está para disfrutarlo con los tuyos. No pienso tanto en gastarlo en mí.