Noticias relacionadas
En la casa de Juan Matjí (58 años), en cualquier comida de domingo, era habitual escuchar que si unos medicamentos por aquí, que si otros por allá. Su padre, José Antonio, era director de una industria farmacéutica ya por los años 50 y Juan aprendió de esas charlas, de esas miradas, de esas conversaciones entre adultos que los niños entienden a la perfección sin comprender todas las palabras, que "su misión y su visión" en la vida cabían en solo un concepto: emprendimiento.
"Cuando acabé los estudios universitarios, empecé a trabajar en una consultora y tuve que hacer la planificación estratégica de una compañía farmacéutica. Era un sector que me encantaba desde las comidas en casa. Mi padre era una persona con una vocación emprendedora grandísima. También había hecho planificación estratégica para banca, y por comparación, entre lo que era la banca y la industria farmacéutica, lo tuve clarísimo", asegura este mallorquín.
Era 1989 y los dueños de la entonces Industrial Farmacéutica Cantabria habían contratado a su consultora para gestionar el cierre de una fábrica situada en Villaescusa, un pueblecito del norte de España. La primera vez que Juan Matjí la vio supo que "necesitaba muchísima inversión y sobre todo muchísima obra de mantenimiento", pero también que él podría hacerla grande y, aunque no lo exprese externamente, ya vislumbraba que podía ser el gigante que es ahora.
No lo pensó dos veces y hoy Matjí es el presidente de Cantabria Labs, una de las 20 compañías europeas farmacéuticas más importantes, con unos ingresos anuales de 242 millones de euros, que fabrica la fotoprotección más recomendada por los médicos dermatólogos en España, Italia y Portugal: Heliocare.
Pero es que, además, es la marca que ha elegido el tenista Rafa Nadal para luchar contra el cáncer de piel y los problemas provocados por la exposición excesiva del sol. Y no es el único rostro conocido que se deja embadurnar por Heliocare.
"Yo creo que el éxito de una compañía es tener equipo, repartir los roles y que el equipo esté, de alguna manera, unificado y enamorado del proyecto. Cantabria Labs es un proyecto que ha hecho que una compañía española tenga reconocimiento internacional y para eso tienes que contar con buenos profesionales", asegura.
Rafa Nadal, "el mejor español"
Valores comunes... El tenista español fichó por Cantabria Labs en 2019 después de que hubieran coincidido en algunos proyectos solidarios. Cuando se le pregunta a Juan qué tienen en común él y Nadal, pronto habla de origen, valores y familia.
"Somos mallorquines y dos personas que piensan que el esfuerzo día a día, el entorno familiar y sobre todo la honestidad son muy importantes. Es lo que más nos puede unir, esa manera de entender la vida".
El tenista ha dejado claro en muchas ocasiones que le gusta la forma de trabajar de Cantabria Labs, por eso le presta su imagen, algo bastante cotizado ahora mismo en el mercado. Pero es Matjí al que se le escapan los elogios más grandes: "Para mí Rafa Nadal es el español universal y estoy encantado de contar con él como embajador de la compañía. Los valores de Rafa Nadal están muy metidos en la vida de Cantabria Labs. El apoyo que tiene Rafa en su familia es muy importante, igual que el apoyo que podemos tener en Cantabria Labs. El equipo, la sensación de equipo".
... Y un yate. También tienen en común a Beethoven, que es el yate que Rafa Nadal le vendió a Juan Matjí en el verano de 2020.
Matjí no recuerda que le pusieran mucha protección cuando era un niño ni que sufriera esos episodios de ir con una espesa crema blanca por todo el cuerpo. "Te ponían Nivea, una hidratante para calmar los efectos del sol", bromea. Pero sí supo hace 34 años, cuando conoció la empresa cántabra, que protegerse de los rayos iba a ser una obligación en pocos años.
"Trabajábamos con la comunidad médica dermatológica, obviamente estando con ellos es normal que hablaran del cuidado de la piel, de la prevención, del daño solar y no sólo es el cáncer de piel, también las manchas, las arrugas... todas las patologías que están alrededor de un uso excesivo del sol sin protección", insiste.
De hecho, reconoce que ahora, en su casa, ninguno de sus hijos da un paso por la arena sin ir protegido de arriba abajo y ninguno de los adultos sale a la calle en pleno verano sin ponerse protección o tomársela en forma de cápsula.
"Éramos tan conscientes de la necesidad de protección que trabajamos muchísimo en la fotoprotección oral. Somos sus descubridores tras una investigación con Harvard Medical School". ¿Pero cómo llegan a imaginar que nos podemos proteger del sol tomándonos una pastilla todos los días?
"Nosotros teníamos un producto natural, que era el polypodium leucotomos, y necesitábamos buscar una investigación de reconocimiento internacional. Vimos que el padre de la medicina moderna se llamaba doctor Fitzpatrick y estaba en Harvard, así que le escribimos, le dijimos que teníamos aquí esta planta, con propiedades antioxidantes frente a los daños de la piel y que nos gustaría que apadrinase las investigaciones".
Era el año 1995 y tal y como lo cuenta Juan Matjí parece que la cosa fue tan rápida como descolgar el teléfono y decir, parafraseando a un humorista español: "¿Está Harvard? Que se ponga". Pero este mallorquín es de los que se empeñan en recordarse cada mañana que hay que ser valiente para conseguir las cosas aunque ya seas un gigante o estés camino de ello.
"Muchas veces tienes algo interesante y el mejor del mundo parece inalcanzable. Pero nosotros escribimos un fax y lo mandamos. En esa época no había correo electrónico. Y cuando a las dos semanas recibimos el fax de Harvard de vuelta y vimos el membrete, nos quedamos... ¡Habían dicho que sí! De repente, a buscar el vuelo para ir a Boston, que no había directo, explicar lo que queríamos... No llevábamos un plan estratégico desarrollado y él nos ayudó mucho".
La empresa española hizo una patente conjunta con Harvard para vender Heliocare Oral por todo el mundo con el mensaje claro de "evitar los rayos del sol tomando unas cápsulas".
Pero estas pastillas no han sido la única revolución en el mercado. Cantabria Labs también fue el primero en utilizar la cosmética en los fotoprotectores, es decir, poner protección e hidratación en un solo producto. "De qué te vale tener un buen bloqueador solar si no se le aplica la gente", explica su presidente.
Fue la puerta que se abrió para acabar metiendo la fotoprotección en la rutina diaria de hombres, mujeres y niños y para acabar con algunos mitos que volvían a la gente perezosa a la hora de utilizar bloqueadores: "Antiguamente dejaba la cara de payaso o muy blanca y nosotros trabajamos muchísimo ese aspecto, manteniendo los grados de protección que son muy importantes. La fotoprotección no es un producto cosmético, es un producto sanitario porque tiene una intención sanitaria del cuidado de la piel y prevención", insiste.
Y todo desde un pequeño pueblo de Cantabria, La Concha, donde con una empresa de 12.000 metros cuadrados y 38.000 m2 de zonas verdes fabrican hasta 30 millones de unidades de producto terminado al año que se vende, en su mayoría, en Europa.
"Al principio costaba atraer talento, sobre todo técnico, para trabajar en la fábrica en Cantabria. Y cuando fuimos a construir la nueva barajamos si la seguíamos haciendo en Cantabria o la deslocalizábamos. Pero teníamos clarísimo que si se llama Cantabria la compañía tenía que tener una parte industrial importante en esta región. Buscamos un terreno que no fuera en un polígono industrial porque queríamos que fuera un hito en paisajismo y ves que se puede hacer industrias y respetar el medioambiente".
Ahora, La Concha se ha convertido en uno de los destinos más deseados para quienes apuestan por investigación farmacéutica y dermatológica y un ejemplo de cómo se puede conseguir ese equilibrio: "Es mucho más caro haber hecho la fábrica en un entorno natural, pero también estábamos buscando utilizar los recursos que hay ahí, que era el agua del manantial de la Solía, que sale a 39 grados, y era una pena que se fuera a la ría sin que nadie utilizara esa energía calórica que emanaba de la tierra".
Pensando en verde
Juan Matjí es un hombre austero, cercano y con las cosas claras. Si hablas de medioambiente y de cómo su empresa es una de las pioneras en España en esta mezcla tan demandada, él cita al sentido común. Si hablas de cuidar el planeta, asegura que para él las duchas cortas y los grifos cerrados son pequeños gestos que pueden suponer mucho si lo hacemos todos. Conciencia, lo llaman.
Por prescripción médica camina todos los días una hora, "mis 10.000 pasos", y luego hace lo que puede con la pala de pádel, "un refugio para los que queremos competir, es que he sido muy mal futbolista toda mi vida", bromea.
Asegura que acumula puntos de Iberia por doquier en ese ir y venir entre Cantabria, Mallorca y Madrid pero con una apuesta clara en la cabeza: estar cerca de la gente, de su gente, que es cualquiera de los casi 1.000 trabajadores de Cantabria Labs.
"Siempre digo que no puede haber un día en Cantabria Labs en el que te aburras. Es importante que te diviertas en el trabajo, que te sientas realizado y eso hará que seas feliz, porque pasamos mucha parte de nuestra vida dedicada al mundo profesional".
Y una de las personas que ha decidido divertirse mucho en Cantabria Labs, y desde hace muchos años, es la propia CEO de la compañía, Susana Rodríguez, una "hija profesional" de Juan Matjí y quien, como explica el propio presidente, entró de becaria con solo 20 años y ahora es la garante de "un relevo" empresarial asegurado.
"Tengo una hija que ha hecho medicina y otro que ha hecho farmacia. A mí lo que me encantaría es que, de alguna manera, mis hijos o la gente de la familia le tengan el afecto a este negocio como el que puedo tener yo. Pero cada uno tiene su ruta personal independiente porque ellos quieren, de alguna manera ser ellos, por sus propios méritos, y Susana es una persona por la que hemos apostado dentro de la compañía y lo está haciendo de maravilla".
Una familia de cine
En la familia de Juan no sólo hay emprendedores entre fármacos, también son muy conocidos y echados para adelante los que han apostado por el cine y la televisión, por la creatividad y por la ficción. Su tío, Manolo Matjí, estuvo nominado a los Premios Goya a Mejor guion adaptado por la película Horas de Luz. Pero antes, ya triunfaba con el libreto de Los santos inocentes, El disputado voto del señor Cayo o Turno de Oficio, la mítica serie de televisión con José Luis Galiardo.
Pero el arte no se ha quedado ahí y el hijo de Manolo y primo de Juan es Nico Matjí, uno de los directores de animación más reconocidos de España. E incluso una de sus siete hijos, Mercedes, estudió cine en Los Ángeles.
El presidente de Cantabria Labs reconoce que para él cine es más que un arte, es un momento para sentarse consigo mismo y pensar, algo que no siempre se puede hacer en el día a día. "Me encanta el cine. Es un momento de, como digo, reflexión. Muchas veces vas al cine y estás concentrado en tomar palomitas y en películas de entretenimiento y no más".
'Socios' de Sofía Vergara.
La actriz estadounidense viajó hasta Cantabria sólo para ver dónde se hacía la marca de fotoprotección que le vuelve loca: Heliocare. Casi como con Harvard, esta enamorada del sol y del cuidado de la piel un día levantó el teléfono -ya no se estilan los faxes-, y llamó a la sede central en Madrid de la compañía para saber de ellos.
En realidad, Sofía Vergara quería desarrollar una marca personal y Cantabria Labs se ha ofrecido a hacer toda una línea de cosmética pero muy basada en la protección del sol.
"Será para el año que viene. Vamos a sacar una línea porque la empresa tiene ya una proyección internacional y sí o sí hay que estar presente en el mercado americano. Hemos encontrado unos buenos partners para comercializarla, en principio, sólo allí", asegura Juan Matjí.
Este mallorquín sabe que EEUU son palabras mayores, "un mercado muy complejo y muy competitivo", pero también tiene claro que debe seguir siendo fiel a sí mismo e intentarlo. "En mi vida profesional me he equivocado muchas veces y lo más importante es aprender de las equivocaciones. A veces cuando las compañías alcanzan una dimensión importante, dejan de ser valientes. Yo todos los días hago todo lo posible por seguir renovando mis notas de garantía para que la compañía siga siendo atrevida, dinámica y emprendedora".
Aunque dice que no ha visto El buen patrón (la película protagonizada por Javier Bardem) -"a mí me gusta otro tipo de cine", dice-, el título (ojo, sólo el título) le viene que ni pintado porque él nada tiene que ver con el personaje de la cinta. Digamos que todo el mundo que trabaja con Juan Matjí habla, de verdad, maravillas del "jefe".
"Tú tienes una empresa y en la empresa trabaja gente contigo, llámalos empleados o colaboradores, pero son personas y a las personas hay que tratarlas como tratas a tu familia. Yo los siento a todos como parte de mi familia", asegura.
Padre de siete hijos, el pequeño de dos años, "ese fue pandémico", bromea, es consciente de que conciliar trabajo y familia es casi una misión imposible. "Es muy difícil dar besos a todo el mundo. Si das besos en la empresa, si le das cariño a la gente de la empresa le está robando tiempo de calidad a tu familia. Y esa es quizás una de las asignaturas pendientes que hay en el mundo del emprendimiento: el poder dedicar tiempo de calidad a los tuyos".
Por eso, este amante de la montaña cántabra y del mar de Baleares, que suele recorrer con su yate en verano y cuando puede, "no hay nada como las calas rodeadas de pinos", aclara, ha apostado por la fórmula de que si no estás mucho en casa, por lo menos que sea de calidad.
"El día tiene 24 horas y tienes que sacar aunque sean dos horas, pero dos horas despejadas. A veces es difícil porque aunque salgas del entorno de trabajo, la cabeza va contigo. Y cuando la cabeza va contigo pues van los problemas o las inquietudes. Para eso tienes que tener al lado una persona maravillosa, que te lo hace fácil y en este caso mi mujer, que ayuda muchísimo".
De nuevo la importancia de la palabra "equipo", en este caso, también en casa. Quizás sólo así se explica que su casa de Mallorca se convierta cada verano en un trasiego de gente yendo y viniendo. De hijos mayores, pequeños y de un futuro nieto que llegará antes de que acabe el año.
"Voy a ser abuelo y soy padre de un niño de dos años... así que a ver... Cuando sea abuelo te contaré qué se siente", asegura con esa media sonrisa que denota la sensación de quien repasa tantas experiencias pasada como imagina las que le quedan por vivir. Metafóricamente hablando, lo mismo que le ocurre a su "otro hijo", el octavo: Cantabria Labs.
Medicamento contra la calvicie.
Aspira a ser uno de los medicamentos del año en una de las "asignaturas pendientes", como la califica Matjí. "Cada vez salen más investigaciones contra la calvicie. Nosotros hemos trabajado un fármaco que se utiliza por vía oral y la gente a veces tiene mucho miedo de utilizar los medicamentos por vía oral y hemos desarrollado la versión tópica para que se lo apliquen directamente". Este producto, toda una innovación en España, espera llegar a las farmacias este año.