Cuando se cumplen muchos años, tantos como los 84 que hoy alcanza Juan Carlos I, el presente y el pasado se juntan irremediablemente. Resulta difícil distinguir a esa edad lo que fue y lo que es. Sobre todo si hay una constante en la vida, como le ha sucedido al rey emérito. Esa constante ha sido la soledad. Porque el rey Juan Carlos, en contra de lo que parezca, ha sido uno de los españoles más solos de nuestra época, pese a su vida crecientemente disipada y caprichosa.
La frase del titular de este reportaje, "La soledad es un fardo duro de soportar", no la ha pronunciado Juan Carlos esta mañana, 5 de enero de 2022, en su soledad en Abu Dabi. Pero podría haberla dicho. Allí llegó desde España el 3 de agosto de 2020 huyendo de los escándalos.
Esta frase la formuló mentalmente el padre de Felipe VI hace ahora 75 años, cuando estaba internado en un colegio en Friburgo (Suiza) y se sentía abandonado por todos. Lo declaró en 1978 a un periodista alemán.
El pasado y el presente de Juan Carlos se juntan. De Friburgo a Abu Dabi. De la nieve a la arena. Abandonado "por todos" para un niño de 9 años como Juan Carlos significaba dejado por su familia. No comprendía por qué sus padres, Juan y María de las Mercedes, que vivían también en Suiza, en Lausana, en 1946, lo habían dejado en aquel estricto colegio marianista de niños ricos.
Este 5 de enero de 2022, ya con 84 años, tampoco acepta su suerte de náufrago de oro a miles de kilómetros de su país. Abandonado por todos, también por su familia. Como es sabido, el deseo de Juan Carlos era estar de vuelta en España en su cumpleaños, después de numerosas tentativas fallidas.
Resulta curioso que alguien como Juan Carlos, que no ha sido un ejemplo ni como padre de familia ni como marido, con sus ausencias incontroladas en Palacio y sus presencias ocultas en estancias ajenas, culpe siempre a los suyos de su enajenamiento.
El niño Juan Carlos no comprendía por qué sus padres, que vivían también en Suiza, le habían dejado en aquel colegio
En la foto que ilustra este artículo, Juan Carlos está acompañado por su padre, Juan de Borbón, en una visita al colegio Ville Saint-Jean, en Friburgo, donde el alumno Juan Carlos de Borbón (Bourbon allí) era recordado por sus profesores como un chico "de inteligencia normal, guapo, indisciplinado y muy mimado por sus anteriores institutrices"."Estas le habían permitido prácticamente todo, de modo que se consideraba como dueño y señor allí donde caía", según recoge Paul Preston en su biografía Juan Carlos, el rey de un pueblo (Editorial Debate).
Desesperada infelicidad
Preston define como "desesperada infelicidad" la que sentía Juan Carlos en Friburgo a los 8 o 9 años por la ausencia de su familia –"Mi padre prohibió a mi madre que me llamara por teléfono en los 14 primeros días de internado"-. En términos muy parecidos de infelicidad se expresa ahora el emérito, a sus 84 años, cuando habla desde Abu Dabi con los amigos íntimos que mantiene en España.
Entonces, el culpable de su extrañamiento era su padre. Y ahora es su hijo, Felipe VI, cuyo reinado se está viendo afectado por el lodazal paterno. Inicialmente Elena y Cristina pensaban estar este 5 de enero con Juan Carlos en Abu Dabi pero, al parecer, anularon a última hora el viaje debido a los contagios de ómicron.
La debacle de Juan Carlos adquiere una dimensión inesperada dando saltos de cumpleaños a cumpleaños y observando qué perpetró en cada momento. De hecho, lo bueno de vivir en el desierto será que la arena de por medio evitará añadir barrabasadas –por no hablar de delitos- a la lista real.
En 2008, Zarzuela organizó una de las mayores fiestas que se recuerdan en España, con 500 invitados, para celebrar el 70 cumpleaños del rey Juan Carlos. Todo el que no estuviera allí es que no era nadie en España.
Mucho que festejar
Visto con la perspectiva de los hechos conocidos, Juan Carlos tenía mucho que festejar: fue el año –en agosto- en el que se benefició de una transferencia de 100 millones de dólares por parte del Rey de Arabia. Si hubiera declarado en España este ingreso recibido en su cuenta de Suiza, el Rey debería haber pagado 51 millones de euros a la Hacienda del reino de España.
Diez años después, en 2018, el 5 de enero, Juan Carlos, ya rey emérito, congregó a 70 invitados para celebrar su 80 cumpleaños. Este acto, presidido por Felipe VI, fue en desagravio por la ausencia del emérito en la conmemoración en el Congreso de los Diputados en 2017 de los 40 años de las primeras elecciones democráticas. En 2018, meses después de aquella celebración en honor a Juan Carlos, el fiscal suizo Yves Bertossa inició una gran investigación sobre sus presuntas actividades fraudulentas.
Será casualidad, pero siempre aparece una sombra sobre cada cumpleaños de Juan Carlos. En 1978, la reina Sofía dio una fiesta sorpresa en Zarzuela por el 40 aniversario de su marido y ya por aquella fecha le tenía echado el ojo a Bárbara Rey.
En 2013, por su 75 cumpleaños, el periodista Jesús Hermida le hizo una gran entrevista en la que, lógicamente, no habló de la "donación irrevocable" de más de 60 millones de euros que Juan Carlos acababa de hacer a Corinna Larsen en un paraíso fiscal.
"Irreflexivo, egoísta, superficial, nada dado a la lectura, parece comprender difícilmente su posición y la de la familia real…". Según cuenta Pilar Urbano en su libro El precio del trono (Editorial Planeta), éste era parte del informe de personalidad que Francisco Carvajal, conde de Fontanar, envió en 1953 al padre de la criatura, don Juan de Borbón, con algunos atributos positivos como "generoso, afectuoso, simpático, trata a la gente modesta con sencillez, valiente".
Pasados los años, los peores augurios sobre quien se suponía iba a pasar a los libros de Historia como el mejor rey Borbón se cumplieron. Como colofón a sus desaciertos coincidiendo con sus cumpleaños, Juan Carlos perdió la corona el 5 de enero de 2014, tras celebrar la fiesta con Corinna y los hijos de ésta en Londres, no con su familia en Zarzuela, y mostrarse literalmente perdido en la Pascua Militar al día siguiente, delante de sus compañeros de armas y de España entera.
Felipe VI es otra víctima de los tremendos desaciertos de su padre
Hoy, 5 de enero de 2022, Juan Carlos está solo en Abu Dabi y su hijo, Felipe VI, no sólo no es culpable sino que es otra víctima de los tremendos desaciertos de su padre. El prestigio de la corona está en sus horas más bajas. Su discurso televisado de Nochebuena perdió más de dos millones de espectadores. Zarzuela ha dejado de hacer encuestas sobre la popularidad de la Familia Real, quizás porque más vale vivir en la ignorancia.
La actual Jefatura de Estado está lastrada por Juan Carlos, con su fardo de soledades y malas actuaciones. Felipe VI, en su octavo año de reinado -que cumplirá el próximo 19 de junio sin mancha alguna y con plena y satisfactoria dedicación-, también siente la soledad. Su gran apoyo y baluarte es, precisamente, Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno que se sostiene en el poder gracias a los votos de partidos republicanos.
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