¿Te animas a tejer en público este otoño? El proyecto La Mujer Araña abre la temporada de reuniones para aprender las técnicas de tejido en grupo. Las actividades son gratuitas y están abiertas a cualquier persona (para practicar un rato y enseñarnos unas a otras). Empieza el día 5 de octubre, en Ledicia Café (Orzán, 178), A Coruña.

Entre charlas, ovillos y tazas de café, la idea es estimular la cohesión social y así crear una comunidad alrededor de la práctica. Mucho más que una cosa de abuelas, la iniciativa tiene como objetivo dar más visibilidad al trabajo textil y que el oficio pueda alcanzar distintos públicos. El requisito para apuntarse es reservar plaza vía email (contacto@lamujerarana.com).

Los encuentros tienen lugar el segundo sábado de cada mes, durante todo el curso. En junio las reuniones se trasladan al Parque de Santa Margarita para sumarse a la convocatoria mundial del Día Internacional de Tejer en Público.

El método es simple, así que no hace falta tener conocimientos previos. En esta ocasión se dará seguimiento al proyecto Hexagonal, una "propuesta de creación colectiva para tejer redes sociales alejadas de lo virtual". Los alumnos ayudan a confeccionar una pieza de gran formato uniendo hexágonos tejidos por participantes de otras ciudades.

La enseñanza de la abuela ha sido la "medicina"

Estos talleres los imparte Verónica Novoa, argentina de nacimiento y gallega de adopción, como ella misma se declara. Vive en A Coruña desde hace más de 15 años y empezó con el proyecto La Mujer Araña tras casi una década dando clases. Durante todo este tiempo ha iniciado en el tejido a alrededor de 400 personas.

En 2011, en plena crisis económica en España, cuenta que estaba cansada de vivir "parcheando con trabajos precarios" porque en "lo suyo" (el sector de producción audiovisual y de espectáculos) ya no había nada.

"En aquél momento trabajaba para una cadena de panaderías, donde realmente teníamos mucha presión. La situación se volvió insostenible, hasta tal punto que un día terminé en urgencias con un ataque de ansiedad y media pipeta de Valium pinchada en el culo", revela en declaraciones a Quincemil.

Verónica ensañando a un alumno (Miryam Pato)

"Algo no iba bien, estaba claro", se dijo a sí misma. Según Verónica, lo que un día comenzó como un entretenimiento para ocupar todo su tiempo libre para relajarse y distraerse, meses después se ha convertido en una profesión". Y quién le enseñó todo ha sido su abuela.

"Mientras pensaba qué era lo que quería hacer, me entretenía tejiendo gorros y bufandas tal como me había enseñado mi abuela cuando era pequeña. Tejí y tejí durante meses, hasta que al fin entendí que lo que de verdad quería era trabajar de forma independiente y dar salida a mis inquietudes creativas", explica, en el sitio web del proyecto.

De hecho, su propósito personal es también transmitir esta herencia. "Un legado que para mí también sabe a cultura; en definitiva, la artesanía forma parte del lenguaje de cada pueblo", añade. Hoy se dedica a formar a tejedoras y tejedores por toda Galicia.

Beneficios del trabajo manual

La iniciativa reivindica el valor del tejido como verdadero oficio artesano. Por otro lado, también es una actividad que proporciona beneficios a nivel físico y emocional, tal y como ha pasado con Verónica. Además, tejer calma el sistema nervioso por causa de los movimientos repetitivos y también es una excelente meditación.

Fotos del Día Internacional de Tejer en Público (Miryam Pato)

"Tejiendo se trabaja la coordinación y la motricidad fina; estimula la creatividad, favorece la concentración… Incluso a nivel emocional, es una terapia muy efectiva para el tratamiento de la ansiedad y la depresión", destaca en la descripción.

"En mis clases doy tanta importancia a la técnica como a la difusión de todas estas ventajas, encarando cada sesión como un espacio donde trabajar la creatividad y la relajación a partes iguales. Cada tarde compartimos una merienda, charlamos y aprendemos a través de proyectos prácticos", señala.

Un oficio artesano que no tiene ni género ni edad

"Es cierto que cada vez hay más hombres que tejen, pero todavía queda mucho por hacer. Cuando organizamos el DITP (Día Internacional de Tejer en Público) la participación masculina fue sorprendente (50% de los asistentes) y durante la preparación del evento me encontré con un montón de hombres tejedores. Muchos habían tejido ya de niños, pero fue algo que nunca desarrollaron", dice.

"Aunque cada vez se atreven más y abandonan los prejuicios, el tejido es un oficio que todavía está muy mal valorado… Lo mismo le pasa a la gente joven, que aunque cada vez son más, les cuesta porque piensan que esto es algo de abuelas."

Cursos en otras ciudades de Galicia

De acuerdo con Verónica, la idea es impartir monográficos (sesiones intensivas de una jornada que son de pago) para las personas que no pueden comprometerse con una actividad semanal o que no tienen cómodo trasladarse a Coruña.

En noviembre, por ejemplo, habrá un taller de tejido con materiales reciclados en Oleiros. "Y a partir de ahí lo que surja, estoy abierta a colaboraciones", completa.