El CEIP Ría do Burgo de Culleredo (A Coruña) tendrá a partir de mañana el número de monitores necesarios para que el servicio de comedor en el centro se desarrolle con normalidad. Los padres y madres protagonizaron la semana pasada varias caceroladas para protestar por su posible cierre y, finalmente, consiguieron el compromiso de que desde el 1 de octubre se incorporen cuatro trabajadores más. Las protestas fueron suspendidas esta semana, ya que el centro les comunicó el viernes que había buena voluntad por las partes y que el conflicto se solucionaría en unos días.

El Consello Escolar había decidido prescindir de este servicio a partir del 28 de septiembre al no disponer de las garantías mínimas de seguridad sanitaria. El centro escolar de Culleredo tenía doce monitores en vez de los 16 que habitualmente se hacen cargo de este servicio, por lo que este mes de septiembre fue necesaria la colaboración de los profesores en el traslado de los alumnos, así como de los padres, algunos de los cuales tuvieron que cambiar turnos en el trabajo. Esto, unido al número de familias que no llevaron a los niños y niñas al comedor debido al coronavirus, ayudó a que la situación "no fuese más complicada de lo que es".

El presidente de la ANPA, José Luis López, espera que a partir de mañana haya el personal necesario para atender a las poco más de 300 plazas ofertadas en el CEIP y no a las entre 180 y 200 que se cubrieron este mes. El comedor depende de la Xunta, responsable de adjudicar el servicio a una empresa y que asegura estar trabajando para darles soluciones a sus necesidades.

El Concello de Culleredo, que apoyó en todo momento las reclamaciones, espera que la solución sea definitiva y satisfactoria por parte de la Xunta y felicitó a los padres y madres por haber conseguido su propósito a través de sus reivindicaciones. "La seguridad es prioritaria en este contexto sanitario y más en la docencia", indicaron fuentes municipales a QUINCEMIL.