El Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña ha condenado a seis acusados por acosar en diferentes zonas de la ciudad a un joven que, como consecuencia de los hechos, sufrió lesiones físicas y psíquicas, por las cuales tuvo que ser ingresado unos días en un centro psiquiátrico. Todos los condenados son mayores de edad.

"No hay duda de la existencia de una situación de acoso padecida por la víctima durante mucho tiempo y que era sistemáticamente dirigida por uno de los procesados, con la colaboración, consciente o no en su total dimensión, de los restantes implicados", asegura el magistrado en la sentencia.

El principal acusado ha sido condenado a dos años de cárcel y al pago de multas por un importe total de 4.320 euros por cometer un delito de acoso, un delito leve de lesiones y delitos continuados de quebrantamiento de medida cautelar y leve de coacciones. El juez le ha impuesto, además, la prohibición de aproximarse a la víctima y de comunicarse con ella durante cinco años y diez meses.

El juez les ha impuesto a dos de los condenados una multa de 1.080 euros y un año de prisión. Otro de ellos ha sido condenado a seis meses de cárcel, mientras que los dos últimos deberán pagar 720 y de 540 euros de multa, respectivamente. El magistrado también les ha impuesto a tres de los acusados el abono de indemnizaciones a la víctima por un total de 15.585 euros; y, entre todos, deberán pagar al Servizo Galego de Saúde (Sergas) la cantidad que haya invertido en las asistencias médicas prestadas al afectado.

El titular del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña relata en la sentencia que el principal acusado, nacido en 1997, estaba enemistado desde hacía años con la víctima "por un tema relativo al acogimiento del acusado por una familiar de la víctima y su cese, culpabilizándolo de él". El fallo señala que el acusado "prosiguió con su actitud de hostigamiento" de forma directa y a través de personas de su entorno social, incluidos los otros procesados.

El juez recalca que, como consecuencia de todo este hostigamiento y persecución, el afectado llegó a considerarse "despreciado e incomprendido". El círculo social de la víctima fue de esta forma "acortándose paulatinamente", según recoge la sentencia, lo que llevó al denunciante a "aislarse en su casa". .

Entre los hechos declarados probados en la sentencia, constan patadas al perro de la víctima, agresiones, persecuciones, gestos, burlas e insultos. Uno de los condenados llegó a quemarlo con un cigarrillo en la frente en la plaza de Pontevedra, mientras que en otra ocasión, otro le arrojó una botella de cristal, impactándole en una pierna.

La sentencia no es firme, pues contra ella cabe presentar recurso ante la Audiencia Provincial.