Babacar Tine: De trabajar con 12 años a desfilar en la Madrid Fashion Week

Babacar Tine estaba hace unos días desfilando para Pedro del Hierro en la Madrid Fashion Week, la cita de moda más importante a nivel nacional. Pero hace 13 años su vida era muy distinta. Llegó desde Senegal con su padre, que ya llevaba décadas trabajando como comerciante en A Coruña. Dejó atrás a su madre y a su hermano pequeño.

Tampoco sabía español, ni mucho menos gallego, cuando se matriculó en el Salvador de Madariaga. Nadie podía imaginar que aquel chico tímido, delgado y que solo aprobó Francés en su primer curso podría ser ahora un modelo de marcas internacionales.

Ya de vuelta del desfile, regresa a su piso de la ronda de Nelle, a su vida en A Coruña, donde pasa los fines de semana. Todavía tiene los pies bien anclados al suelo. No le mueve la fama y apenas se publicita. "Este es un trabajo, como otro cualquiera. Y cuando se me acabe, llegará otro". Tiene un rato para charlar con Quincemil antes de irse al Festival de Ortigueira. "Ya ves que tengo una vida normal", añade.

¿Cómo te sentiste al desfilar el otro día en la Madrid Fashion Week?

No fue un sentimiento muy especial. Ya había desfilado antes en la Madrid Fashion Week.

¿No hay nervios?

Los segundos o minutos antes de salir claro que tienes nervios. Pero como en cualquier otro trabajo de cara al público. Luego sales y no te das cuenta.

¿Da un subidón al terminar?

Sí, al terminar si lo has hecho bien y no has cometido ningún error claro que te entran ganas de decir: ¡De puta madre! Pero no es nada del otro mundo tampoco. Ya estamos acostumbrados y no le solemos dar mayor importancia.

¿Te imaginabas cuando llegaste a A Coruña que podrías acabar dedicándote a algo como esto?

No, realmente no. Tampoco lo busqué. Fue algo que surgió. Mi padre ya llevaba 20 años cuando yo llegué a A Coruña. Vine con él para estudiar aquí, porque mi familia consideraba que tendría más posibilidades que allí, en África. Pero en mi cabeza nunca estaba terminar dedicándome a algo como esto.

¿Cómo surgió todo?

Yo sesiones de fotos con amigos. Hice una con una empresa que se llama Galicia de Moda, de aquí de A Coruña. A raíz de esas sesiones conocí a un estilista que se llama Moisés, que hizo de intermediario. Me escribió por Instagram y me dijo que podía ponerme en contacto con gente de fuera, de Madrid y Barcelona, porque él creía que podía gustarles. Me puso en contacto con Fernando Merino, de Uno Models y ahí empezó todo.

¿Con qué marcas trabajas más a menudo?

La agencia es la que me coloca en un lado u otro según lo que busquen. Nos estamos moviendo mucho. H&M, OCB, Desigual, Springfield o Cortefield. A Inditex no he llegado todavía. Igual es que buscan gente mucho más hecha.

¿Cómo es el día a día del modelo?

Mi día a día es correos y correos. Es todo bastante formal, no nos comunicamos por wasap. Te citan para trabajos y tienes que ir encajándolos en la agenda. Un día nunca es igual a otro.

¿Cuántas veces viajas a la semana?

Donde más trabajo es en Madrid y Barcelona, salvo para campañas concretas, que son en Ibiza, Suecia, París… Donde toque. Durante la semana estoy en Madrid, hasta el jueves. El fin de semana lo paso en A Coruña. Por eso puedo seguir jugando al fútbol aquí, porque rara vez paso un fin de semana fuera.

¿Ha sido fácil o te has sentido discriminado en algún momento?

En la moda no hay racismo, sí discriminación, pero como en todos los lados. Siempre me han tratado con mucho respeto. Soy una persona muy tranquila y tímida. Creo que soy demasiado tímido para dedicarme a esto. Hay gente que no lo concibe. Me dicen: "Pero si trabajas de cara al público". No soy un bloguer ni nada parecido. Es el trabajo que me ha tocado hacer.

Llegaste sin saber nada de español. ¿Te afectó eso?

No, tampoco. No lo sé, igual tuve mucha suerte. Sí que es cierto que se puede leer que hay gente a la que han discriminado o le han tratado mal, pero a mí nunca me ha pasado nada así. Desde el primer día de clase me llevé genial con mis compañeros. Lo único duro fue el tema del idioma. Llegué un 7 de junio y en septiembre ya estaba en clase.

Tuvo que ser duro el primer año de clases.

La única asignatura que aprobé fue Francés. El resto me sonaba a chino. No pude aprender nada, solo di clases ese verano, pero solo entendía lo básico.

¿Cómo era tu día a día en aquella época?

Yo iba a clase de lunes a viernes y los fines de semana trabajaba con mi padre, que es comerciante. Así todas las semanas.

Ha sido un cambio radical.

Sí, pero como el de cualquier persona que pasa de estudiar a trabajar. La única diferencia es que yo trabajaba con mi padre ya con 12 años los fines de semana.

¿Qué esperas de tu futuro profesional?

Mi carrera como modelo es algo que está ahí. Durará seis, siete, ocho o nueve años más. Intentaré aprovechar ese tiempo y después tendré que hacer otras cosas. A medio y largo plazo, quiero seguir creciendo como modelo y ver hasta donde podría llegar. Intento ahorrar para mi familia y trato de invertir en mi país, donde está la gran mayoría de mi familia.