Cementerio de Colores

Cementerio de Colores Turismo Dumbría Dumbría (A Coruña)

Costa da Morte

El llamativo cementerio de colores de la Costa da Morte de Galicia: su cubierta imita a los árboles

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El cementerio de Père Lachaise es, desde hace tiempo, una parada ineludible dentro del callejero turístico parisino, atrayendo cada año a miles de personas para visitar las tumbas de personajes tan emblemáticos como Jim Morrison, Oscar Wilde o Edith Piaf. Ahora bien, no es necesario cruzar fronteras para adentrarse en el fascinante mundo del turismo negro o necroturismo.

Los camposantos gallegos conforman auténticos museos al aire libre plagados de historia, belleza y hasta misterio. Algunos de ellos destacan por su singularidad arquitectónica, otros por su innegable valor patrimonial e incluso existe uno en el sur de Galicia que es famoso por ser, en palabras de Álvaro Cunqueiro, "el cementerio más meláncolico del mundo", el de Santa Mariña de Dozo en Cambados. 

Más al norte, entre los paisajes agrestes de la Costa da Morte, se erige un moderno y vanguardista camposanto que logra romper con todos los moldes. El Cementerio municipal de Dumbría presume de una arquitectura que evoca el estilo neoplasticista iniciado a principios del siglo pasado por Piet Mondrian, con una vibrante paleta de colores que desafía las convenciones tradicionales de estos espacios solemnes.

En este lugar para el descanso eterno las losas que cubren cada sepultura son como un lienzo que cobra vida en diferentes tonalidades, creando un precioso, alegre y sorprendente mosaico que le ha valido a este camposante coruñés para ser bautizado popularmente como el Cementerio de los Colores.

En las entrañas de un cementerio a color

Cementerio de Colores de Dumbría

Cementerio de Colores de Dumbría Turismo de Galicia Dumbría (A Coruña)

El Cementerio de Colores de Dumbría, uno de los más llamativos de la Costa da Morte, lleva la firma de la arquitecta Rosana Pichel, la misma que diseñó el albergue de peregrinos de O Conco y otras instalaciones municipales. En el momento de su creación, la intención de esta artista gallega era la de dejar de lado los tonos sombríos o el mármol, tan tradicionales en este tipo de camposantos, para otorgarle un ápice de vida al arte funerario. El color de los nichos está inspirado, como decíamos, en las pinturas de Piet Mondrian, cuyas obras se encuentran repletas de líneas cruzadas en horizontal y vertical, con colores muy vivos en cada uno de los segmentos. 

Lo cierto es que el estilo disruptivo de este cementerio coruñés no se límita únicamente a los colores de las sepulturas. Los paseos intermedios que envuelven a los nichos se encuentran rodeados por pérgolas metálicas que, en cierta medida y de manera simbólica, tratan de reproducir un paseo cubierto por árboles.

Esto es así desde que el año 2012 se llevase a cabo la obra para convertir este cementerio municipal en una singular necrópolis neoclasicista. El cementerio en cuestión permanece abierto cada día entre las 9:00 y las 20:00 horas, con un bonito acceso que se realiza a través de un jardín que también aporta algo de vida y color a este camposanto único en Dumbría.

El otro singular camposanto de la Costa da Morte

Panorámica del cementerio Fisterra, de César Portela.

Panorámica del cementerio Fisterra, de César Portela. CKN Fisterra

Muy cerca del Cementerio de Colores de Dumbría, a poco más de media hora en coche del lugar, se localiza otro singular espacio para el descanso eterno en la Costa da Morte. Este camposanto coruñés cercado por la vida y sin muertos fue proyectado por el arquitecto César Portela hace más de 25 años, aunque la realidad es que nunca llegó a terminarse.

Este camposanto abierto al mundo fue diseñado en su día para que sus muros fueran las propias laderas de la montaña, el cielo e incluso el mar que se abre paso en su horizonte más próximo. Pese a la belleza y la quietud que reina en este rincón de la provincia de A Coruña, lo cierto es que el cementerio de Fisterra no es más que un espacio muerto: y no por los cuerpos que habitan en él, sino precisamente por la inexistencia de los mismos.