La madre de la niña asesinada, Ana Sandamil, y su abogado Luis Rifón, en el primer día del juicio por el crimen.

La madre de la niña asesinada, Ana Sandamil, y su abogado Luis Rifón, en el primer día del juicio por el crimen. Carlos Castro – EP

Galicia

La acusada de matar a su hija en Lugo asegura no recordar qué pasó: "Nunca le haría nada"

La mujer asegura que oía voces, que creía que la perseguían y que preparó agua con un potente sedante para suicidarse y "no para la niña", mientras que el padre de la menor la califica de "monstruo"

7 febrero, 2022 21:30

LUGO, 7 Feb. (EUROPA PRESS TELEVISIÓN) –

La madre de Desirée, la niña de siete años asesinada en Muimenta (Lugo) en 2019, ha afirmado este lunes que no recuerda lo que sucedió la noche de los hechos y que, aunque quiso suicidarse por los episodios psicóticos que dice que sufría con anterioridad, nunca tuvo la intención de hacer daño a la menor: "Nunca le haría nada a mi hija, era lo que más quería en el mundo", ha asegurado.

La mujer ha declarado este lunes en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Lugo, con jurado popular, para esclarecer lo sucedido en la madrugada del 3 de mayo de 2019 en la habitación en la que Desirée y su madre dormían y donde ella fue localizada sin vida.

Durante la sesión, la única acusada, que ha sido increpada por familiares de la menor a la entrada a los juzgados, ha explicado que sufría episodios psicóticos desde hacía un tiempo, por lo que pensó en quitarse la vida. "Yo sentía ruidos de noche, me pasé una semana entera sin dormir escuchando ruidos en la cabeza", ha explicado ante el tribunal. De hecho, ha apuntado que dejó un curso para desempleados que había iniciado porque sentía "que la vigilaban" y que los compañeros le estaban "echando droga en el café", así como que "oía ruidos" de noche y que la "espiaban" por el teléfono.

"Yo sentía ruidos de noche, voces extrañas", ha dicho la acusada, que ha precisado que en aquel momento su pareja se fue a vivir con ella durante un tiempo para que estuviese "más tranquila". Sin embargo, ha continuado, "esos ruidos, esa obsesión" iban "a más", por lo que pensó en quitarse la vida.

Una botella con trazodona

A este intento de quitarse la vida es a lo que la madre de Desirée atribuye que en la habitación se encontrase una botella con agua y restos de un tranquilizante llamado Trazodona, que ha reconocido que tomaba ella desde tiempo atrás. Según el escrito de acusación de Fiscalía, la mujer disolvió pastillas en una botella de agua para tratar de sedar a la pequeña el día de los hechos.

"Esa botella era para suicidarme yo, no para dársela a mi hija. Nunca le haría nada a mi hija, era lo que más quería en el mundo", ha dicho la única acusada del crimen, que ha sostenido que preparó esa botella con tranquilizantes con intención de quitarse la vida "tres días antes", movida por la situación mental que vivía, pero que no se la tomó "porque llegó la pequeña". No obstante, la mujer ha apuntado que, tras conocer que su hija estaba sin vida, aún en la vivienda de su madre, intentó de nuevo suicidarse, aunque no bebiendo de esta botella, si no tomando más pastillas, que su madre le obligó a vomitar.

Sostiene que no quería hacerle daño

A preguntas de las partes, la madre de Desirée ha negado que buscase en Internet información sobre venenos y ha reiterado varias veces que ella "nunca intoxicaría" a la menor: "Era lo que más quería del mundo". En ocasiones desorientada, la madre de la víctima, que ha roto a llorar varias veces, ha contado que la noche de los hechos durmieron juntas en la casa de la abuela en Muimenta, como solían hacer, aunque ha negado que asfixiase con sus manos a la pequeña, como apunta la autopsia. "No recuerdo hacerle nada", ha subrayado.

Ante el jurado ha dicho que se despertó esa mañana con la luz todavía apagada y que se dirigió a la cocina a preparar café. Fue al volver a la habitación y encender la luz cuando se dio cuenta de que a su hija le pasaba algo. "Pensé que se había caído de la cama", ha explicado, por lo que la cogió, la "puso en la cama" e intentó reanimarla. Al ver que no reaccionaba, avisó a su madre.

La mujer ha negado que dijese a su madre que la menor había muerto, si no que le "pasaba algo", y ha admitido que la abuela de la víctima dijo por teléfono a un familiar que la "debía de haber matado", pero que ella se lo negó. A mayores, la acusada ha explicado que tenía una relación "muy buena" con su hija. "Estábamos siempre juntas", ha añadido, "Estaba siempre conmigo, no teníamos ni discusiones ni nada, jugábamos juntas el tiempo que podíamos, pero no teníamos ningún tipo de problema", ha zanjado.

Del mismo modo, ha explicado que, al igual que sus pensamientos de persecución, desde hacía un tiempo "tenía miedo a que le pasase algo a la pequeña", por lo que no la dejó ir a una excursión y la sacó de algunas actividades. "Yo siempre protegí mucho a la pequeña, para mi era algo sagrado, era lo que más quería en el mundo", ha finalizado.

Increpada a la entrada

La Audiencia de Lugo ha acogido este lunes la primera sesión del juicio por el crimen de la pequeña Desirée, de siete años. La única acusada del crimen, por asfixia, es su madre, para la que Fiscalía, acusación particular y acusación popular piden prisión permanente revisable. En concreto, las partes que acusan a la madre consideran que de las pruebas realizadas durante la instrucción se desprenden indicios de que la sospechosa urdió un plan para acabar con la vida de su hija, de siete años.

Tal y como refleja el escrito de Fiscalía, creen que para llevar a cabo este "macabro plan", la mujer suministró a la pequeña, antes del 2 de mayo y en una fecha indeterminada, un "potente fármaco" llamado ‘trazodona’, con el fin de adormecerla para acabar con su vida. Sin embargo, no consiguió "que la menor tomara la cantidad que ella requería".

En la madrugada del 2 al 3 de mayo, prosigue el Fiscal, mientras la niña dormía en la misma cama que ella, la madre "la agarró con sus manos por ambos lados del cuello, con suma violencia, para asfixiarla". Del mismo modo, presionó "con toda su fuerza la boca y la nariz de la pequeña, hasta lograr que dejase de respirar". La niña, según la investigación, "llegó a despertarse y trató de defenderse", aunque sin lograrlo. Falleció por asfixia mecánica y oclusión de los orificios respiratorios.

Ante el edificio judicial se han vivido este lunes momentos de tensión, cuando la Policía ha trasladado a la acusada desde la prisión. Un grupo de familiares, que se habían concentrado para pedir justicia para la niña, la increpó, llegando incluso a tratar de agredirla.

Abuela

Durante la primera sesión del juicio ha declarado también la abuela materna de la niña, madre de la acusada, que ha contado los supuestos problemas psiquiátricos por los que estaba pasando su hija que, al parecer, "oía cosas" y creía "que la vigilaban".

La mañana de los hechos, ha apuntado, después de que su hija le dijese que le había pasado algo a la menor, ha reconocido que le preguntó "¿Mataste a Desi?", porque la vio "muy desorientada", como si estuviese "sonámbula" y era conocedora de que "tenía un problemita". Sin embargo, ha afirmado, su hija le dijo "no, yo no fui". Posteriormente, ha explicado, mientras esperaba a que llegasen los servicios de emergencias, llamó a dos amigas y a su hermano, a quien le dijo "que –la acusada– había matado a la niña", aunque ella volvió a negarlo. A pesar de estas sospechas iniciales, la mujer ha afirmado que "la niña para ella era sagrada".

También ha prestado declaración un técnico del 061 que acudió al domicilio tras la llamada de alerta y que ha contado como encontraron a la mejor. La "única lesión externa" que apreció en la víctima fue "en el labio inferior", aunque, una vez que la desnudaron, vieron "una mancha roja en el brazo izquierdo y en el dorso de la mano". Tras las maniobras de resucitación, observó que había "manchas marrones y rojizas en los laterales de la almohada", así como en un calcetín y en una zapatilla, ha contado. Ellos no estuvieron en contacto con la madre de la niña, si nocon la abuela.

El padre califica de "monstruo" a la madre de la menor

José Manuel Leal, padre de Desirée, ha insistido en que "jamás" notó comportamientos extraños en la madre de la menor y acusada. Además, ha destacado de ella su "maldad" y la ha definido como un "monstruo". El padre de la víctima ha declarado en torno a las 19:00 de la tarde del primer día del juicio por este crimen ocurrido en la madrugada del 2 al 3 de mayo del 2019.

Una de las claves en este caso es determinar si el trastorno psicótico del que fue diagnosticada la presunta asesina con posterioridad a los hechos fue lo que la llevó a cometer los hechos. Sin embargo, Leal ha asegurado en su declaración que "jamás" vio comportamientos extraños en la madre de la niña, con la que mantuvo una relación de unos cinco años. "Nunca noté nada", ha recalcado.

"Estando conmigo seguro que no, y sin estar conmigo, que a mí me llegara a los oídos, tampoco", ha respondido, si bien ha reconocido que hablaba con ella "lo mínimo imprescindible". Del mismo modo, al ser interrogado por su abogado, también ha negado que la niña le advirtiese de que la madre tenía algún comportamiento extraño.

La niña era "su objeto"

La relación terminó "un poco antes" de que la menor cumpliese tres años y la madre se la llevó a vivir con ella a Cospeito, a la casa de los abuelos maternos, a pesar de que la pareja residía en Culleredo (A Coruña) con motivo del trabajo del padre. Con todo, ha relatado cómo cuando estaban juntos y "cuando le apetecía, cogía a la niña y se iba para casa de su madre", en Cospeito.

Según ha respondido Leal a preguntas de la fiscal, la acusada trataba a Desirée "como que era su objeto" o "su juguete y no quería que nadie la tocase". Tras la separación, ha explicado que tenía un régimen de visitas conforme al cual "por la noche tenía que devolver" a Desirée a la vivienda en Muimenta. Tiempo antes del crimen, según ha declarado el padre de la víctima, había manifestado a la madre su intención "de dejar el trabajo, abandonar todo" y "conseguir trabajo en un lugar cercano para solicitar la custodia compartida". Incluso, tal y como ha dicho, la propia niña "quería" verlo a él "igual" que a la madre.

Notó a la niña "muy apagada"

La última vez que habló con su hija fue el 1 de mayo, dos días antes del fallecimiento, a través del teléfono. Según ha contado en su declaración, la notó "muy apagada, como triste". El día del crimen, precisamente, iba a visitar a la niña, pero esa misma mañana recibió la llamada de la abuela materna relatándole lo ocurrido. Llegó a la vivienda en Muimenta sobre las 10:15, pero la Guardia Civil le dijo que "no podía" ver a su hija. "De ahí a un rato me preguntan si bebió lejía sola y les contesté que era imposible", ha dicho, después de insistir en que Desirée era una niña muy madura para su edad.

A preguntas de su abogado sobre si alguna vez le habían detenido o denunciado por malos tratos, Leal lo ha negado. Es más, ha rechazado que su expareja le tuviese miedo: "Se reía de mí todo lo que podía y más". Como mucho, ha reconocido, pudo llegar a insultarla cuando "no le dejaba" estar con su hija. Sobre los motivos que llevaron a su expareja a matar a la menor fue "que no quería que estuviese" con él "más tiempo" ni tener "la custodia compartida". Con todo, la magistrada que dirigía el interrogatorio ha hecho constar ante el jurado que esta expresión solo refleja su opinión.

El único cruce de palabras entre el padre y la madre de Desirée ha ocurrido cuando, a preguntas del abogado de la defensa, él ha admitido que adeudaba a la madre "mes y medio o dos meses" de la pensión alimenticia de Desirée. En ese momento, la acusada intervino para replicar que eran "cinco", tras lo cual José Manuel Leal se ha mostrado molesto con la pregunta del letrado: "No sé si se me está juzgando a mí…". Leal ha estado todo el día presente en las puertas del edificio de la Audiencia Provincial, donde le han acompañado amigos y familiares en señal de apoyo. El único momento en el que se ha derrumbado ha sido justo antes de su declaración.

Otros testigos

Durante la primera sesión de este juicio también ha declarado un hermano del padre de la víctima, que ha explicado que las visitas que éste realizaba a la niña se producían en casa de los abuelos paternos, en Muimenta, ya que él residía y trabajaba en A Coruña. No obstante, ha contado que le había preguntado sobre la posibilidad de empezar a trabajar en Cospeito para mudarse y "pasar más tiempo con la niña".

Del mismo modo, también ha declarado la hermana del padre, que ha contado el encuentro que tuvo con la acusada justo después de los hechos. Tras enterarse de la noticia, la mujer acudió hasta la vivienda y se encaró con la madre de la víctima, a la que preguntó "qué había pasado". "Estaba con la cabeza agachada y, de forma muy arrogante, me dijo ‘Se tomó unas medicinas mías’, me acordaré siempre", ha destacado. En la vivienda también escuchó al abuelo de la víctima pidiendo "ayuda" a alguien -cree que un abogado– ya que su hija "había hecho algo".

Finalmente, ha declarado el padre de la acusada, que ha explicado que, el día de los hechos, la mujer se encontraba "atontada" y le dijo que "no sabía lo que había pasado". En concreto, le sugirió que pensaba que la niña "igual había tomado algo". Sobre su hija, ha dicho que es una persona "cariñosa", "sin carácter" y "para nada agresiva". Además, la ha descrito como "una muy buena madre": "Siempre querían estar juntas", ha zanjado.