El verano en Santiago de Compostela ha comenzado oficialmente con la aparición de las primeras ofensas contra el patrimonio histórico. La llegada de casi 6.000 peregrinos durante este fin de semana ha devuelto a los edificios protegidos las huellas de pintadas hechas con tiza.

La última ha ocurrido esta mañana en la iglesia de San Martiño Pinario y ha sido denunciada por la Asociación para a Defensa do Patrimonio Histórico. En la imagen que publica la entidad aparecen escritas con tizas de colores varias palabras en francés y nombres de algunos caminantes.

La denuncia llega tan solo una semana después de que el historiador del arte y autor Miguel Ángel Cajigal Vera, conocido en redes sociales como El Barroquista, llamase la atención sobre una pintada que una peregrina alemana había realizado en la Plaza del Obradoiro. La caminante había escrito los kilómetros del Camino sobre el suelo.

"Debo decir que me parece admirable que haya personas capaces de justificar que alguien pinte lo que le plazca con tiza en el suelo de una plaza protegida por ley y que es Patrimonio Mundial", escribió el historiador en sus redes sociales. "Quiero pensar que no les parecería normal hacerlo en una mezquita o castillo. Y que no vean que el respeto a ambos espacios debe ser el mismo es un reto, porque evidencia la falta de educación patrimonial de buena parte de la sociedad."

La gran afluencia de peregrinos durante la época estival ya había causado tensiones entre residentes, defensores del patrimonio histórico y turistas durante el 2022, Año Santo. Entonces, fueron las asociaciones vecinales las que tomaron la iniciativa ofreciendo un decálogo de sugerencias para los caminantes que visitaban la ciudad y que incluían, entre otros, recoger la basura o no proferir gritos cuando pasan por ciertas calles residenciales.

El Concello, por su parte, también intentó aumentar las medidas de protección en la histórica plaza del Obradoiro, prohibiendo realizar picnics en ese espacio y amenazando con multas a los que incumpliesen la norma. A pesar de ello, la imagen se ha vuelto a repetir en estos primeros compases del verano, haciéndose viral una imagen de dos peregrinos sin camiseta comiendo en la plaza.