¿Qué tienen en común un alfarero que desarrolla su trabajo en Sober, corazón de la Ribeira Sacra y un diseñador vasco, residente en Barcelona? Este fin de semana la creatividad de Elías González y Martín Azúa se fusionará en un taller en el que lo importante es "el proceso creador" y el aprendizaje colectivo.

En el marco del proyecto 12 miradas, Hijos de Rivera y el Laboratorio Creativo Vilaseco han organizado un taller pare el que 12 alumnos se desplazarán junto con el diseñador Martín Azúa al centro de trabajo que Elías González, el llamado "último alfarero", tiene en la Rectoral de Gundivós. El objetivo es "llegando desde posiciones distintas, usar un mismo procedimiento artesano".

"Todos tenemos una semilla creativa, todas nuestras acciones a lo largo de la vida tienen un toque que nace de la creatividad", es una de las máximas de Martín Azúa, que tiene obras que conforman la exposición permanente del MOMA de Nueva York. Hablamos con el reconocido diseñador, que se confiesa "enamorado de la artesanía", antes de partir al encuentro con Elías, durante su estancia en A Coruña.

¿Qué te llevó a dedicarte al arte?

Siempre se me dio muy bien dibujar, me gustaba desde niño. Había alabanzas en ese sentido, aunque era en general mal estudiante. Entonces me animé a explorar por ese lado, que me ha llevado a ser quien soy.

Algunas de las "12 miradas", obra de Martín Azúa

¿En la era digital sigue existiendo el mito del artista como genio aislado?

Nos quieren vender siempre personajes. Se ha creado un mito que olvida que los artistas son personas normales, con las mismas frustraciones que el resto, lo que ocurre es que las canalizan de una forma diferente al comunicarlas.

¿La inmediatez actual al compartir la información ayuda a que haya más inspiración?

Ahora todo se construye sobre lo que existe, porque todo está expuesto. Lo que ocurre ahora es que profundizamos y reflexionamos poco y no siempre lo que nos cuentan es verdad. Ver cosas está bien, pero todo tiene que ser en su justa medida. Creo que habría que bajar un poco la velocidad. Casi siempre nos dan las cosas hechas, con etiquetas: esto es guay, esto no. Pocas veces tenemos la oportunidad de enfrentarnos a algo sin prejuicios.

¿Los espectadores son más críticos o depende más de modas?

El arte no se deja definir, si no, dejaría de serlo. Hay una gran polémica sobre el medio y espacios en los que se muestra el arte, las galerías, los comisarios de las exposiciones. Hay mucha grandilocuencia. Grandes marcas del lujo que llevan a cabo grandes instalaciones. Creo que el arte no tiene formato, ni requerimientos físicos.

¿Sigue existiendo el arte por el arte o ya todo se supedita al mercado?

El artista siempre va a tener la necesidad de expresarse a través del arte. El extremo de dedicarse solo a vender no es bueno, tiene que haber un término medio, entre vender y divulgar. Creo que el arte se puede vender con dignidad.

¿Cómo será el taller con Elías que es un reconocido artesano de la alfarería?

Lo que hace Elías es algo mágico en estos tiempos. Una artesanía muy manual, con el torno bajo, la técnica del churro. En su proceso creativo interviene la naturaleza. En el taller nos vamos a centrar en la experiencia del proceso, iremos a aprender y a producir.

¿Cómo se fusiona el diseño con la artesanía?

Cada vez voy abandonando más el diseño industrial y acercándome a las colaboraciones con artesanos. La artesanía está viviendo un momento muy goloso. La exclusividad solo puede venir del mundo de la artesanía, o del arte. El antídoto a la homogeneidad de lo industrial viene de la mano de lo artesano, que aporta la diversidad. El día que no pueda trabajar con referentes artesanos, ya no me interesará el arte.

¿Qué mensajes quieres transmitir?

Que la naturaleza se represente a sí misma, por ejemplo, a través de un jarrón deformado por el peso de una piedra. O jarrones que abandono en un río para que el verdín dejara su huella, pintándolo de forma natural.

¿Hay un regreso a la artesanía?

La vanguardia puede ser artesana. Casi todas las obras plásticas tienen a un artesano detrás. Hay una gran avidez por trabajar con artesanos por parte arquitectos, de escultores… Yo personalmente voy hacia lo analógico. Quiero disfrutar no solo de los objetos sino del proceso de hacer.