Labandeira: un gallego entre los expertos de la ONU contra el cambio climático
Hablamos con el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo que lleva años trabajando en el grupo de trabajo que supervisa las políticas contra el cambio climático a nivel internacional
5 junio, 2019 06:00Hoy 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente
Xavier Labandeira Villot lleva años estudiando la efectividad de las políticas contra el cambio climático desde la cátedra de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo y la dirección del Centro de Investigación Economics for Energy. Además, lleva años trabajando en el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), desde donde, junto con otros colegas, se realizan recomendaciones a los políticos de todo el mundo sobre cómo afrontar el cambio climático. La última
advertencia de este grupo de expertos, publicada en un informe, señalaba que el objetivo aspiracional de que el temible e imparable incremento de la temperatura planetaria no sobrepasase 1.5Cº implicaba ya un impacto socioeconómico en los países del sur.
Un reto "complejo e inaplazable" de nuestro tiempo, tanto a nivel de gobernanza global como en los impactos a nivel local. Hablamos con este vigués experto en políticas que frenen el cambio climático en la víspera del Día del Medio Ambiente. Especialmente, sobre el impacto en Galicia y cómo estamos de preparados para actuar contra este fenómeno que nuestra generación está presenciando en vivo y en directo.
¿Qué hace un gallego en trabajando en el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU?
No estoy como gallego, estoy como académico. Hay un proceso de selección en el que participé con mis investigaciones, ya que llevo estudiando políticas climáticas desde hace años. Hay una dosis de ser útil a lo que ellos necesitan y por otro lado el hecho de que estoy dispuesto a hacerlo, como el resto de voluntarios académicos que trabajan para el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU.
Outro episodio máis do carrusel climático ao que debemos irnos acostumando en Galiza. Situacións anómalas cada vez máis frecuentes, con custos socio-económicos evidentes. https://t.co/mHZ6z5dwqD
— Xavier Labandeira (@XLabandeira) May 29, 2019
¿Es más efectivo apelar a la emoción o a la razón de los políticos para convencerles de la urgencia de actuar contra el cambio climático?
Me gustaría más que los políticos tomasen las decisiones de la forma más informada y basada en el conocimiento posible, sobre un tema tan relevante y preocupante. Aunque es cierto que los políticos responden a los votantes y a las inquietudes sociales y es posible que atiendan más a los aspectos emocionales. Al fin y al cabo los políticos son una representación de lo que existe en la sociedad. Es importante que todos vayamos tomando conciencia de lo importante que es tomar acciones personales y sociales. El problema es que tenemos poco tiempo. Si tuviésemos más podríamos hacer una serie de cambios graduales. El hecho de tener poco tiempo pone más presión sobre los políticos, para tomar medidas de más envergadura, que posiblemente les llevará a tomar decisiones poco populares o poco demandadas.
¿Hay vencedores y perdedores con el cambio climático en Galicia?
Galicia es vulnerable al cambio climático. Tenemos mucha costa y nuestra economía depende mucho de sectores primarios. Pero también tenemos muchas posibilidades para desarrollar nuevas áreas de la economía, por ejemplo en lo que respecta a las energías renovables. Aunque no lo parezca, en Galicia hay sol que la energía solar puede aprovechar, por supuesto energía eólica… Galicia es vulnerable pero no será de las regiones peor paradas, que serán aquellas donde ya existen climas muy extremos. Habrá que compensar a quienes se vean afectados por la aplicación de políticas de eliminación del carbón por ejemplo. Quiero hacer también hincapié en la eficiencia energética, ya que hay mucho por hacer en ese sentido. La mejor energía es aquella que no es necesaria producir.
¿Como padecerá Galicia los efectos del cambio climático?
Las actividades económicas de Galicia como la agricultura, la pesca y la ganadería sufrirán mucho. Otra cuestión delicada en Galicia es la contaminación ambiental, asociada al transporte y la producción industrial. Podrán aparecer novedades como la introducción de determinados cultivos que ahora no se dan en nuestro clima atlántico, o incluso a lo mejor algún tipo de turismo que ahora no se siente atraído por Galicia como destino vacacional. Pero en conjunto, la economía gallega es perdedora, al igual que el conjunto del planeta.
Una interesante aproximación desde el mundo académico estadounidense para asesorar en cuestiones ambientales… quizá debamos tomar nota en nuestro país, sobre todo ante la casi nula mención de estas cuestiones en los debates políticos de estos días https://t.co/t7jnm7lnY3
— Xavier Labandeira (@XLabandeira) April 24, 2019
¿El cambio climático cambiará la forma de socializar propia de los gallegos o el albariño perderá su acidez característica?
Cuando cambia el clima cambian las costumbres, incluso la forma de organizarnos socialmente. Cuando hay más horas de sol puede ser más fácil socializar, puede mirarse por un lado positivo, pero lo cierto es que estamos entrando a jugar con un experimento a gran escala nada recomendable. Puede parecernos que algunas de sus facetas pueden ser simpáticas. Las temperaturas que tenemos en las Rías Baixas denotan un cambio. El hecho de ir ininterrumpidamente a la playa desde el mes de marzo es algo que nunca se había visto. A mí no me parece en absoluto positivo que por causa de la acción humana se afecte al clima característico gallego con impactos de tal magnitud.
¿Cómo le afecta a A Coruña concretamente?
Hace algunos años pudimos traer a un catedrático de la Universidad de Cantabria que habló de la desaparición de la playa de Riazor por el efecto de la subida del nivel del mar en las próximas décadas. Tenemos que tener en cuenta que la subida del nivel del mar ya se está produciendo. Los temporales ya causan problemas significativos a día de hoy y serán aún más problemáticos en el futuro. También es algo importante en A Coruña, como en otras partes de Galicia, la contaminación ambiental. Abordando el problema del cambio climático es un tema que también se puede mejorar. Hay que tener en cuenta siempre la implicación que el cambio climático tiene sobre la salud humana, su impacto en la mortalidad y la morbilidad.
¿Qué clase de medidas se podrían tomar?
El cambio climático está en marcha y tendremos que adaptarnos, eso es una realidad. Una de estas adaptaciones será respecto al incremento del nivel del mar. Especialmente las ciudades costeras que tendrán que desarrollar sus planes de adaptación y A Coruña no va a ser una excepción. Es difícil hablar de plazos porque no se puede precisar el ritmo al que continuará el deshielo, pero será un tema que estará sobre la mesa.
¿Cuáles son las medidas que desde la ciudadanía se pueden llevar a cabo?
Los hábitos pueden hacer mucho: cuestiones como el transporte o el consumo energético. El ciudadano tiene un papel muy importante que jugar. Como consumidores y como votantes. A veces es más cómodo echar la culpa a los políticos o a las empresas que mirar cuál es la contribución individual contra el cambio climático.
¿Cómo ves las iniciativas como la que lanzó Zero Waste para vivir sin plástico durante una semana?
Todo lo que sea concienciar y buscar hábitos más sostenibles es positivo. Acciones como apagar la luz en la hora del planeta o tratar de no consumir plástico durante una semana sirven para concienciar, pero son preferibles las iniciativas sostenibles en el tiempo, no tanto basadas en el cambio radical. Si no actuamos de forma intensa y continuada vamos a tener muchas más dificultades. Está bien ir avanzando pero es importante que los cambios tengan prolongación en el tiempo.
¿Y la iniciativa de Greta Thunberg, a la que se sumaron los jóvenes coruñeses? ¿Serán los jóvenes los que definitivamente puedan darle un tirón de orejas a los políticos para que actúen?
Que la juventud se movilice es algo muy importante. Es algo positivo y que tiene influencia sobre la dimensión política y social. Viendo cómo se manifiesta la juventud uno siente vergüenza de haber esperado tanto sin haber entendido la magnitud del problema y además cuando ya existían soluciones al alcance de la mano hace tiempo. Indica también un cambio en la perspectiva. Parecía que el cambio climático no tenía ningún defensor actual, que aún no había nacido la generación que realmente se viese afectada. El hecho de que la juventud actual sea tan consciente como demuestra con esta movilización es un síntoma de que las cosas están peor, que el problema es más grave y más urgente de lo que pensábamos.