La pandemia ha cambiado por completo nuestra forma de vivir y ha obligado a cambiar la forma de trabajar, de celebrar y, por supuesto, el mundo de la cultura, el baile y los espectáculos.

Es el caso de Lodanzas, una academia de Santiago centrada en el ballet que en un año normal estaría preparando su tradicional gala solidaria de Navidad para la Fundación Tierra de Hombres, pero que en esta ocasión se ha visto obligada a renunciar al público en directo y adaptarse, celebrando un evento por streaming.

Momento de una clase en Lodanzas (Quincemil).

Así, el miércoles 23 de diciembre Lodanzas participará junto a Siliria Dance Center en una gala a beneficio del programa "Viaja hacia la vida" de la Fundación Tierra de Hombres, dedicado a trasladar a España a niños de países en vías en desarrollo para tratar patologías graves.

"Teníamos claro que este año íbamos a hacer algo fuese como fuese y, al no tener los medios para hacer la gala que nos gustaría, lo hemos intentado paliar con ilusión", explica a Quincemil Loli Fojón, directora de la academia, que lleva organizando desde hace seis años esta gala.

Así, y aunque en el proceso se pierda "la magia maravillosa" de la presencia y la respuesta del público, los minutos previos entre bambalinas o "la sensación al verse ante el patio de butacas", algo que "no se puede comparar", la academia se mantiene fiel a su tradición anual.

"Es una gran ilusión: en estos días en los que nos estamos planteando si va a haber Navidad, si nos vamos a encontrar o no, se ha creado un ambiente muy bonito dentro del aula", explica Fojón.

La contrapartida es que, en esta ocasión, gente que normalmente no podría acudir a la gala -bien por no conseguir entradas, bien por no poder ir a Santiago- tendrá la oportunidad de ver el espectáculo, que contará con una breve presentación y con presencia de otras disciplinas que se practican en la academia, como pole dance, baile tradicional gallego o flamenco.

La academia

Momento de una clase en la Academia Lodanzas (Quincemil).

Los cambios obligados por el complicado contexto de este año no empiezan ahora: llevan notándose desde marzo, cuando la academia se vio obligada a cerrar por dos meses durante el estado de alarma.

En ese momento, Lodanzas creó un canal de YouTube desde el que mostrar su trabajo al mundo y seguir ofreciendo material a su alumnado -tanto adultos como niños- para sobrellevar mejor el confinamiento y no dejar el baile de lado.

En cuanto se pudo retomar la actividad, el 25 de mayo, la academia reabrió adaptándose a la nueva realidad: toma de temperatura al entrar, gel hidroalcohólico, marcas en el suelo para mantener la distancia de seguridad, percheros individuales para cada alumna o espacios fijos en la barra.

"Buscamos sacarle un lado bueno y, por ejemplo, a cada alumna le asignamos un perchero con el nombre de un bailarín, así que cada niña tenía un personaje e investigaba sobre él, convirtiendo esta medida, al final, en algo didáctico", relata Fojón.

Los percheros individuales de las alumnas, cada uno con el nombre de un bailarín (Quincemil).

Asimismo, el contexto, con las distancias de seguridad inamovibles. también ha ayudado a manejar mejor el concepto de la espacialidad, fundamental en la danza. "Nunca en la vida chocaron menos".

La pandemia se ha llevado momentos habituales de cada año, como la exhibición ante las familias antes de participar en los exámenes oficiales de la Royal Academy of Dance- que también ha tenido que ser por streaming-, pero ha hecho más especiales los momentos en la academia.

"Las alumnas me dicen que cuando entran en el aula es otro mundo, hemos conseguido crear una atmósfera de trabajo que nos permite olvidarnos de lo que pasa fuera; todo lo que pase va a pasar igualmente, así que insisto en buscar el lado bueno de las cosas", concluye.